Mutante (Término)

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
(Redirigido desde Mutantes)
Saltar a: navegación, buscar
Nota: Este artículo se refiere al término de ciencia ficción. Para otros usos ver Mutante.

Un mutante es un ser que ha sufrido una mutación, es decir, una variación en la información genética codificada en su ADN.

Estrictamente, enfermedades como el albinismo o la hemofilia, o características menos dañinas como los ojos azules, son mutaciones. Existen multitud de mutaciones y constituyen, junto con la reproducción sexual uno de los motores de la evolución de las especies.

Sin embargo, dentro de la ciencia ficción el concepto está asociado a una temática muy diferente. En el ámbito de la ciencia ficción los mutantes son presentados como un paso más en la evolución humana. Son seres dotados de características especiales y superiores, como precognición o telepatía, que presentan una ventaja respecto a los humanos normales si bien, en ocasiones, estas mutaciones van asociadas a deformidades o enfermedades. Dentro de esta temática, la aparición de mutantes suele derivar a un enfrentamiento entre este grupo y los humanos normales que acaba siendo el eje de la historia.

Las mutaciones reales:

El término se deriva del latín "mutare" (cambiar) y fue acuñado por el genetista y botánico holandés Hugo de Vries a finales del siglo XIX.

La variación en el material genético de un individuo puede darse de diferentes formas. Puede tratarse de una alteración de la cadena genética, por adición o por supresión de genes o por la sustitución de unos genes por otros. Es también posible que, sin modificar las cadenas genéticas ocurra una alteración en los cromosomas que las contienen, bien por la alteración del orden de sus segmentos o, incluso, porque varía su número.

Estas alteraciones pueden tener diferentes causas. Por una parte pueden ser debida a la acción de agentes externos, como la radiación, la exposición a determinados productos químicos o, incluso, agentes biológicos como virus o bacterias. Por otra parte, pueden ser debidas a errores ocurridos de forma natural durante la duplicación de la cadena genética.

Las mutaciones pueden producir modificaciones en el organismo, modificaciones que, en los seres pluricelulares, sólo serán transmitidas a la siguiente generación en el caso de que afecten a las células reproductoras. Estas modificaciones serán, generalmente perjudiciales hasta el punto de que pueden ser letales si afectan a procesos biológicos básicos. Sin embargo, algunas modificaciones pueden producir la variación de un determinado aspecto del individuo que mejore su capacidad de supervivencia y perpetuación. De esta forma, las mutaciones son la base del proceso evolutivo de las especies.

Las mutaciones no siempre serán visibles, ya que pueden tener lugar en genes recesivos.

Mutaciones e ingeniería genética:

Aunque los seres modificados mediante ingeniería genética sí son mutantes, ya que su código genético se ha visto alterado, en realidad se entiende por mutante aquel cuya alteración se ha producido de forma no deliberada.

Mutantes en la ciencia ficción:

En la ciencia ficción los mutantes son tema recurrente. Como dijo Robert Silverberg:

"Si la ciencia ficción es, como creo, una literatura de cambios, de infinitas posibilidades, el mutante es la quintaesencia del género al centrar tales cambios en el interior de cada uno de nosotros, en el propio plasma germinal humano."

Primeros mutantes:

Los primeros mutantes podemos encontrarlos en las novelas The Telescopic Eye (1876) de W.H. Rodees, que trata acerca de un niño con visión telescópica y Un Autre Monde (1895) de J.H. Rosny que trata de otro niño, éste con capacidad de percibir el espectro más allá de la luz visible.

Pero la primera novela que trató de forma seria las implicaciones de estos seres fue The Hampdenshire Wonder (1911) de J.D. Bereford. El protagonista es un niño mudo y con cabeza desproporcionadamente grande, pero que posee una inteligencia superior y el poder de dominar a los demás con su mirada. Sin embargo, este poder no actúa sobre un disminuido hidrocefálico que, al final, es el causante de su muerte.

En 1935 Olaf Stapledon publica Juan Raro, que narra la historia de un mutante que se vale de sus poderes para enriquecerse y buscar a otros como él. Establece una colonia para mutantes en los mares del sur pero pronto entra en conflicto con los humanos normales. Al final, los mutantes comprenden que la paz es imposible y que la guerra distorsionaría su espíritu, por lo que deciden suicidarse como única solución posible del conflicto.

En 1940 A.E. van Vogt publica Slan, obra que alcanzó gran popularidad. En esta novela se describe la existencia de mutantes telepáticos, llamados "slans", de gran inteligencia pero que sufren alteraciones físicas que los delatan, y de unos "pseudo-slans" que carecen de poderes telepáticos pero que no se diferencian físicamente de los seres humanos normales. De nuevo nos encontramos con el odio de los humanos hacia los slans y, además, de una conspiración secreta pseudo-slan para dominar el mundo.

Tipos de mutantes:

Como se ve en The Hampdenshire Wonder, Juan Raro o Slan, a menudo los mutantes han sido caracterizados por los autores de ciencia ficción como seres de inteligencia superior y/o poderes psíquicos.

Para entender esto hay que tener en cuenta que los autores suelen asumir que, si las mutaciones son la causa de los cambios evolutivos, el siguiente paso evolutivo del ser humano tendrá que tener su origen en una mutación. Por esta razón, muchos autores entendieron que, dado que la evolución humana parece estar caracterizada por un incremento de la inteligencia, estas mutaciones habrían de seguir esta misma dirección.

Esta conclusión tan discutible fue sostenida, incluso, por editores de la talla de John W. Campbell. Campbell consideraba que los mutantes habrían de ser el siguiente eslabón evolutivo y no quería creer en ellos como seres potencialmente peligrosos para los seres humanos normales. Según narra Philip K. Dick acerca de su experiencia con Campbell:

"A principios de los años cincuenta, una gran parte de la ciencia ficción norteamericana versaba sobre humanos mutantes y sus gloriosos superpoderes y superfacultades, los cuales conducirían a la humanidad hacia un estadio superior de la existencia, una especie de Tierra Prometida. John Campbell Jr., director de Analog, exigía que los relatos que compraba trataran de tales mutantes maravillosos, y también insistía en que los mutantes siempre debían ser presentados como 1) buenos y 2) al mando de la situación."

Además hay que recordar que en los años '40 y '50 se dejaba notar la influencia de los dudosos experimentos de J.B. Rhine, en la universidad de Duke, en Carolina del Norte, según los cuales algunas personas podían tener poderes paranormales como la telepatía o la precognosciencia.

De esta forma, podemos rastrear una larga tradición de mutantes psíquicos como El Mulo en Fundación e Imperio (1952) de Isaac Asimov, los precogs de Minority Report (1956) de Philip K. Dick, los niños de Akira (1982) de Katsuhiro Otomo o los habitantes de las cúpulas de Marte en Desafío total (1990) de Paul Verhoeven.

Resulta curioso comprobar que en muchos de estos casos, los mutantes no sólo adquieren poderes paranormales, sino que, en contrapartida, sufren algún tipo de tara física, fealdad y esterilidad (El Mulo), comportamientos anormales como autismo (precogs), aspecto de niños envejecidos (Akira) o directamente horribles deformaciones físicas (Desafío total).

Pero no siempre es así, y hay casos como Nuestros amigos de Frolik 8 (1970) de K. Dick (autor que sentía debilidad por este tema) en los que los mutantes adquieren poderes extra sin sufrir perjuicio alguno, convirtiéndose en una clase superior que acaba dominando a los simples humanos.

Mención aparte merece Más que humano (1953) de Theodore Sturgeon. En este caso los personajes adquieren poderes psíquicos, pero no son seres aislados, sino que "coengranan" entre sí para formar un ser superior que se extiende a varios cuerpos: el Homo Gelstat, una nueva forma de evolución hacia un ser superior más que humano.

Pero no siempre los mutantes adquieren poderes paranormales; en V de vendetta (1982) el personaje V posee (o padece) una mutación capaz de hacerle resistir un poderoso virus; en El perfume (1985) el protagonista, por una parte, posee un extraordinario sentido del olfato que le proporciona un conocimiento extraordinario de los demás y, por otra, carece de olor personal propio que lo hace extraño a los demás; y en Paté de hígado (1956) de Isaac Asimov una gallina mutante (las mutaciones no son exclusivas de los humanos) es capaz de resistir la radiación y, de forma residual, poner huevos de oro.

Los mutantes de Dick:

Uno de los autores que más frecuentemente han tratado el tema de los mutantes es Philip K. Dick. La mayor parte de la obra literaria de Dick está influida por sus dudas acerca de la realidad: ¿Qué es real? ¿Qué no lo es? ¿Es algo real sólo porque todos piensen que lo es? Y si no es así, aquel que vea la realidad tal cual es ¿es un loco porque todos los demás piensen que sí lo es?

De esta forma, los mutantes y los psíquicos de Dick (en su obra ambos términos pueden considerarse análogo o íntimamente unidos) juegan con la realidad viéndola de forma diferente o alterándola. Podemos ver esto claramente en un fragmento de Desajuste (1954). En esta narración, los paraquinéticos son seres que sufren alucinaciones y que, debido a sus poderes, son capaces de hacerlas realidad en su entorno cercano. Como explica uno de los personajes:

"El P-Q lleva a la práctica sus delirios. Por lo tanto, en cierto sentido no son delirios..., a menos que puedas distanciarte y comparar su zona deformada con el mundo real. ¿Como puede hacer eso un P-Q? Carece de patrón objetivo. No puede distanciarse de sí mismo y la deformación le sigue a donde va."

Así, en Ubik tenemos una joven puede modificar el pasado (no es un viaje temporal ya que no se desplaza al pasado, simplemente puede hacer que varíen actos que ya ha realizado); en Minority Report tenemos precognoscientes que ven el futuro pero que, por ello mismo, ayudan a cambiarlo de forma que a las personas se las juzga por actos que no han cometido; en El hombre dorado (1953) tenemos a un ser que no necesita hablar ni pensar, ya que es capaz de prever las consecuencias futuras de sus actos y tomar las decisiones más ventajosas...

Una de las características más notables de estos relatos es que, según Dick, la convivencia entre humanos normales y mutantes psíquicos difícilmente será pacifica.

Enfrentamiento:

La historia humana ha demostrado a menudo que la reacción ante lo desconocido es la desconfianza y el rechazo; los encuentros entre culturas diferentes han sido demasiado a menudo violentos y, cuando una de las dos es claramente superior tecnológicamente a la otra, la confrontación ha terminado en la dominación (cuando no exterminio) de la más débil.

Con estos precedentes no es raro que muchos autores (ya desde Juan Raro y Slan) hayan supuesto que los seres humanos verían en los mutantes una amenaza... amenaza que, a menudo, resultaría real, dado que los mutantes, en virtud a sus poderes superiores, podrían realmente abrazar la idea de dominar a los humanos inferiores (y hasta conseguirlo, como en Nuestros amigos de Frolik 8).

Es habitual en escenarios apocalípticos (especialmente en los ambientados tras un holocausto nuclear, donde las radiaciones producen numerosas mutaciones en las generaciones posteriores) ver que los mutantes son discriminados como si fueran una forma de vida inferior. Los encontramos vagando fuera de las ciudades en Juez Dredd o escondidos en las alcantarillas en Futurama (donde podemos encontrar a Leela, un magnífico ejemplar de mutante hembra).

Este escenario sería, pues, el caso contrario al de Nuestros amigos de Frolik 8: Los mutantes no adquieren poderes extra, sino que además de las taras físicas son discriminados. Es lo que vemos en Acción mutante de Álex de la Iglesia donde un grupo de mutantes se rebela. y podemos encontrar la siguiente declaración de orgullo mutante:

"Somos soldados del ejército mutante y vamos a ganar la guerra. La sociedad nos trató como mierda y ahora les vamos a dar por el culo. El mundo está dominado por niños pijos y por hijos de papá. ¡Dios! Basta ya de mierdas light. Basta ya de colonias, de anuncios de coches, de aguas minerales... No queremos oler bien, no queremos adelgazar. Sólo quedamos nosotros, amigos míos. Todo el mundo es tonto o moderno. Somos mutantes, no pijos de playa ni maricones diseño. Y ahora vamos a enseñar a esos mierdas lo que es terrorismo."