La ciencia ficción como género underground

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Actualmente la ciencia ficción es un género "underground" , entendido el término como un movimiento cultural ajeno a la cultura oficial, el denominado "mainstream" (literalmente, "corriente principal" en inglés).

A pesar de tener más de un siglo de historia y de abarcar todas o casi todas las representaciones artísticas (literatura, cine, teatro, música, ilustración e incluso arquitectura), las grandes obras que ha ofrecido el género (con frecuencia, excelentes en su forma y su proposición) han sido generalmente obviadas tanto por el público como por los propios especialistas artísticos. Cuando, inopinadamente, a alguna se le han reconocido estos méritos artísticos, la etiqueta de género ha sido prudentemente apartada y sustituida por eufemismos que pretendían desvincular la obra de un género que tenía mala fama.

Origen del fenómeno:

Antes de que el término ciencia ficción existiera, autores como Julio Verne (1828 - 1905) o H.G. Wells (1866 - 1946) gozaban de cierto reconocimiento escribiendo novelas en las que la especulación científica era la base de la historia. Sin embargo, la creación en 1929 del término "science fiction" por parte de Hugo Gernsback (que ya antes había inventado el termino "scientifiction") dentro del contexto de las revistas pulp, marcó el inicio de un cambio de la percepción que se tenía del género.

La estrecha asociación de una parte del género, la space opera, con estas revistas de portadas llamativas e historias de escasa calidad, hizo que el término fuera identificado con lo que las portadas de esas revistas mostraban: literatura de aventuras de poca trascendencia dirigidas a un público adolescente. Y lo cierto es que una gran parte de la ciencia ficción de entonces encajaba con este cliché. La producción del género en estos años, por lo general, fue de escasa importancia (cuando no de mala calidad) y sólo unos pocos autores consagrados por la cultura oficial, como Karel Capek o Aldous Huxley, se atrevían a acercarse a la temática de ciencia ficción sin temor a ver su obra relacionada con el pulp.

En 1938 John W. Campbell tomó las riendas de Astounding dando inicio a la llamada edad de oro. Al margen de otros defectos, su estrategia editorial se basaba en conseguir aumentar la calidad de lo publicado, impulsando la profesionalización de los autores. No puede decirse que, en términos generales, en esta edad de oro la ciencia ficción "popular" alcanzara finalmente las cotas de calidad de la cultura principal (con autores como John Steinbeck, Albert Camus o Samuel Beckett, por citar a tres cualesquiera), pero si se dignificó y puso las bases para una futura literatura de gran calidad.

Desde entonces, el panorama ha cambiado mucho. El género ha crecido, progresado, evolucionado... La nueva ola en los años 60 y 70 supuso una ruptura literaria con las épocas anteriores, las temáticas se hicieron más humanistas y los autores comenzaron a atender por igual a la especulación y al cuidado de la forma literaria; el ciberpunk, en los años 80, supuso una revolución formal y expresiva que fue más allá del propio género, influyendo en otros artes y en la misma sociedad.

Entonces, ¿por qué la ciencia ficción sigue siendo un género underground?

Una evolución ignorada:

En 1967 Harlan Ellison publicó su antología Visiones peligrosas en la que reunía relatos de varios autores de ciencia ficción, todos ellos con una misma premisa: debían ser rompedores.

En esta antología, uno de los prólogos correspondía a Isaac Asimov, quien decía:

"Hoy —en el mismo día en que escribo esto— he recibido una llamada telefónica del New York Times. Publican un artículo que les envié por correo hace tres días. Tema: la colonización de la Luna.
¡Y me dan las gracias por ello! ¡Por la Luna!... ¡Cómo han cambiado los tiempos!
Hace treinta años, cuando empecé a escribir ciencia ficción (yo era muy joven por aquel entonces), la colonización de la Luna era estrictamente un tema para las revistas pulp con llamativas portadas. Era literatura de no-me-digas-que-me-crea-todas-esas-tonterías. Sobre todo ¡era literatura escapista!
A veces pienso en eso con una especie de incredulidad. La ciencia ficción era literatura escapista. Nosotros éramos escapistas. Nos alejábamos de problemas prácticos tales como el béisbol infantil, los deberes en casa y las peleas con los compañeros, para entrar en el increíble mundo de la explosión demográfica, de las naves cohete, de la exploración lunar, de las bombas atómicas, de las radiaciones tóxicas y de la atmósfera polucionada.
¿No era algo grande? ¿No era admirable la forma en que nosotros, los jóvenes escapistas, recibíamos nuestra justa recompensa? Nos preocupábamos de todos los problemas grandes e insolubles de hoy en día unos veinte años antes de que lo hicieran todos los demás. ¿Cómo podía considerarse eso escapismo?
Pero hoy uno puede colonizar la Luna dentro de las serias páginas grises del New York Times; y no como un argumento de ciencia ficción, en absoluto, sino como un sobrio análisis de una situación completamente real.
Eso representa un cambio importante, y con una relación inmediata con el libro que tienen ustedes ahora en sus manos."

El mismo Ellison dice en un prólogo posterior:

"Durante veintitantos años el fiel fan de la ficción especulativa había permanecido golpeándose el pecho y gimiendo que el mainstream literario no reconocía las obras literarias realmente imaginativas. Se lamentaba del hecho de que libros como 1984, Un mundo feliz, Limbo y La hora final hubieran recibido aclamaciones de la crítica pero no hubieran sido etiquetados como "ciencia ficción". De hecho, argüía, fueron automáticamente excluidos de acuerdo con la simplista teoría de que "eran buenos libros; no podían ser considerados junto con esa basura de la ciencia ficción".
(...)
Aún se le puede oír murmurando de forma paranoica en el trasfondo, pero actualmente es más un fósil que una fuerza. La ficción especulativa ha sido descubierta, y está siendo usada por el mainstream, y se halla en proceso de ser asimilada."

Sin embargo, en la presentación del Premio UPC de 2003, en su conferencia, Orson Scott Card se lamentaba de que la literatura mainstream se había anquilosado en una desproporcionada búsqueda de la pureza de la forma y el estilo, mientras que la ciencia ficción, que seguía planteando dilemas y temas novedosos e interesantes, seguía estando marginada.

Es decir, treinta y seis años desués de que Ellison mostrara su optimismo porque "la ficción especulativa ha sido descubierta, y está siendo usada por el mainstream", tras el increíble cambio experimentado por el género en la nueva ola, tras la increíble influencia que un género como el ciberpunk tuvo en todos los medios y en la misma sociedad... tras todo esto la situación seguía (y sigue) siendo la misma: escasa consideración (cuando no marginación) por parte del mainstream.

¿Cómo es posible que la evolución del género haya pasado uinadvertida a estudiosos y literatos? ¿cómo es posible que no hayan apreciado el valor ni el interés de las premisas que se plantean, ni la inmportancia de los temas que se tratan?

El desconocimiento del género:

Hoy en día, cuando autores tan reconocidos como Cormac McCarthy (La carretera, 2006), Philip Roth (La conjura contra América, 2004) o Kazuo Ishiguro (Nunca me abandones, 2005) se acercan sin complejos a la ciencia ficción, parece que hay razones para afirmar de nuevo, como hiciera Ellison, que la ficción especulativa ha sido por fin descubierta por la cultura oficial.

El panorama actual difiere de aquel que le hiciera entrever que la ciencia ficción había salido de su ostracismo. Mientras que Ellison afirmaba que la sociedad en general había descubierto por fin a los autores y a las obras de ciencia ficción, lo que hoy se pretende señalar es que ahora son autores ajenos al género quienes se están interesando por sus premisas para incorporarlas a su literatura. No es la sociedad y la cultura la que se interesa por los productos de un fenómeno contracultural, sino que se interesa por las premisas de este fenómeno underground para producir sus propias obras.

Pero, ¿no estaremos de nuevo ante un espejismo? ¿Realmente la ciencia ficción será considerada como lo que es: un género serio que especula acerca de temas importantes? ¿O seguirá siendo marginada? Y si es así, ¿por qué?

Es decir: ¿Por qué la ciencia ficción sigue siendo un género underground?

Seguramente debe haber varios motivos, y ninguno de ellos parecería suficiente pero, en su conjunto, hacen que el género no consiga salir del tópico en el que se le ha encasillado.

Desconocimiento del género por parte del público:

Como bien decía Ellison, obras como Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932), 1984 (George Orwell, 1949), Limbo (Bernard Wolfe, 1952) o La hora final (Nevil Shute, 1957), obras de prestigio y reconocidas por el maintream, no son consideradas ciencia ficción.

Existe el tópico de que la ciencia ficción trata de cadetes y héroes espaciales viajando en cohetes y luchando con pistolas de rayos contra malvados extraterrestres. Existe, en definitiva, el tópico de la ciencia ficción sigue estando vinculada única y exclusivamente a la space opera y las malas historias del pulp, limitado a obras como Star Trek o Star Wars.

Para el correcto conocimiento y reconocimiento del género es necesario que el público en general comprenda que el ciancia ficción no sólo son historias de naves espaciales e invasiones alienígenas. La ciencia ficción es más bien ún metodo de aproximación a través de la ficción a temas que no siempre pueden ser abordados por otros géneros. ¿Cómo especular acerca de las posibilidades de la clonación o la ingeniería genética? ¿Cómo alertar de los peligros del armamento nuclear o de la superpoblación si no es planteando dichos escenarios, haciendo ver sus riesgos a través de daño que producen a los protagonistas?

La ciencia ficción existe porque la literatura o el cine mainstream no siempre son la forma más adecuada de acercarse a determinados temas.

Desconocimiento del género por parte de autores y críticos:

Un segundo factor importante es, sin duda, los prejuicios de muchos autores, críticos y teóricos de la literatura mainstream.

Estos prejuicios vienen dados por el tópico anterior: los autores de la corriente principal asocian ese tópico al género y, o bien se niegan a leer y conocer nada que tenga la etiqueta de "ciencia ficción", o si las leen son incapaces de valorarlas en justicia porque han sido etiquetadas como "ciencia ficción", o bien se niegan a aceptar que obras que sí valoran como 1984 puedan ser etiquetadas como "ciencia ficción".

En todo caso, estamos hablando de prejuicios, con todo lo que eso supone.

Miedo a la ciencia:

Tampoco cabe descartar el miedo o la ignorancia que la ciencia y la tecnología provocan a estudiosos y literatos, habitualmente gente de letras con escasos conocimientos de estas materias.

La especulación acerca de temas como la clonación, la ingeniería genética, las bombas atómicas, informática, Internet... requieren conocimientos de biología o física que, en ocasiones, pueden ir más allá de lo que los especialistas en literatura pudieran tener. Otros temas no tan técnicos como el de la superpoblación o la contaminación ambiental pueden sí requerir un enfoque racional y lógico que no puede ser suplido por analogías o alegorías.

Es decir, los conocimientos científicos y técnicos necesarios o el enfoque racional de los temas pueden resultar confusos a especialistas en materias de letras.

La responsabilidad del fandom:

Pero hay otro factor que no podemos descartar, y que es que, en el fondo, a los aficionados nos gusta esa imagen marginal que transmite el ser underground.

Quien acuda a una tertulia de ciencia ficción verá que los aficionados al género, a priori y tomados en conjunto, no son muy diferentes del resto de la gente. Son gente normal y corriente que se reúnen para hablar de una afición común, compartir impresiones y experiencias e, incluso, realizar actos más o menos concurridos acerca del esa afición que los une. En este sentido, los aficionados a la ciencia ficción no son diferentes a los miembros de una asociación de montaña cuando se reúnen para ir al monte, o una asociación micológica organizando una exposición para dar a a conocer el fascinante mundo de las setas.

Pero no es menos cierto que el gordito calvo con perilla, gafas de pasta y camiseta negra existe y que, muchos de ellos, alimentan deliberadamente una cierta imagen marginal, buscando diferenciarse de la corriente principal... al mismo tiempo que se lamentan de ser marginados y no ser comprendidos por dicha corriente.

Mucho peor es el caso de los frikis, los auténticos frikis que acuden a convenciones de Star Trek o Star Wars disfrazados de sus personajes favoritos, discutiendo acerca de las diferencias técnicas de un TIE Fighter frente a un TIE Interceptor o hablando en klingon. Que sean pocos, que la Space Opera sea un subgénero menor dentro de la ciencia ficción, alejado del núcleo especulativo que es el grueso del género, no importa. Son ellos quienes, por llamativos, aparecen en los medios de comunicación.

De esta forma, tanto el intelectual gafapasta como el friki disfrazado de Jedi se convierten en la imagen visible, en los elementos llamativos por diferentes, ayudando a mantener los tópicos y prejuicios que, aún hoy, se mantienen acerca del género.

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