Biblioteca ficticia
Un recurso frecuente en los géneros no realistas (ciencia ficción y fantasía) es el postulado de obras ficticias, principalmente literarias, pero también fílmicas, pictóricas o en cualquier otro formato artístico, insertas dentro de la narración. Son obras ficticias en el sentido de que son libros (o películas, o cuadros, etc) que únicamente existen de manera completa en el mundo de ficción creado por el autor, sin existencia en la realidad más allá de su título y algún que otro detalle de su pretendido contenido: una sinopsis, algunos párrafos extraídos o, incluso, una crítica (también ficticia, por supuesto) que, a su vez, ineludiblemente, forman parte de la obra original.
Estas obras pueden cumplir varias funciones, aunque merece destacarse su uso como elemento de contextualización. Fragmentos citados de estas obras ayudan al autor a definir y caracterizar el mundo que ha imaginado de una forma más inmersiva para el lector, al tiempo que dotan al escenario de la acción de una mayor textura, enriqueciéndolo con elementos culturales propios.
También en los géneros llamados realistas se recurre al uso de obras imaginarias, pero su función suele ser otra. Tomemos como ejemplo El nombre de la rosa (Umberto Eco, 1980). En una abadía benedictina imaginada en el norte de Italia en el turbulento siglo XIV sucede una misteriosa muerte que el abad pide al franciscano Guillermo de Barkerville que investigue. Guillermo comienza sus pesquisas y lo que parecía un caso de suicidio se complica en una intrincada serie de muertes alrededor de un misterioso libro: el segundo libro de poética de Aristóteles. Esta obra inexistente se convierte en el eje de la novela, pero su función es servir de McGuffin, un elemento catalizador de los sucesos que se narran.
De igual manera, la ficción realista ha utilizado obras ficticias para que realizaran otras funciones, integradas como elementos de la trama o como facilitadores del pacto de ficción; pero en muy pocas ocasiones han sido utilizadas para describir y enriquecer el escenario.
En los géneros no realistas, sin embargo, el lector se enfrenta a un escenario que puede llegar a estar muy alejado de su experiencia personal, radicalmente distinto de las coordenadas culturales, históricas y sociales que le pueden ser familiares. El autor construye un mundo imaginario desde cero, con su propia historia, mitología, costumbres... A menudo resulta difícil transmitir todo ello únicamente a través de la acción, y recurrir a largas explicaciones y descripciones puede romper el ritmo de la lectura o comprometer el pacto de ficción, ya que la lectura siempre resulta más inmersiva cuando el lector percibe que la obra ha sido escrita como si él mismo formara parte del mundo donde se da la acción. Recurrir a textos y obras imaginadas puede ayudar al autor a resolver este problema, al tiempo que, casi sin pretenderlo, abre la posibilidad a otros interesantes usos metaliterarios.
Esta herramienta no es exclusiva de la ciencia ficción y la fantasía; pero, como hemos tratado de mostrar, su desarrollo, por mera necesidad, ha sido más fuerte dentro de estos géneros no realistas.
Tabla de contenidos
Como propiciadores del pacto de ficción:
Muy interesante resulta el recurso de acudir a la invención de una obra ficticia como vehículo para introducir la narración. Se trata del socorrido "manuscrito encontrado" en una botella, en un viejo estudio, en una librería de antiguo o entre papeles olvidados de un oscuro antepasado, siempre utilizado como herramienta para establecer el pacto de ficción con el lector, en el que el autor interpreta el papel de honesto transcriptor. El truco pretende eludir la evidencia de que la obra es la representación de un mundo imaginado, para convertirse en una crónica o, al menos, la copia de un documento genuino. Los ejemplos de su uso son innumerables, tanto del lado de la ficción como por parte de los géneros realistas. En estos casos, sin embargo, no vamos a considerar que estamos ante obras ficticias, sino meramente ante documentos ficticios. Es decir: lo que no es real es el hallazgo del documento, pero el contenido del documento encontrado se identifica plenamente con el contenido de la obra entregada al receptor.
Como elementos de contextualización:
A menudo el autor recurre a libros imaginarios para enriquecer y caracterizar el escenario con elementos culturales que le son propios; el lector no tiene la sensación de estar siguiendo una simple línea de acción, sino que percibe a su alrededor un contexto que le da mayor sentido. Así, mencionar un capítulo de un libro de historia puede aportar al lector el conocimiento de un acontecimiento pasado, describir la relación de los personajes con obras literarias puede ayudar a definir el grado o modo en que la cultura es aceptada por la sociedad, textos religiosos pueden caracterizar la religiosidad de dicha sociedad, textos prohibidos podrían anunciaría la existencia de censura y opresión... y todo esto se consigue mediante un elemento del propio escenario, sin recurrir a explicaciones que cortan el ritmo de la acción.
En ocasiones, además de mencionar estas obras imaginarias, el autor ofrece al lector fragmentos de estos textos. Se pueden presentar párrafos como cabecera de los capítulos, como ocurre en Dune (Frank Herbert, 1965) con los libros que la princesa Irulan escribió sobre Muad'Dib (Frases escogidas de Muad'Dib; Canciones de Muad'Dib; Muad'Dib, comentarios familiares...) o con Fundación (Isaac Asimov, 1951), donde cada episodio viene encabezado por un párrafo de la Enciclopedia Galáctica (Asimov llega a indicar en una nota al pie el año de edición de la obra citada, así como el permiso de los editores para la cita). De manera similar procede Miguelanxo Prado en su obra inaugural, Fragmentos de la enciclopedia délfica. En ella, Prado inicia cada historia con una pequeña referencia a dicha enciclopedia, que sirve como herramienta para poner en contexto la narración subsiguiente, al tiempo que hila los diferentes episodios para confeccionar una historia del futuro de la humanidad, fragmentada, pero con un significado completo.
En otras ocasiones, su contenido es leído como parte de la trama. Un buen ejemplo de esto es la Guía del autoestopista galáctico (Douglas Adams, 1978). En el libro, a menudo el protagonista se encuentra ante situaciones que requieren explicación. En estos casos, en vez de ser el narrador quien dé las explicaciones, se recurre a la Guía del autoestopista galáctico, que es quien explica que la mejor bebida alcohólica de la galaxia es el detonador gargárico pangalático, que los vogones son una de las razas más desagradables de la galaxia o que el pez Babel (pequeño, amarillo y parecido a una sanguijuela) es la criatura más rara del universo.
Un caso extremo es el del autor Kilgore Trout de Kurt Vonnegut (basado en el autor Theodore Sturgeon). Vonnegut imagina para Trout no sólo una serie de libros y relatos (de los cuales llega incluso a describir la trama), sino toda una biografía. Trout aparece en varias de las obras de Vonnegut, creando así una serie de referencias internas que los seguidores del escritor reconocen y que dotan de unidad y textura al conjunto de dichas obras.
Como McGuffin:
Por supuesto, todo lo anterior no impide que en obras de géneros no realistas aparezcan también obras imaginarias a modo de McGuffin, dotando de una motivación a los personajes del mismo modo que se indicaba para las obras realistas.
El caso más claro de esta función es Fundación, de Isaac Asimov y, en concreto, el relato Los enciclopedistas (1941). En este relato la elaboración de una Enciclopedia Galáctica parece ser el motivo de la existencia de la colonia de eruditos reunida en el planeta Términus. La realidad es otra, pero esta creencia por parte de los protagonistas impulsa y dirige sus decisiones antes de que el dramático final suponga un duro giro de los acontecimientos.
Como parte de la trama:
En ocasiones, el mismo libro se convierte en un elemento fundamental de la trama, que gira alrededor de dicho libro.
Este podría ser el caso del Manual ilustrado para señoritas de La era del diamante (Neal Stephenson, 1995). En esta novela el ingeniero Hackworth recibe el encargo de realizar un manual interactivo para la educación de una niña. Sin embargo, el libro le es robado y, gracias a él, una niña pobre tiene acceso a una educación muy superior a la que, en principio, debería haber tenido acceso.
En un menor grado podría mencionarse la Teoría y práctica del colectivismo oligárquico de Emmanuel Goldstein que aparece en 1984 (George Orwell, 1949). A diferencia del Manual ilustrado para señoritas el libro de Goldstein tiene una presencia mucho menor en la obra en la que aparece, pero es uno de los elementos fundamentales de la trama al permitir a Winston, el protagonista, ver la forma en que se domina la sociedad (aunque no muestre las motivaciones que llevan a ello). Por supuesto, esto no impide que, además, el libro cumpla una función de McGuffin; encontrar y leer este libro es la motivación de Winston durante buena parte de la novela.
Biblioteca ficticia:
Autor: | Obra: | Referencia: |
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Abdensen, Hawthorne | La langosta se ha posado | El hombre en el castillo (Philip K. Dick, 1962) |
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Bell, William & Bishop, Walter | Zerstörung durch Fortschritte der Technologie (Destrucción debido al avance de la tecnología) | Fringe (J.J. Abrams, Alex Kurtzman, Roberto Orci, 2008) |
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Comisión de traductores ecuménicos (CTE) | Biblia naranja | Dune (Frank Herbert, 1965) |
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Corrino, Irulan | Manual de Muad'Dib Muad'Dib, comentarios familiares Frases escogidas de Muad'Dib Historias de Muad'Dib para niños Diccionario de Muad'Dib Análisis de la crisis arrakena La humanidad de Muad'Dib En la casa de mi padre Canciones de Muad'Dib Conversaciones con Muad'Dib El despertar de Arrakis Reflexiones personales sobre Muad'Dib La sabiduría de Muad'Dib Muad'Dib, el hombre El conde Fenring, un bosquejo Los proverbios de Muad'Dib Muad'Dib, las consecuencias religiosas Muad'Dib, las noventa y nueve maravillas del universo Leyendas escogidas de Arrakis |
Dune (Frank Herbert, 1965) |
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Dowland, Jack | El padre en el muro Orfeo con pies de barro |
Orfeo con pies de barro (Philip K. Dick, 1964) |
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Editores de Ursa Minor Beta | Guía del autoestopista galáctico | Guía del autoestopista galáctico (Douglas Adams, 1979) |
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Goldstein, Emmanuel | Teoría y práctica del colectivismo oligárquico | 1984 (George Orwell, 1948) |
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Hackworth, John Percival | Manual ilustrado para señoritas | La era del diamante (Neal Stephenson, 1995) |
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Hamilton, Henry Rhodes | Autobiografía | El índice (J.G. Ballard, 1977) |
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Hannahan, Patrick | Gigamesh | Vacio perfecto (Stanislaw Lem, 1971) Patrick Hannahan y las guerras secretas (Eduardo Vaquerizo, 2012) |
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Lapidor, Marmagedón | Halogénico | El acertijo, (Stanislaw Lem, 1993) |
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Silvestre, Patrick | Los once individuales | Stand Alone Complex 2nd GIG (Kenji Kamiyama, 2004) |
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Trout, Kilgore | El gran tablero El evangelio del espacio La maravilla sin entrañas Maníacos de la cuarta dimensión El árbol del dinero (...) |
Dios le bendiga, Mr. Rosewater (Kurt Vonnegut, 1965) Matadero 5 (Kurt Vonnegut, 1969) El desayuno de los campeones (Kurt Vonnegut, 1973) Galapagos (Kurt Vonnegut, 1985) |
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Ts'ui Pên | El jardín de senderos que se bifurcan | El jardín de senderos que se bifurcan| (Jorge Luis Borges, 1941) |
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VV.AA. | Almanaque (revista) | El diario (Stanislaw Lem, 1963) |
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VV.AA. | Enciclopedia délfica | Fragmentos de la enciclopedia délfica (Miguelanxo Prado, 1983-1984) |
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VV.AA. | Enciclopedia galáctica | Trilogía de la Fundación (Isaac Asimov, 1951) |
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VV.AA. | Orbis Tertius: Primera Enciclopedia de Tlön | Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (Jorge Luis Borges, 1940) |
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VV.AA. | Solárica
|
Solaris (Stanislaw Lem, 1961) |
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VV.AA. |
Serie Tichiana, tomos I a XVIII
|
Diarios de las estrellas (Stanislaw Lem, 1954-1971) |
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Wiles, Seamus / Weiselauss, M. / Weiss, Samuel | La Primera Gente / The First People / Die Ersten Menschen | Fringe (J.J. Abrams, Alex Kurtzman, Roberto Orci, 2010) |