Galápagos
Galápagos | |
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Autor: | Kurt Vonnegut |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Galapagos |
Revista o libro: | Galapagos |
Editorial: | Delacorte Press |
Fecha | Fecha desconocida de 1985 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Galápagos |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | Adaptada al teatro en 2014 |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Kurt Vonnegut (1985)
Galápagos es una de las más conocidas novelas Kurt Vonnegut, una sátira cargada de humor negro que pone en cuestión los aparentes méritos de la inteligencia humana en términos evolutivos.
Tabla de contenidos
La trama:
En medio de una crisis económica mundial, seis pasajeros de lo que se ha dado en llamar “El crucero del siglo para la exploración de la naturaleza”, contra todo pronóstico, han acudido al puerto de Guayaquil para embarcar en una expedición a las Galápagos, en este crucero para multimillonarios que pretende visitar las islas siguiendo los pasos de Darwin.
Sin embargo, la violenta crisis económica ha producido que el sucre ecuatoriano se devalúe vertiginosamente, provocando inestabilidad política, disturbios entre la población e incluso el despliegue del ejército. El gobierno americano recomienda a sus ciudadanos no viajar a Ecuador y la práctica totalidad de las celebridades del crucero (Jacqueline Onassis, Mick Jagger, etc…) han anulado su reserva.
Sólo un multimillonario aventurero, su hija ciega, un matrimonio japonés invitados del mismo, una profesora viuda y un estafador han acudido a la capital por motivos diversos.
Cuando la situación en Guayaquil escapa al control de las autoridades, refugiarse en el barco parece una buena idea.
El voluminoso cerebro humano:
Muy desde el principio, Vonnegut, a través del narrador, nos indica que el verdadero antagonista de la historia no es otro que el excesivamente voluminoso cerebro humano. Su hipótesis se basa en que la tremenda complejidad de este cerebro lo hace tendente a la mentira y al autoengaño y, en definitiva, lo convierte en una herramienta muy poco adecuada para la supervivencia, hasta el punto de que pueda llegar a aconsejar el suicidio.
Con enorme y acertada ironía, Vonnegut enfoca la crisis económica como un problema en este sentido: hace un tiempo, contra todo sentido común, estos voluminosos cerebros se pusieron de acuerdo para opinar que el intercambio de papel o la posición de ciertos electrones en un ordenador era dinero real; y de repente, otro día, deciden que ya no creen en la existencia de ese dinero cuando se trata de sucres, pero sí cuando son dólares.
El devenir personal de los protagonistas está salpicado de azarosas decisiones de este tipo, absurdas al analizarlas con simpleza, pero creíbles justamente por la conflictividad y complejidad del pensamiento humano. Sus consecuencias no siempre son nefastas (en ocasiones, contribuyen a salvar al conjunto de la humanidad de manera decisiva), pero con frecuencia son impredecibles e incluso poco convenientes en lo personal.
Vonnegut se toma enormes licencias en la aplicación y explicación de esta teoría, pero su visión ácida y directa de ciertos aspectos humanos que tendemos a explicar de manera compleja mueve a la reflexión.
Evolución:
La idea que vertebra la novela, al menos en apariencia, es la de evolución darwiniana como supervivencia de los más aptos. Náufragos en la isla de Santa Rosalía (isla ficticia de las Galápagos), el variopinto y algo lamentable grupo de robinsones es separado del devenir del resto de la humanidad y colocado en un espacio de recursos limitados que les desprovee de la posibilidad de fabricar herramientas, pero rico en vida animal. De nuevo, después de siglos, la única presión evolutiva es la ejercida por la naturaleza.
En un millón de años, la continua selección de los mejores pescadores deriva en una descendencia cubierta de pelo que protege de la intemperie, manos con forma de aleta, hocico alargado y cráneo aerodinámico (y menos voluminoso).
Recursos narrativos:
Vonnegut hace un imaginativo uso de varios recursos narrativos que se acomodan bien a su intención humorística (aunque muy crítica).
El primero es el uso de un narrador omnisciente, pero real; a la sazón, el fantasma de un soldador muerto durante el ensamblaje del barco, Leon Trotsky Trout, hijo del personaje recurrente de Vonnegut, Kilgore Trout. El propio Kilgore hace aparición en varias ocasiones, también como fantasma, llamando a su hijo para que se decida a dejar el mundo terrenal y partir al más allá.
Leon, como fantasma que es, puede ver a través de las paredes, situarse donde quiera e incluso (más importante) conocer los pensamientos de a quienes se ha dedicado a investigar. Igualmente, es inmortal y nos narra la historia desde el futuro, un millón de años en el futuro, exactamente. Vonnegut lo utiliza como vocero de sus propias reflexiones, pero dotadas de un carácter propio por el personaje, cuya historia personal influye en la interpretación que hace de lo acaecido.
De forma indirecta, este narrador se apoya también en Mandarax, un dispositivo electrónico de traducción que almacena en su memoria innumerables citas históricas. Mandarax es el contrapunto de Leon y juntos hacen una sola voz. Culto pero inservible, el aparato electrónico es en ciertos aspectos la esencia de la clase de humanidad que desaparece. Vonnegut lo utiliza sutilmente para escapar de su propio planteamiento maniqueista ya que, aunque las habilidades de Mandarax no sirvan para absolutamente nada práctico en la isla, aunque con notable frecuencia las citas que sugiera sean inapropiadas, su saber continúa siendo atractivo para el lector.
No es Vonnegut un ludita que propugne la vuelta a la naturaleza. Su descarnado humor negro nos habla de una raza humana más simple y feliz, que no desafía el orden del mundo ni amenaza con la destrucción porque sus cerebros simples no necesitan pergeñar complicados instrumentos, que no tiene problemas con la ancianidad porque los tiburones ya se encargan de ello, que no tiene caries porque su esperanza de vida es de treinta años. Y por supuesto, que no puede apreciar la belleza inútil de Mandarax.
Conclusión:
Se trata de una novela notablemente equilibrada entre el humor y la reflexión. Rica en historias, está construida al estilo de novela coral, con imágenes y personajes claros, fáciles de identificar, pero bien matizados.
Este torbellino de historias, narradas con aparente calma, abarcan temáticas variopintas y osadas -siempre dentro del humor más negro- que van desde el asesinato y la corrupción a la prostitución, la zoofilia o la pedofilia, desde la locura a la estupidez. Y sin embargo, nunca parece Vonnegut pasarse de la raya, la ligereza con que su pluma menciona las bajezas del ser humano contrasta con los momentos, delicados y casi tiernos, con que subraya alguna bondad ocasional, algún ejemplo de altruismo, de entrega, de rectitud.
No se trata de una obra misantrópica, ni un recurso a la provocación revulsiva, a la ofensa. El estilo es tan suave, tan irónico y tan humano que el lector no puede por menos que estar de acuerdo con el narrador.
Un libro que mueve a la crítica, a la reflexión, engañosamente empaquetado en una delgada novela de humor.
Premios:
Finalista:
- 1986: John W. Campbell Memorial de novela