El ataque de los clones
El ataque de los clones | |
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Ficha técnica | |
Título original: | Star Wars: Episode II - Attack of the Clones |
Nacionalidad: | EE.UU. |
Estreno 1: | 14 de mayo de 2002 |
Duración: | 142 min. |
Ficha artística | |
Dirección: | George Lucas |
Guión: | George Lucas y Jonathan Hales |
Producción: | George Lucas, Rick McCallum y Lorne Orleans |
Fotografía: | David Tattersall |
Música: | John Williams |
Reparto: | Ewan McGregor, Natalie Portman, Hayden Christensen, Christopher Lee, Samuel L. Jackson, Frank Oz, Ian McDiarmid, Pernilla August, Temuera Morrison, Ahmed Best, Anthony Daniels, Daniel Logan... |
Información suplementaria | |
Otros datos: | |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
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George Lucas (2002)
El ataque de los clones es la quinta película estrenada de la saga de Star Wars, siendo el episodio II de la saga. Sucede a La amenaza fantasma (George Lucas, 1999) y antecede a La venganza de los Sith (George Lucas, 2005).
La trama:
Diez años después de lo narrado en La amenaza fantasma, Padmé Amidala, ahora senadora por Naboo, ha vuelto a la capital Coruscant para participar en las votaciones en torno a las pretensiones de secesión de la República por parte de varios miles de sistemas planetarios. Allí se encontrará de nuevo con Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker, quienes pronto son asignados, por petición del canciller Palpatine, a la seguridad de la senadora, quien ha sufrido varios intentos de asesinato.
El último de estos intentos pondrá a Kenobi sobre la pista de la existencia de un misterioso ejército de clones que está siendo desarrollado en el mundo exterior de Kamino, así como la creación de un ejército igualmente poderoso de drones en una alianza entre la Federación de Comercio y los secesionistas, liderados por el conde Dooku, antiguo Jedi, que parece estar instigando esta revuelta contra la República.
Mientras tanto, el joven Skywalker, quien se ha convertido en un muchacho muy agraciado, se encargará de la protección de Padmé. Anakin tiene graves dificultades para encontrar equilibrio con sus sentimientos: es un Jedi muy poderoso, pero es también impulsivo, irascible y orgulloso; y los sentimientos amorosos que surgen entre ambos jóvenes no harán sino embrollar aún más su confusión emocional.
La película:
Tras el varapalo artístico (que no económico) que supusieron las duras y merecidas críticas a La amenaza fantasma, George Lucas cambió la agenda prevista para el estreno de la siguiente entrega de la saga, con vistas a supervisar y mejorar su planteamiento. El resultado de este trabajo extra, sin embargo, no parece que diera los frutos adecuados.
Ante todo, El ataque de los clones es una película excesivamente larga que, como su predecesora, puede llegar a ser aburrida. La visión excesivamente pormenorizada de Lucas se hubiera plasmado mucho mejor en una miniserie antes que en una película, pues de nuevo nos encontramos con arcos argumentales completos e independientes que se hacen converger de manera forzada.
Por una parte, como centro de la acción, tenemos a Kenobi investigando el misterioso origen de un dardo mortífero, que le llevará sobre la pista de Jango Fett y el ejército clon, la armada secesionista y el conde Dooku, e incluso a desvelar la posible presencia de los sith en el propio senado. Por otra parte, tenemos el romance prohibido de Anakin y Padmé y la revelación de los hilos que están manipulando al primero desde hace años para atraerlo al lado oscuro.
Un buen director hubiera sabido compaginar ambas líneas argumentales en un producto expresivo y homogéneo, pero no Lucas. La trama protagonizada por Kenobi es fría, instrumental, y sólo se enciende alguna chispa en la pantalla cuando Ewan McGregor tiene algún actor con el que interactuar, por ejemplo, con sus antagonistas Jango o Dooku. Muy sugerente es el brevísimo duelo verbal entre este último y Kenobi, con las dos magníficas voces de McGregor y Christopher Lee.
La parte de la trama correspondiente al romance adolescente es igualmente previsible y artificial. Lucas (como guionista y como director) lo soluciona absolutamente todo recurriendo a clichés tan trillados que el espectador reconoce el desenlace desde antes de que la primera frase sea dicha.
Lucas parece empeñado en cortar todas las secuencias donde aparecen actores reales, como si tuviera miedo a dirigirlos. Y por contra, se explaya enormemente en secuencias innecesarias dominadas por el uso del ordenador, con larguisimas persecuciones que se vuelven tediosas. Una de las más ridículas, por ejemplo, es hacer huir al conde Dooku montado en una motocicleta. En este punto, el espectador comprende que Lucas ha perdido el contacto con la realidad, en más de un sentido.
Así, el uso metódico de secuencias descarnadas de propósito actoral, y remendadas con clichés caducos desprovee al espectador de alimento intelectual o emocional, siendo la causa de que el pacto de ficción se desmorone.
Porque, efectivamente, hay cientos de detalles en el guión que atacan este pacto, sí. Pero, si somos justos, también había una enorme lista de incongruencias en las películas de la trilogía original. Entonces, ¿por qué nos resistimos a decir que el episodio IV es tan malo como cualquiera de sus secuelas anteriores o posteriores en la cronología interna de la saga? La respuesta es muy simple: porque La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977) era divertida, entretenida.
Conclusión:
Se trata de una película repleta de información relevante para la construcción del universo que conforma la saga, por lo que el aficionado puede verla con un interés casi documentalista. También existen algunas escenas, breves, con cierto interés, bien por su espectacularidad (p.e. La lucha con sable entre Yoda y Dooku), bien por su morbosidad fanática (el enfrentamiento entre Jango Fett y Obi-Wan).
Sin embargo, la característica fundamental es la proliferación de escenas superfluas y la repetitividad: otra vez, escenas de lucha contra monstruos en la arena, otra vez miles de droides siendo abatidos como chatarra descabezada, otra vez naves espaciales navegando entre asteroides...
En definitiva, una película demasiado larga, vaciada de cualquier trabajo interpretativo, aburrida.
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(1): Sucede entre los episodios II y III. (2): Sucede entre los episodios III y IV. (3): Sucede entre los episodios V y VI. (4):Sucede entre los episodios VI y VII. | ||||