Robot
Un robot es un dispositivo electrónico generalmente mecánico, que desempeña tareas automáticamente, ya sea de acuerdo a supervisión humana directa, a través de un programa predefinido o siguiendo un conjunto de reglas generales.
Existen, por tanto, muchos tipos distintos de robots. Sin embargo, en ciencia ficción se suele tomar robot como sinónimo de androide, cuando este es simplemente una clase específica de robot.
La palabra proviene del vocablo checo robota que significa servidumbre, trabajo forzado. El término fue utilizado por primera vez por Karel Capek en su obra teatral R.U.R. (Robots Universales de Rossum) escrita en 1920 y publicada en 1923. Aunque estos robots eran humanos artificiales orgánicos, la palabra es casi siempre utilizada para referirse a humanos mecánicos. La obra de Capek introducía el concepto de la línea de montaje ejecutada por robots que construían más robots y así el tema adquiría tintes económicos y filosóficos.
Tabla de contenidos
Robots en la realidad
Origen histórico del concepto:
Probablemente, la primera mención a una criatura mecánica que podemos identificar con el concepto de robot, la encontramos en el mito helénico del dios Hefesto, el dios de la fragua, artesano de armas e ingenios. Se menciona que se construyó dos doncellas doradas, datadas de inteligencia, para que le ayudaran en el día a día; y se le atribuye también (en una de las versiones del mito) el haber creado a un temible hombre de bronce, Talos, guardián de la isla de Creta.
Los primeros autómatas reales son también considerablemente antiguos, mencionándose por varias fuentes la existencia de pájaros mecánicos y otras figuras exhibidos en la ciudad de Alejandría, pero también en Bagdad y en otras ciudades griegas. Posteriormente, un ejemplo paradigmático es la descripción del trono de Salomón en Constantinopla, en torno al siglo X, con leones mecánicos que rugían y pájaros que cantaban, un despliegue de poderío por parte del emperador, concebido para impresionar.
Robots en la actualidad:
Hoy en día, los mecanismos robóticos están ampliamente extendidos en importantísimos aspectos de nuestra vida cotidiana, sobre todo en aquellos relacionados con la economía y la tecnología.
En industria, las factorías utilizan robots desde hace decenas de años, lo que ha permitido un incremento del rendimiento en la producción, así como un perfeccionamiento. Estos robots no tienen en absoluto apariencia humana, si acaso, la de grandes brazos mecánicos cuya rapidez, precisión y potencia es imposible igualar por ningún ser humano. Por razones similares, en ingeniería se utilizan ya máquinas muy complejas para fines específicos con importantes mecanismos robotizados (bulonadoras, prospectoras, zanjadoras...).
La exploración espacial ha sido otro terreno que ha acogido el uso de robots con entusiasmo, y con gran éxito, como demuestran las numerosas sondas espaciales robotizadas o los famosos exploradores de Marte, Spirit y Opportunity de las misiones MER.
Incluso, si seguimos al pie de la letra la definición aportada (dispositivo electrónico que desempeña tareas automáticamente), podemos darnos cuenta de que los robots proliferan en nuestra vida cotidiana, si bien son mucho más sencillos. Por ejemplo, un alimentador de discos compactos o las cámaras de vigilancia de los aparcamientos.
No obstante, los robots que se desarrollan cada vez son más sofisticados y existe una rama de investigación muy dinámica destinada a diseñar robots zoomorfos, como la anguila robótica ACM-R5, desarrollada por el laboratorio Hirose Fukushima de Japón y destinada a realizar operaciones de rescate anfibias.
Pero los robots de Honda son sin duda los más llamativos. ASIMO fue el primer robot humanoide. Empezado a desarrollar en 1986 con los modelos E, bípedos pero bastante toscos, entre 1993 y 1997 mostraría los ya famosos modelos P1, P2 y P3, verdaderos androides que han seguido mejorándose con el tiempo. En diciembre de 2005 apareció el último modelo de ASIMO, un androide de 130 centímetros de estatura y 54 kilos de peso, capaz de correr a 6 kilómetros por hora y cambiar de dirección, subir escaleras, coger cosas con la mano e incluso recibir algunas instrucciones vocales sencillas o reconocer algunas caras.
Robots en la ciencia ficción
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Desde siempre el hombre ha aspirado a la posesión de esclavos perfectos, encarnados en estos robots. Ya en la mitología clásica, Hefesto, el hábil dios griego de la fragua, creaba sirvientes mecánicos que se adaptaran a sus deseos y necesidades. Sin embargo, la preocupación de que las máquinas puedan desplazar o competir con los humanos ha sido también muy común desde el surgimiento de la era industrial.
Desde la película Metrópolis (1927), que servía para exponer una metáfora de la lucha de clases al estilo de La máquina del tiempo, el miedo de los trabajadores humanos a ser sustituidos ha ido evolucionado hacia una aversión que se ha hecho progresivamente más violenta. Un ejemplo es la proliferación en la década de los ochenta de obras que tratan sobre una supuesta rebelión de las máquinas como Blade Runner, (1982) o Terminator, (1984). Este tema, tras una pérdida del interés debido a la bonanza económica, ha vuelto a ser retomado con el nuevo milenio y sus miedos globales en grandes producciones como Matrix (1999) o Yo, robot (2004).
El miedo a la competencia que suponen las máquinas, capaces de superarnos en cualquier trabajo de fuerza y resistencia, se agravaba ante la posibilidad de ser superados también en el plano intelectual, al estar dotados estos robots de una inteligencia artificial que les hace aspirar a una liberación de su esclavitud ante el hombre, punto común de todas estas películas.
Isaac Asimov y John W. Campbell dieron forma en 1942 a un conjunto de premisas destinadas a evitar esta rebelión y que fueron bautizadas como las tres leyes de la robótica. Consisten estas leyes en un código moral de una lógica perfecta al que los robots se verían obligados por programación.
Aún así, como ya se ha dicho, casi todos estos ejemplos de robots como protagonistas de la historia se refieren al caso concreto de los androides. Eso no quiere decir que no exista otro tipo de ejemplo de robots en la ciencia ficción, de hecho, casi todas las historias ambientadas en un futuro más o menos próximo abrazan la idea de la difusión de la robótica a casi cualquier aspecto de la vida, presentándonos al hombre rodeado de automatismos. En algunos casos se presenta incluso al robot como un dispositivo autónomo, como es el caso de las arañas exploradoras de Minority Report o los habituales drones de mantenimiento de películas espaciales como Naves misteriosas o en obras de Space Opera como La guerra de las galaxias y Farscape.
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