Viajes interplanetarios

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Los viajes interplanetarios son un caso particular de los viajes espaciales que, a diferencia de los viajes interestelares, tienen lugar dentro de nuestro Sistema Solar.

Por su misma naturaleza, los viajes interestelares exigen miles de años de duración o conceptos tales como el Hiperespacio, por lo que han estado casi siempre relegados a la Space Opera.

Los viajes interplanetarios, por el contrario, está al alcance de nuestra tecnología actual. El hombre ha llegado a la Luna, ha enviado sondas a otros planetas e, incluso, existen planes de misiones a Marte. Por todo ello, y a diferencia de los viajes interestelares, los viajes interplanetarios son uno de los pilares de la ciencia ficción dura.

Los vehiculos espaciales que permitieron estos logros y que se continuan utilizando hoy en día estaban equipados con un motor químico. Actualmente cohetes como el Arianne son capaces de colocar satelites y materiales en órbita de manera habitual y la lanzadera espacial de la NASA es capaz de realizar de forma más o menos rutinaria viajes de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional.

Sin embargo, la autonomía y la eficiencia de este motor son reducidas, por lo que viajes a cuerpos más alejados son acontecimientos realmente extraordinarios.

Posibilidades en el futuro:

La exploración e incluso la colonización del resto del Sistema Solar viene casi inevitablemente aparejada a la mejora del rendimiento de este motor mediante la adopción de sistemas auxiliares (ascensor espacial, catapulta electromagnética, impulso gravitatorio...) o bien su sustitución por otros combustibles y motores más eficientes.

  • El VSIMR (Variable Specific Impulse Magnetoplasma Rocket), por ejemplo, trata de mejorar la eficiencia del impulso. En este sistema se calienta un gas confinado por campos magnéticos hasta convertirlo en plasma (gas ionizado), que produciría un empuje muy alto. La necesidad de calentar el plasma de 10.000 a 10 millones de grados Kelvin implica el uso de un reactor nuclear de 1 Gigavatio para una misión tripulada real. Modelos a escala, alimentados por un sistema fotovoltaico, ya se han probado con éxito y se espera hacer pruebas en el espacio en el futuro.
  • El motor iónico, propuesto hace décadas, acelera iones a gran velocidad mediante campos electromagnéticos. Esto produce una aceleración mínima pero constante, con una velocidad final cercana a la de los propios iones. Este sistema ya ha sido probado en la sonda Deep Space, alimentada por energía fotovoltaica, lo que ahorra mucho propelente y peso. Sin embargo, para la exploración de la parte exterior del Sistema Solar este tipo de fuente de energía no sería valida y el motor debería ser alimentado, una vez más, por algún reactor nuclear.
  • La vela solar permitiría el desplazamiento por la parte interior del sistema y la tecnología para construirla está a nuestro alcance. Este sistema tiene sus inconvenientes, como que el empuje siempre se genera del interior del sistema hacia el exterior, por lo que parece un vehículo más apto para iniciar la exploración interestelar. Sin embargo, se puede implementar el sistema con otras fuentes de energía para el velero distintas del Sol, como sería proporcionarle el impulso de fotones mediante un láser dirigido, lo que podrían dar gran autonomía a estos vehículos en desplazamientos intrasistema. El láser igualmente podría ser utilizado para alimentar otro tipo de naves, transformándolo en electricidad o energía térmica.
  • La burbuja magnética sería un concepto similar al del velero solar. Este dispositivo permitiría recoger el empuje producido por el viento solar y no únicamente por la luz generada por el sol. La ventaja fundamental es que una nave equipada con este dispositivo obtendría el mismo empuje tanto en el interior como en el borde exterior del sistema. La desventaja, su necesidad de producir un campo magnético que recoja ese empuje.

Pero depender de fuentes externas sacrifica en cierta medida la maniobrabilidad, y las pequeñas aceleraciones generadas por estos sistemas dilatan el tiempo de tránsito de una manera intolerable para las misiones tripuladas. Como ya hemos dicho, la utilización de naves potentes y autónomas implica la utilización de formas de liberar energía mucho más violentas, como la fisión y la fusión atómicas e incluso motores de antimateria.

  • El motor Orión se basaba en al utilización de pequeñas explosiones nucleares que generaban un tremendo impulso y autonomía, pero estos sistemas basados en la peligrosa fisión nuclear han sido dejados de lado en espera del desarrollo de la fusión controlada.
  • La microfusión inducida por antimateria podría ser la respuesta al difícil control de la deseada fusión nuclear. Este método consistiría en hacer reaccionar una pequeña cantidad de antimateria para cebar la fusión de una microesfera de deuterio y helio 3 que sería la verdadera proveedora de energía. La reacción se repetiría de forma continuada, como un reactor pulsante semejante al confinamiento inercial en el motor de fusión.

Viaje espacial

Velocidad: Baja (Velocidades no comparables a c) Alta (Velocidades superiores a un décimo de c) Supralumínica (Velocidades superiores a c)
Medio:
Uso:
  • Viajes interplanetarios
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