Viento solar
Se denomina viento solar al flujo de partículas (en su mayoría protones de alta energía) emitidos por la atmósfera de una estrella.
La composición elemental del viento solar en el Sistema Solar es principalmente un 73% de hidrógeno y un 25% de helio. Las partículas se encuentran ionizadas, formando un plasma muy poco denso. En las cercanías de la Tierra, la velocidad del viento solar varía entre 200 y 889 km/s, siendo el promedio de unos 450 km/s.
Dado que el viento solar es plasma, extiende consigo el campo magnético solar.
Las tormentas solares son explosiones desusadamente energéticas de viento solar causadas por manchas solares y otros fenómenos atmosféricos del Sol y pueden someter a las sondas espaciales y a los satélites a fuertes dosis de radiación.
Las partículas de viento solar que son atrapadas en el campo magnético terrestre muestran tendencia a agruparse en los cinturones de Van Allen y pueden provocar las Auroras boreales y las Auroras australes cuando chocan con la atmósfera terrestre cerca de los polos geográficos.
El viento solar forma una burbuja en el medio interestelar. El punto en el que la fuerza ejercida por el viento solar no es suficientemente importante como para desplazar el medio interestelar se conoce como heliopausa y se considera el "borde" más exterior del sistema solar. La distancia hasta la heliopausa no es conocida con precisión y probablemente depende de la velocidad del viento solar y de la densidad local del medio interestelar, pero se sabe que está mucho más allá de la órbita de Plutón.
El viento solar es un factor importante a tener en cuenta en el diseño de misiones y naves espaciales debido a que es una fuente de radiación frente a la que hay que proteger a los tripulantes.
Por otra parte, esta fuerza ejercida por el viento solar puede ser aprovechada para propulsar una nave espacial que posea una magnetosfera artificial propia, una burbuja magnética que recoge el impulso de los protones y lo transmite a la nave.
Por el contrario, un velero solar no es capaz de aprovechar este viento solar, aunque la proximidad de los términos puede inducir a error. Los veleros solares se basan en la reflectividad del material de sus velas, que recogen el impulso de los fotones, también emitidos por el sol, pero no del resto de partículas que, como ya se ha dicho, constituyen una radiación peligrosa.