El hombre invisible (Libro)
- Nota: Este artículo se refiere a la novela de H.G. Wells. Para otros usos ver El hombre invisible.
El hombre invisible (Libro) | |
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Autor: | H.G. Wells |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Invisible Man |
Revista o libro: | Pearson's Weekly |
Editorial: | C. Arthur Pearson |
Fecha | Fecha desconocida de 1897 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | El hombre invisible |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | Adaptaciones al cine: El hombre invisible (1933) El hombre sin sombra (2000) |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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H.G. Wells (1897)
El hombre invisible es una de las obras maestras de Wells y de la ciencia ficción. Se publicó originalmente por entregas semanales en la revista Pearson's Weekly, entre el 12 de junio y el 7 de agosto de 1897.
Tabla de contenidos
Sinopsis:
Un hombre con la cara cubierta de vendas llega a Iping y se aloja en la posada local. Dice ser científico y toma una habitación en la que proseguir sus investigaciones. Su carácter hosco y sus costumbres extrañas despiertan recelo, hasta que finalmente la dueña de la posada decide echarlo, momento en el que se descubre que es un hombre invisible.
La novela:
La novela tiene un ritmo cautivador conseguido a partir del uso de múltiples narradores que van aportando pedazos de información a la historia. Wells entremezcla con mucho acierto marcas de ficción con otras que aluden a la realidad más inmediata, como el reciente jubileo de la Reina Victoria, la descripción de los grandes almacenes Omnium, el detallismo en la descripción de los caracteres rurales, la mención de los diarios y periódicos... En cierta forma, aunque el misterio es evidente para el lector desde el primer instante (el título hace referencia directa a ello), uno de los encantos de la novela es asistir al desenmascaramiento de Griffin, el científico protagonista.
El tramo final, la orquestación de su detención, es realmente trepidante, y en ella se mezclan la manera cercana de acceder a los caracteres y el juego de inteligencias entre el confiado Griffin y las fuerzas del orden. Así, la novela tiene una mezcla hábil de aventuras, ciencia ficción dura, novela policiaca y algo de falsa crónica.
En cuanto a la construcción de personajes, es una de las obras más logradas de Wells. No solo por la caracterización del violento científico protagonista, sino especialmente por el largo elenco de secundarios, algunos francamente entrañables y divertidos, como Marvel, el vagabundo que cumple un papel esencial y que habilita un epílogo memorable y sugerente.
Pero si la novela ha trascendido ha sido no solo por esta factura más que notable, sino por su inteligente manera de atacar el nóvum y, especialmente, por la caracterización del villano protagonista dentro del tema del poder y la moral.
Poder, ciencia y moralidad:
Wells ayudó a cimentar el arquetipo del científico loco. Si bien la cuestión de los límites de la ciencia ha sido parte del debate desde los inicios del género, con el Frankenstein de Mary W. Shelley (1818) o el doctor Jekyll de Robert Louis Stevenson (1886), Wells construyó de manera certera y realista una seria de antagonistas narcisistas e incluso socipáticos, como el doctor Moreau (del año anterior, 1896) o el presente Griffin.
En los largos capítulos en los que se retrocede hasta la génesis del personaje, Wells ofrece una combinación de varios elementos para justificar la amenazante figura en el que finalmente se convierte. Es claro que partimos de una personalidad narcisista: Griffin se cree superior a todos sus congéneres, y sus descubrimientos científicos refuerzan esta creencia. Pero hay otros rasgos que apuntan más allá de un ego desmedido: en general, Griffin valora a todos los demás en función de si son obstáculos para sus fines o útiles subordinados, recursos, cosas, objetos.
A este caldo inicial, Wells suma varias condiciones ambientales que exacerban su carácter. Por un lado, Griffin es albino y se intuye que esta condición ha tenido que aislarle en cierta medida, tal vez hacerle violentamente susceptible. Por otro, una vez sumergido en la pasión por el conocimiento, se obsesiona hasta el punto de provocar la ruina de su propio padre sin aparente remordimiento. El propio Griffin encuentra que esta reacción es anómala y admite sentirse extrañamente distante. Empieza en este punto una verdadera huida cognitiva que separa a Griffin de asumir ninguna consecuencia por sus actos, evolución que se ve definitivamente acentuada por la ingesta de una droga que le confiere vitalidad (necesaria para trabajar al ritmo que lo hace) pero que le vuelve violento, el láudano.
Así, cuando Griffin adquiere el poder que le da la invisibilidad, se consuma la espiral descendente, al conferirle un estatus especial en el que cree poder escapar a las consecuencias de cualquier acto, quedando justificado por su estatus de ser superior.
A un nivel superficial parece que Wells elabora una crítica directa a los peligros de la ciencia y a la falta de controles morales sobre los científicos. En realidad, la crítica es más sutil. Wells apunta en todo momento que el carácter difícil de Griffin le ha separado de sus colegas científicos, por lo que lo ha desvinculado de ese ente social. Griffin es una anomalía que trabaja al margen de la ciencia oficial y en contra de los principios e ideales que la rigen. Su motivación sólo en parte es la adquisición de conocimiento, pues le mueve mucho más el ansia de reconocimiento y poder. Es más, entre el grupo de personas que se le oponen y detienen encontramos precisamente al doctor Kemp, un científico bien integrado y prosocial.
En resumen, tenemos un personaje inestable y narcisista que adquiere un inusitado poder. El hombre invisible , aunque pudiera parecerlo, no es una admonición sobre los peligros de la ciencia, sino sobre cómo el poder termina de corromper y lo fácil que es para el ser humano ceder a la tentación de utilizar un poder que apenas controla cuando se prevén que las consecuencias podrán ser evitadas.
Más ampliamente, la novela refleja las propias ideas de Wells acerca de la sociedad, repleta de individuos imperfectos, pero positiva en su conjunto. Es la unión y coordinación social la que consigue detener el reino de terror de Griffin antes de que siquiera se instaure; y es el alejamiento social de Griffin lo que lo convierte en un monstruo, temible y del que hay que cuidarse, pero digno de lástima.
El nóvum:
La idea generadora de la novela, la posibilidad de hacerse invisible y sus consecuencias lógicas, está tratada con cierto rigor. Durante un capítulo completo Wells, por boca de Griffin y Kemp, explican los principios elementales de óptica que lo justifican, en un ejercicio de didactismo que hace equilibrios entre el salgarismo y la preterición.
La invisibilidad se logra, postula, haciéndose transparente como lo es un cristal sumergido en agua. Por una parte, hay que eliminar los pigmentos (y Griffin es convenientemente albino) y por otra hay que igualar el índice de refracción del cuerpo humano y del aire (lo que ya queda en el ámbito de los descubrimientos realizados por el científico).
Este tipo de invisibilidad tiene algunos problemas que Wells evita analizar, aunque parece tener cierta conciencia de estos. Así, al ser el ojo completamente transparente, la visión quedaría afectada ya que los fotones no interactuarían con los conos y bastones, sino que los atravesarían. La ausencia de refracción en el cristalino, por otra parte, impediría focalizar las imágenes.
La novela, en cualquier caso, explora otros muchos inconvenientes y limitaciones de la invisibilidad, constituyendo a veces un ejercicio muy divertido. Las ropas, la suciedad del camino, la comida en digestión... Griffin, irónicamente, es un villano perpetuamente resfriado y hambriento.
Adaptaciones:
La novela ha tenido varias adaptaciones cinematográficas y ha inspirado muchas otras obras tanto en cine como teatro e incluso cómic u otras novelas.