El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde
- Nota: Este artículo se refiere a la novela de Robert Louis Stevenson. Para otros usos ver El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde (Desambiguación).
El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde | |
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Autor: | Robert Louis Stevenson |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde |
Revista o libro: | The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde |
Editorial: | Longmans, Green & co. |
Fecha | 5 de enero de 1886 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | Adaptación: El hombre y el monstruo (1931) |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Robert Louis Stevenson (1886)
El apocado doctor Jeckyll tiene un truco para superar sus inhibiciones y sacar la parte más decidida y libre de su personalidad que permanece oculta.
Hoy en día, el doctor Jeckyll vendría a ser un científico experto en bioquímica y un prestigioso neuropsicólogo. La poción por él inventada sería la aplicación práctica de su campo, la aplicación de los principios de la química del cerebro.
Hoy en día conocemos cientos de principios activos, calmantes, excitantes, depresores, inhibidores… En psiquiatría la química es utilizada habitualmente para modificar la conducta y la poción de Jeckyll no sería otra cosa.
Sin embargo, difícilmente podemos atribuir a Stevenson la intención de bucear en estos temas más que de manera somera, a modo de coartada para tratar el conflicto que se encarna en la novela con la aparición artificial del alter ego de Jeckyll: el escondido señor Hyde.
El mismo nombre del pretendido monstruo, (hide quiere decir en inglés esconderse, ocultarse) nos ofrece la más clara pista de las intenciones del autor, que no son otras que hablar sobre la naturaleza humana. El educado y refinado doctor victoriano tiene un reverso tenebroso que aparece cuando fallan los mecanismos de control.
Parece querer decirnos Stevenson que el hombre sigue siendo un animal con los instintos primitivos de siempre, egoísta por naturaleza, repleto de deseos urgentes que bullen en su interior con fuerza.
La ligera patina de civilización que nos cubre puede romperse por múltiples motivos, no necesariamente una poción. Las drogas y el alcohol afectan a nuestro comportamiento de manera a veces vergonzosa. Resulta típica la estampa del borracho violento sobre quien actúa una compleja reacción química que ha desmantelado su sentido del pudor y del respeto social.
Y aún así, estos sólo serían ejemplos que terminarían por convencer al autor, en un mundo repleto de crímenes, guerras y torturas ante las que cada vez estamos más insensibilizados.
Adaptaciones:
Existen numerosas adaptaciones cinematográficas de la historia. Posiblemente, la más conocida sea la realizada en 1931 por Rouben Mamoulian, El hombre y el monstruo. Obtuvo varios premios, entre ellos, una significativa nominación a los Oscar a mejor guión adaptado; y sobre todo, el Oscar al actor protagonista, un extraordinario Fredric March. El simiesco maquillaje de Hyde, también hay que decirlo, mantiene cierta influencia en obras posteriores, como es el caso del Hyde presentado por Alan Moore en su cómic La liga de los hombres extraordinarios.
Pero la obra de Mamoulian no fue la primera adaptación. Otras anteriores fueron la de Otis Turner en 1908, la de Lucius Henderson en 1912, Herbert Brenon en 1913, John S. Robertson en 1920 y J. Charles Haydon también en 1920.
Con posterioridad, una de las versiones más aclamadas fue la de Victor Fleming en 1941, interpretada por Spencer Tracy.
La importancia de la obra de Stevenson, su acierto al abordar las doble naturaleza humana el mundo de la represión, se hace aún más evidente si tenemos en cuenta que uno de los superhéroes más populares, el increible Hulk, no es más que una trasposición (muy evidente) de esta trama.