Diferencia entre revisiones de «Psicohistoria»

Última revisión de 16:30 13 sep 2015

La psicohistoria es un término fundamental de la Saga de la Fundación, una rama de las matemáticas desarrollada por Hari Seldon.

La psicohistoria es una ciencia estadística que predice el comportamiento y sucesión de acontecimientos vinculados a grandes masas de gente. Del mismo modo que la mecánica de gases es incapaz de de predecir el movimiento de cada átomo, la psicohistoria no se preocupa de las decisiones de cada individuo. Sin embargo, al ser aplicada a grandes poblaciones, da resultados tanto más fiables cuanto mayor es el número de individuos.

Premisas:

Tradicionalmente se sugieren dos premisas para que la psicohistoria pueda ser aplicada a un caso concreto.

1. Que la población cuyo comportamiento se pretende predecir sea lo suficientemente grande
2. Que la población cuyo comportamiento se pretende predecir desconozca en todo momento los resultados del análisis

Ambas premisas se infieren claramente del objeto de estudio. Si la población de la que se quiere obtener un modelo matemático es demasiado pequeña, el peso de las decisiones individuales provocará importantes desviaciones en los resultados.

Por otra parte, el efecto de profecía autocumplida, o el reverso, de negación de la determinación, introduce nuevos cambios en los cálculos. Dicho de otra forma, si la población conoce el resultado de la predicción, puede ocurrir que no se esfuerce como estaba previsto o incluso que luche en contra de unos acontecimientos que puede juzgar como impuestos externamente. Con lo cual, la predicción fallaría.

Hoy en día la psicología social parte de las mismas premisas para obtener resultados estadísticos, por ejemplo en el estudio de tendencia, si bien dista mucho de ser una ciencia exacta con leyes claras y predictivas como la imaginada por Asimov.

Se suele presumir, además, una tercera premisa que, por obvia, no suele ser enunciada:

3. Que la raza humana es el único ser inteligente de la galaxia

Resulta claro que, si existiera una raza extraterrestre en la galaxia con capacidad para comunicarse y quizás interactuar de forma más directa con el hombre, la psicohistoria ya no podría aplicarse al problema de la evolución y dispersión del hombre por la galaxia. En algún momento, el hombre entraría en contacto con estos extraterrestres, siendo éste un suceso imprevisible y único, que no puede ser modelado por carecerse de experiencias previas.

Más aún, una vez asumido culturalmente el contacto, aún quedaría el problema de que las acciones de la humanidad ya no son completamente libres, sino que pueden ser coaccionadas por la mera presencia de otros seres con quienes compartir la galaxia.

Es decir, la psicohistoria puede predecir que dentro de un siglo colonizaremos tal o cual estrella; pero si al llegar allí resulta que en este tiempo ya han acudido nuestros vecinos, la predicción no podrá nunca cumplirse. Puede que la expedición humana deba volverse a casa o que comience una guerra, eso ya no depende únicamente de los humanos y de su comportamiento conjunto.