La Leyenda de la Madre Sarah

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La Leyenda de la Madre Sarah
Datos de publicación:
Título original: 沙流羅
Fecha de publicación: 1990
Guión: Katsuhiro Otomo y Takumi Nagayasu
Dibujo/Tinta: Takumi Nagayasu
Color: B/N y color
Editorial: Kodansha
Otros datos:
Premios obtenidos:
Otros datos: 1830 páginas, 60 a color

Katsuhiro Otomo y Takumi Nagayasu (1990)

La Leyenda de la Madre Sarah es un manga con guión de Katsuhiro Otomo y dibujo de Takumi Nagayasu. Inició su publicación en 1990 en la revista Young Magazine de la editorial nipona Kodansha.

La trama:

En un futuro postapocalíptico, la Tierra ha sido arrasada por una guerra nuclear y los supervivientes han huido al espacio, donde viven en estaciones espaciales en órbita. Al poco tiempo de que los restos de la humanidad se establezca en ellas, un grupo de científicos desarrollan un tipo de bomba que, adecuadamente utilizada, puede conseguir modificar la inclinación del eje terrestre y producir un cambio climático que hiciese habitables zonas no contaminadas, posibilitando el regreso al planeta.

Sin embargo, no todos los colonos están de acuerdo en utilizar la bomba y la población se divide en dos facciones: los Epoque, que propugnan el uso de la bomba y el advenimiento de una nueva época para la humanidad en la Tierra; y los Mother Earth, que abogan por no intervenir y dejar que la Tierra se recupere sola del daño causado por el hombre. La guerra civil se desata y se suceden los ataques terroristas por parte de ambos bandos. Aún así, los Epoque consiguen construir y usar la bomba, con lo que el clima de la Tierra comienza a variar.

Muchos deciden descender a la Tierra antes de que se complete el ciclo de cambio, tratando de escapar del caos de la colonia. Entre ellos, Sarah y su familia. Sin embargo, en el momento del descenso, un nuevo ataque terrorista separa a Sarah del resto.

Empieza así a forjarse la leyenda de una madre buscando a sus tres hijos a través de un planeta enloquecido y violento.

El apartado gráfico:

Lo primero que destaca al leer este manga es la enorme calidad del dibujo desarrollado por Takumi Nagayasu y, muy especialmente, el gran parecido con el estilo que el propio Otomo demostrara dominar en su obras anteriores. Se intuye que la formación del equipo no fue casual: Otomo quería descansar del agotador esfuerzo que supuso dibujar Akira (1982-1993), limitándose al papel de guionista. Sin embargo, resulta claro que el trabajo del mangaka ha influido enormemente a su compañero y se puede sospechar fácilmente que Otomo ha participado activamente en la planificación de muchas páginas. Abundan la viñetas de gran profundidad, con gran sentido cinematográfico; y en gran medida la narración avanza sin palabras, con un buen uso del ritmo y el tiempo.

En cuanto al dibujo, al igual que en el trabajo de Otomo, los personajes están perfilados finamente, con limpieza y meticulosidad, prestando gran atención al detalle pero sin renunciar a la simplicidad e incluso echando mano de la caricatura si es necesario; igualmente, Nagayasu muestra extraordinarios diseños técnicos en vehículos y edificios.

El guión:

La obra está concebida como una sucesión de capítulos autoconclusivos en los que Sarah llega a un nuevo lugar buscando a sus hijos, entra en contacto con las gentes y participa o resuelve algún conflicto antes de proseguir con su peregrinar. Esto hace que, en ocasiones, la historia sea previsible y que los guionistas deban recurrir frecuentemente a estereotipos para definir con rapidez a los nuevos personajes.

Esta falta de profundidad queda compensada por la excelente plasmación de nuevos escenarios y por el desarrollo del personaje principal, Sarah, una protagonista femenina de gran carácter y voluntad. El diseño del personaje, algo en lo que es especialmente hábil Otomo, es excelente. Sarah mantiene en todo momento un halo maternal y femenino, gracias especialmente a signos identificativos como su larga cabellera o el uso de unos sencillos pendientes de perlas. Sin embargo, es una persona de gran físico, facciones menos afinadas que lo habitual para un personaje femenino, y un cuerpo de gran envergadura que se impone en las viñetas. Su expresividad suele ser algo distante, pero suave, con un asomo de sonrisa, lo que la vuelve enigmática y reservada, pero protectora.