Agujeros de gusano

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Un agujero de gusano es la unión de dos puntos alejados del espacio-tiempo mediante una especie de túnel que constituiría un atajo entre los mismos. Es un concepto similar al de hiperespacio, si bien algo más plausible.

Teoría de los agujeros de gusano:

La Teoría de la Relatividad de Einstein establece que la masa de los cuerpos distorsiona el continuo espacio-tiempo dando lugar a lo que percibimos como gravedad. Algunos cuerpos son tan masivos que su estructura subatómica se rompe y se comprimen en un único punto que acumula toda su masa: son los agujeros negros. Este punto, que rompe el continuo espacio-tiempo de forma análoga a la asíntota vertical de una función por lo demás continua, recibe el nombre de singularidad.

Según determinadas formulaciones, existiría la posibilidad de unir dos singularidades, de forma que una distancia que se alargaría miles de años luz podría ser salvada de forma instantánea saltando de la singularidad de un extremo a la del otro. Estos túneles en el espacio serían los agujeros de gusano (reciben el nombre de los agujeros que los gusanos emplean para atravesar una manzana, en vez de rodearla: una idea bastante gráfica).

Dada la continuidad espacio-tiempo que postula la teoría de la relatividad, estos agujeros de gusano podrían no sólo unir dos regiones apartadas del espacio, sino también dos puntos diferentes en el tiempo, lo que posibilitaría el viaje en el tiempo.

Tecnología de los agujeros de gusano:

Los agujeros de gusano, aún siendo teóricamente posibles, no son singularidades muy probables. O al menos, no es probable su detección macroscópica, al revés que sucede con los agujeros negros.

Por una parte, los agujeros de gusano surgidos en el centro de un agujero negro, aún siendo estables, tendrían las dimensiones de un punto. Al acercarse el viajero a los mismos, las terribles fuerzas de marea le alargarían como un espagueti y terminarían por desgarrarlo hasta ser absorbido a través de ese único punto, como en un sumidero.

Existen otros agujeros subatómicos, que burbujean en el espacio tiempo creándose y destruyéndose de manera casi instantánea. Estos, por el contrario, siendo poco peligrosos, son muy inestables.

Así, para la estabilización de estos objetos se hace necesario utilizar una masa u energía que contrarreste las fuerzas de gravitación en un entorno suficiente para ser practicable. Para ello se ha propuesto la posibilidad de una masa negativa o una energía negativa.

La masa negativa tendría como característica significativa que su signo sería opuesto al de la masa convencional, resultando, por lo tanto, en que se repelería con la materia convencional. Dado que el universo a nuestro alrededor está completamente constituido por materia convencional, la materia negativa, de existir, habría sido fuertemente repelida hacia los bordes del universo hace mucho tiempo, con lo que es improbable que lleguemos a detectarla.

Por el contrario, la existencia de la energía negativa ha sido probada experimentalmente (efecto Casimir). El inconveniente es que habría que producir suficiente energía negativa para estabilizar una singularidad que requiere para su nacimiento de cantidades enormes de masa positiva. Se calcula que para estabilizar un agujero de gusano en una abertura de un metro se necesitaría una cantidad de energía negativa comparable a la masa de Júpiter. Eso es actualmente imposible para una civilización como la nuestra que apenas ha empezado a dominar los recursos energéticos de su propio planeta.

Pero para estabilizar un agujero de gusano mediante la inyección de energía negativa primero hay que tener a mano dicho agujero. Según hemos visto, existen varias posibilidades: tomar un agujero de gusano natural, localizado en el centro de un agujero negro; tomar un agujero subatómico natural, agrandarlo y estabilizarlo, o crear nuestro propio agujero de gusano artificial.

Para crear un agujero de gusano artificial se podrían utilizar técnicas similares a la compresión inercial con láser utilizada en la fusión atómica. Dada una masa suficiente -y antes ya se ha mencionado que se necesitaría una comparable a la de Júpiter para crear un agüero de un metro- habría que comprimirla más allá de su horizonte de sucesos, estabilizarla e inyectar la contrapartida de energía negativa para agrandar el agujero. Todo ello, francamente difícil.

Agujeros de gusano en la ciencia ficción:

El recurso del hiperespacio estaba siempre disponible a la voluntad del piloto que, tan pronto como el ordenador de a bordo calculaba el salto, se lanzaba a través de él para salvar las distancias interestelares. Los agujeros de gusano naturales, sin embargo, serían lugares concretos del espacio y su control por parte de los sistemas cercanos les proporcionaría un tremendo poder estratégico y político, como ocurre en las novelas de la Saga del nexo del agujero de gusano de Lois McMaster Bujold. Dentro de esta categoría entrarían los campos colapsares de La guerra interminable (Joe Haldeman, 1975).

No obstante, también existen autores y obras que postulan agujeros de gusano artificiales, mucho más versátiles. La creación y estabilización de estos auténticos portales implicaría una tecnología muy superior a la nuestra, pues requiere, entre otras cosas, la creación de energía negativa. A pesar de ello, la lista de obras que han echado mano de este recurso son innumerables: Pórtico (1977), Contact (1985), Stargate (1994), Farscape (1999)...

Como artificio que posibilitara el viaje por el tiempo, hay que mencionar la notable obra española, El día que hicimos la Transición (1997).

Viaje espacial

Velocidad: Baja (Velocidades no comparables a c) Alta (Velocidades superiores a un décimo de c) Supralumínica (Velocidades superiores a c)
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