Metrópolis (Fritz Lang)

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Nota: Este artículo se refiere a la película de Fritz Lang. Para otros usos ver Metrópolis.

Metrópolis (Fritz Lang)
Ficha técnica
Título original: Metropolis
Nacionalidad: Alemania
Estreno 1: 10 de enero de 1927
Duración: 153 min. (premiere alemana) <NR> 114 min. (versión recortada 1927)
123 min. (restauración 2002)
80 min. (Giorgio Moroder)
Ficha artística
Dirección: Fritz Lang
Guión: Thea von Harbou (basado en su Novela homónima)
Producción: Productora: U.F.A.
Fotografía: Karl Freund, Günther Rittau (Blanco y negro)
Música: Gottfried Huppertz (original)
Kevin Saunders Hayes
Giorgio Moroder (1984)
Reparto: Gustav Frölich, Brigitte Helm, Alfred Abel, Rudolf Klein-Rogge, Fritz Rasp, Theodor Loos, Heinrich George
Información suplementaria
Otros datos: No hay otros datos
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Fritz Lang (1927)

Metrópolis es una película muda dirigida por Fritz Lang. Originalmente la película tenia un metraje largo, de más de dos horas y media; pero la censura y la conveniencia comercial empujaron a recortar la duración notablemente. Este metraje se creía perdido, pero sucesivos hallazgos y trabajos han dado lugar a una amplia variedad de versiones.

La trama:

Metropolis es una ciudad del futuro, una aparente utopía de rascacielos y jardines eternos. Sin embargo, para que las clases privilegiadas que habitan en su superficie puedan llevar este nivel de vida, se hace necesario una gran masa de obreros que trabajen en las máquinas subterráneas en turnos de diez horas.

Freder, hijo de Joh Fredersen, arquitecto y dueño capitalista de la ciudad, disfruta de esta vida idílica hasta el momento en que María, una joven de la zona baja de la ciudad, asciende hasta los jardines acompañada de los hijos de los obreros para que éstos contemplen esa otra vida. Freder queda profundamente impresionado por esta aparición y enseguida parte en su busca. Por el camino entrará en contacto con los obreros y comprobará las inhumanas condiciones en las que trabajan.

La película:

Metrópolis está considerada como una obra cumbre de la ciencia ficción y uno de los máximos exponentes del expresionismo alemán en el cine. Sin embargo por la película desfilan elementos vinculados al futurismo (el movimiento constante de las máquinas al comienzo de largometraje); a la arquitectura racionalista de la Bauhaus en todo el diseño de la Metrópolis, que funde arte e ingeniería; e incluso el Art Déco en parte de los interiores. Únicamente el exterior de la casa del personaje de Rotwang y las catacumbas pueden ser considerados expresionistas.

Por aquel entonces, Alemania era un país asfixiado por las disposiciones del Tratado de Versalles y tenía su sistema financiero sumido en la crisis más grande que conoció ese siglo. La película venía a ser una representación alterada de lo que sucedió durante esos años en el Imperio Ruso, que pasó a ser la URSS, donde la ideología marxista de Lenin condujo a la nación a ser la primera del mundo gobernada por el "proletariado".

Parte de la censura y recortes que sufrió para su distribución en Alemania tenían que ver con estas nociones marxistas. La trama está ambientada en una ciudad distópica de carácter industrial donde la clase gobernante vive en ostentosos edificios en la superficie, con todas las comodidades posibles, mientras que la clase obrera malvive en barrios subterráneos (idea que parece tomada de La máquina del tiempo de H.G. Wells).

La ciudad:

De manera casi teatral, la película está dividida en una serie de escenarios muy diferenciados, principalmente tres: la zona alta, la zona de las máquinas y la ciudad subterránea de los obreros. No es casual que los obreros habiten en la zona más baja, por debajo incluso de las máquinas.

Es interesante la manera en que se representó esta zona de máquinas, casi como un verdadero barrio, con amplios pasillos y escaleras que llevan a salas llenas de calderas, tuberías y pasarelas metálicas. Las máquinas son monumentales y despóticas, los obreros deben controlar sus mandos y accionarlas continuamente, el vapor, la electricidad y los engranajes dominan la escena.

Uno de los aspectos más importantes y emblemáticos de la película es precisamente la ambientación de esta zona de máquinas: la máquina-M que devora obreros o la rueda de luces, sin función aparente, y que es la verdadera crucifixión de Freder... Igualmente emblemáticas son las escenas que muestran la ciudad superior, con amplias avenidas franqueadas por gigantescos rascacielos de hormigón y de cristal que son como acantilados, montañas, con sus trenes elevados y los vehículos voladores... En esta imagen Lang supo encerrar el ideal de la ciudad utópica, poderosa, luminosa, elevada, limpia. El barrio obrero, por contra, resulta deliberadamente anodino y oscuro, compuesto por edificios impersonales, cuadrados, organizados en torno a una plaza vacía de no ser por un gong, una imagen del reloj que rige la vida del obrero.

Personajes:

La trama imaginada por Thea von Harbou era enormemente alegórica y sus personajes principales son fundamentalmente estereotipos. Joh Fredersen, el amo de Metropolis, encarna al capitalismo, con alusiones nada sutiles a la deidad (Joh, como contracción de Jehová). Freder, su hijo, debe descender de los cielos al mundo, la ciudad de los obreros. Su relación con María, la santa de los obreros es, en realidad, bastante naïf y la propia María ejerce a un tiempo el papel de doncella y de madre (su primera aparición es rodeada de niños). Freder, por su parte, no ha conocido a su madre, muerta la nacer él, lo que viene a reforzar este papel maternal de María.

Metropolis también es una de las primeras obras en mostrar un robot, una androide femenina de aspecto metálico que se ha convertido en una de las imágenes más conocidas de la película. Este androide, bautizado Hel por Rotwang, es una pieza fundamental en la trama y sus connotaciones no son menos alegóricas y religiosas. Hel (nombre de la diosa del infierno entre los vikingos) es el nombre de la madre muerta de Freder, esposa de Frederson y, además, amante de Rotwang. La desaparición de esta figura marca profundamente a estas tres figuras, lo que convierte a la Hel humana en un personaje sin papel. La Hel robótica, por contra, tendrá uno fundamental: usurpará la identidad de María y provocará la rebelión de los obreros.

En realidad, Hel es una extensión del personaje de Rotwang, precursor del prototipo del genio del mal. Numerosos pentagramas invertidos identifican a Rotwang con el diablo, pero sus acciones son aún más definitorias: marcado por la pérdida de Hel, sostiene un gran rencor contra Frederson y su hijo, engaña a ambos y crea el artefacto definitivo del engaño, el robot que suplantará a María. Sin embargo, aún dentro de su estereotipo, resulta sumamente interesante observar la humanidad de Rotwang, como si Lang hubiera querido desmitificar un poco al propio diablo.

El doble papel de la actriz Brigitte Helm como el robot y María es remarcable, y su interpretación de la malvada creación (podría decirse que la Lilith de la historia) es asombrosamente expresiva, sensual al tiempo que perturbadoramente extraña.

La banda sonora:

La banda sonora original de Gottfried Huppertz es un importante recurso narrativo en la película, sustituyendo en parte los diálogos de los actores para expresar y explicar lo que les mueve. Cada elemento relevante de la obra tiene su propio motivo musical (la ciudad exterior, la ciudad de los obreros, las máquinas, María, el tema amoroso, los obreros, la rebelión...). Casi de manera inevitable, Huppertz se inspiró en música de Wagner y de Richard Strauss, aunque hace aportaciones modernistas para ilustrar los temas más futuristas, como el sensacional tema de las máquinas.

Sin embargo, la música de Huppertz no fue bien tratada por las sucesivas ediciones, recortes y posteriores restauraciones y hasta la restauración de 2001 no se volvió a grabar para incluirla tal y como el autor la concibió.

Muchos artistas han aportado sus propias versiones de la banda sonora, empezando con una versión electrónica encargada en 1975 por la BBC. En 1984 Giorgio Moroder preparó una versión restaurada de la película de tan sólo 80 minutos de duración a la que le proporcionó una nueva banda sonora, eminentemente pop, con artistas como Pat Benatar, Bonnie Tyler o Freddie Mercury. Esta versión recibió críticas muy negativas, aunque posibilitó la cesión de parte de las imágenes para la creación de uno de los grandes vídeos de Queen, Radio Ga Ga (David Mallet, 1984).

Premios:

Obviamente, en el momento de su estreno no pudo obtener premios que por entonces no se concedían. Pero con ocasiones de alguna de sus restauraciones los profesionales del medio han sabido resarcir esta falta.

Obtenidos:

  • 2000: Honorary Roger del Avignon/New York Film Festival a Kevin Saunders Hayes por la nueva banda sonora
  • 2000: Incluido en el Salón de al Fama de la Online Film & Television Association
  • 2002: Premio especial del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York por la restauración de la película
  • 2002: Premio Rondo Statuette a la mejor restauración del año
  • 2011: Premio Saturn a la edición especial en DVD The Complete Metropolis
  • 2012: Premio Saturn a la edición especial en DVD Giorgio Moroder Presents Metropolis

Finalista:

La versión de 1985 en la que se sustituía la banda sonora por otra mucho más moderna recibió serios toques de atención por parte de los adeptos de la versión original, que la nominaron a los premios Razzie.

  • 1985: Premio Razzie a peor banda sonora musical para a Giorgio Moroder
  • 1985: Premio Razzie a peor canción original por Love Kills
  • 2011: Premio Saturn a la música de Gottfried Huppertz (póstumo)