Premio UPC 2003
Premio UPC 2003 | |
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Autor: | VV.AA. |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Premio UPC 2003 |
Revista o libro: | Premio UPC 2003 |
Editorial: | Ediciones B Colección Nova ciencia ficción nº170 |
Fecha | Marzo de 2004 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Premio UPC 2003 |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | Premio UPC |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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VV.AA. (2004)
El Premio UPC 2003 es un libro que recopila en un sólo volumen el relato ganador de la edición de 2003 del Premio UPC de novela corta, las dos menciones especiales concedidas ex aequo y dos novelas más de entre las cuatro que a juicio del jurado eran acreedoras de mención, siendo la primera ocasión en que el volumen recopilatorio recoge cinco novelas participantes, ninguna de las cuales es alguna de las ganadoras de la Mención UPC, concedida a la mejor novela escrita por miembros de la universidad.
Recoge también la conferencia que tradicionalmente imparte algún autor internacional a invitación de los organizadores del premio durante el acto de entrega del mismo, en esta ocasión, a cargo de Orson Scott Card.
Contenido:
- Conferencia
- Literatura abierta, por Orson Scott Card
- Primer premio
- Mención especial (ex aequo)
- Menciones:
La conferencia:
Empieza la conferencia con una pequeña fábula acerca de unos artesanos que fabrican lentes para telescopios que paulatinamente van perdiendo de vista el objetivo inicial de su oficio, hasta convertirse en orfebres de lentes preciosamente ornamentadas y perfectamente inútiles.
Es un inicio muy didáctico que ilustra eficazmente el contenido de la conferencia que desarrolla a continuación. Se posiciona Scott Card en contra de la literatura académica pretenciosa y elitista cuyo fin primordial -asegura- ya no es el original de servir de comunión entre los receptores del arte, sino que ha degenerado en todo lo contrario, una herramienta de aislamiento. El arte académico, dice Scott Card, es deliberadamente oscuro. El verdadero arte, por contra, es una menifestación que se puede entender y disfrutar de manera casi universal y sin necesidad de explicaciones adicionales a la propia obra.
En el desarrollo de los diferentes puntos de su conferencia, el escritor americano sostiene que la ciencia ficción, por su cercanía al público y por su afán exploratorio, es la verdadera revolución del arte académico, que se ha quedado anquilosado, desfasado y carece de verdadera conexión con la sociedad. Postula que incluso en unas cuantas décadas la ciencia ficción será enseñada en las universidades a semejanza a como hoy en día se estudia el clasicismo o el romanticismo.
Termina la conferencia con un manifiesto según el cual el autor promete seguir las directrices marcadas en la conferencia, evitando caer en los vicios denunciados.
Las novelas:
Nos encontramos con un puñado de obras de indudable calidad escritas todas ellas por autores hispanoamericanos. Hay que reseñar, no obstante, que las otras dos menciones especiales, otorgadas a autores anglosajones, quedaron fuera de la publicación, quizás por tener otros intereses editoriales.
La obra ganadora resulta una magnífica elección por parte del jurado. No sólo está magníficamente escrita y aborda un tema medianamente alejado de los tópicos del género (algo que no hicieron la mayoría de sus competidores), sino que además está ambientada de manera en España y su evolución sociopolítica. Esta cercanía, conseguida con absoluta naturalidad, es algo que muy a menudo se hecha en falta en la producción nacional, y es muy de agradecer ver premiar esto en un galardón español.
El resto de finalistas son muestras de buena escritura y amenidad, aunque adolecen de una tendencia, admitida de forma abierta, a revisitar los tópicos del género: batallas ciberpunk, robots positrónicos haciendo las veces de investigadores, antihéroes de la carretera en futuros postapocalípticos o guerras cruentas entre la Tierra y sus satélites.
La obra de Daniel Mares, Carne, merece una mención individual para hacer honor a la gran imaginación, imprevisibilidad de la trama y a la fuerza de las situaciones narradas. Quizás lo único lamentable de la selección de este año sea el que el autor madrileño se quedara sin un premio en metálico.