Memoria
| Memoria | |
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| Autor: | Teresa Pilar Mira de Echeverría |
| Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
| Datos de primera publicación(1): | |
| Título original: | Memoria |
| Revista o libro: | Terra Nova |
| Editorial: | Sportula |
| Fecha | 2012 de {{{Año}}} |
| Publicación en español: | |
| Publicaciones(2): | Terra Nova |
| Otros datos: | |
| Saga: | No pertenece a ninguna saga |
| Premios obtenidos: | No se le conocen |
| Otros datos: | No hay otros datos |
| Fuentes externas: | |
| Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
| ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
| Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
| Notas: | |
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Teresa Pilar Mira de Echeverría ({{{Año}}})
Teresa Pilar Mira de Echeverría (2012)
La trama:
El relato narra una compleja historia de amor que se entreteje con los acontecimientos ocurridos durante una revolución en Marte.
La historia comienza cuando el protagonista, siendo un adolescente, conoce a un humano modificado, uno de los primeros creados para la terraformación de Marte. El muchacho se siente atraído por él, inicialmente por un sentimiento de admiración hacia un personaje que es casi un mito de los orígenes de la historia del planeta. Sin embargo, a lo largo de una serie de episodios distanciados en el tiempo, el cuento narra cómo esa admiración evoluciona hacia amor y, a lo largo de la historia, a una serie de relaciones interpersonales cada vez más complejas.
El relato:
Se observan dos escrituras diferentes en la obra, en el sentido de que la impresión poética que causa el inicio y el desarrollo posterior son un tanto diferentes.
El escenario inicial es un pequeño poblado en decadencia en un Marte terraformado y humanizado, con algunos toques retro que evocan (con o sin intención) el estilo de Crónicas marcianas (Ray Bradbury, 1950).
Pero pronto la historia de esta decadencia queda olvidada sin desarrollarse, para ser sustituida por la narración de una epopeya en la que se entrelazan la insurrección marciana y la descripción de las diferentes fases del extraño amor entre los protagonistas.
La idea de una revolución en un planeta desértico llevada a cabo por unos nativos adaptados a este entorno hostil siguiendo a un líder venido de fuera recuerda a Dune (1965) pero, donde la novela de Herbert entreteje de forma magistral una compleja trama política con las distintas historias personales de sus personajes, el presente relato abandona pronto la narración de la epopeya para centrarse en la historia sentimental de sus personajes.
El relato entra dentro de la literatura queer. La autora parece querer mostrar múltiples opciones sexuales y uniones familiares extrañas con la aparente intención de sorprender al lector mostrándole algo que debe resultar sorprendente y transgresor, de forma similar a Forastero en tierra extraña de Heinlein (1961).
Sin embargo, esto que era trangresor en los '60 o, incluso, en los '90, no lo es ahora mismo. La sociedad ha avanzado y la ciencia ficción no debe mostrar posibilidades que ya se sabe que existen, sino explorar sus consecuencias en el mundo real. El debate sobre los derechos de y el respeto a las minorías sexuales no debe ser mostrar que existen, sino sobre su implantación real en el día a día de nuestra sociedad. La metáfora de un futuro lejano empleada por Heinlein para plantear ideas nuevas debe ser sustituida por la narración de una ficción en la que estas ideas han sido aceptadas por nuestra sociedad y mostra cómo ésta se ha adaptado (o no) a ellas.
Por último cabe destacar que el relato plantea situaciones y reacciones de los personajes demasiado forzadas, lo que puede comprometer el pacto de ficción. Por ejemplo: la idea de arrancarse a mordiscos una falange como muestra de amor puede ser creíble en algún personaje concreto, bien construído y en el marco de una escalada de tensión que rebaje la incredulidad del lector. Como acto de unos personajes ya de por sí poco creíbles hace que el pacto de ficción se resienta. Asumir que toda una sociedad aceptaría este gesto hace que el pacto de ficción pueda romperse por completo. No es el único ejemplo, pero sí uno de los más llamativos.
En conjunto, el relato falla tanto en la narración, al desatender la epopeya que serviría de hilo conductor de las historias de sus personajes, como en la narración de estas relaciones interpersonales, por ser éstos poco creíbles, así como en el planteamiento o reivindicación de los derechos de minorías sexuales, al emplear para ello unas premisas ya obsoletas.
Se trata, pues, de una lectura prescindible.
