Soñar es asunto privado

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¡Atención, spoilers!

Aquí se desvelan detalles de la trama y el argumento


Soñar es asunto privado
Autor: Isaac Asimov
Otros títulos: {{{Otros títulos}}}
Datos de primera publicación(1):
Título original: Dreaming Is a Private Thing a.k.a.A Hundred Million Dreams at Once
Revista o libro: The Magazine of Fantasy and Science Fiction
Editorial: {{{Editorial}}}
Fecha Diciembre de 1955 de {{{Año}}}
Publicación en español:
Publicaciones(2): Con la Tierra nos basta
Otros datos:
Saga: Relato independiente
Premios obtenidos: No se le conocen
Otros datos: Título original: A Hundred Million Dreams at Once
Fuentes externas:
Tercera Fundación [{{{URL-3F}}} Ficha]
ISFDB [{{{URL-ISFDB}}} Ficha]
Otras fuentes {{{URL-OtrasFuentes}}}
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

Isaac Asimov ({{{Año}}})

Isaac Asimov (1955)

A.k.a.: El soñar es una cuestión privada

Un relato desarrollado en una única unidad temporal. Cuatro entrevistas que el director de una compañía dedicada a la fabricación de sueños para el consumo privado mantiene de forma consecutiva: con los padres de un niño con dotes para ser “soñador”, con un representante del gobierno indignado por la aparición en el mercado negro de sueños pornográficos, con un editor de sueños de la compañía preocupado por las tendencias del mercado que favorecen a la competencia y finalmente con un soñador que quiere presentar su renuncia.

Inicialmente, y en especial después de la entrevista con el hombre del gobierno, Asimov parece situarnos en una trama casi ciberpunk en la que convergen elementos tan sugerentes como un mercado negro dedicado a productos ilegales de alta tecnología, tendencias sociales y gobiernos represivos. Esta ilusión aún se mantiene durante la tercera entrevista, aunque ya con matices más característicos de este autor. El relato parece adoptar entonces la forma de un problema de mercado, similar a las crisis Seldon de su trilogía de la Fundación.

Sin embargo, tras la cuarta entrevista, Asimov zanja el relato de manera precipitada, o mejor dicho, lo deja inconcluso, como si hubiera perdido interés en las ideas planteadas.

Un final decepcionante, sobre todo tras un planteamiento tan interesante.

¿Estamos hablando de cine?

Tras abandonar la trama de intriga tecnológica, al lector le queda la sensación de que Asimov está transponiendo a la ciencia ficción una situación actual, a caballo entre la historia de la industria del cine y su propia experiencia como escritor.

Hay que decir que, al compararlo con el desarrollo de séptimo arte, el relato pierde gran parte de su originalidad. Entre tanto, el final se vuelve excesivamente sentimentalista cuando intuimos que el soñador obsesionado con inventar nuevos sueños es un trasunto del autor de ficción. Punto que se hace evidente si se lee este relato a continuación de Los sufrimientos del autor (1957), cancioncilla parodia que le precede en la antología Con la Tierra nos basta (1957), libro en el que por primera vez fueron publicados conjuntamente ambas obras.