El cuento en la ciencia ficción
El cuento es una modalidad literaria de gran importancia dentro de la ciencia ficción.
Historia:
Aunque las primeras obras de ciencia ficción moderna vieron la luz en forma de libro (Frankenstein, 20.000 leguas de viaje submarino, La guerra de los mundos, El mundo perdido...) el panorama cambió notablemente en los años '20 del siglo XX.
En esa época triunfaban las denominadas revistas pulp. Eran publicaciones baratas con relatos y series de folletines que contaban aventuras de todo tipo, entre ellas, por supuesto, historias de ciencia ficción. Debido a su misma naturaleza, el cuento y las revistas eran medios perfectamente complementarios.
En 1926 Hugo Gernsback, fundó Amazing Stories, la primera revista íntegramente dedicada a la ciencia ficción. Su intención era hacer del género algo digno, por lo que seleccionaba aquellos relatos que le parecía que hacían más hincapié en la ciencia y en la tecnología, descartando obras más burdas que no eran más que meras trasposiciones al espacio de las típicas historias de cowboys y, cuando no disponía de material suficiente para rellenar sus páginas, reeditaba historias de Julio Verne o H.G. Wells, en vez de rebajar el nivel de la publicación.
Aunque en 1929 Gernsback perdiera el control de su publicación, el espíritu se mantuvo. De esta forma salieron a la luz relatos como La llegada del hielo (1926), El satélite Jameson (1931), Submicroscópico (1931) o Tumithak de los corredores (1932), relatos todos ellos que hoy en día nos parecen flojos en el mejor de los casos y que deben darnos una idea de lo que se publicaba en la época, Gernsback los consideraba una mejora. No obstante, hay que reconocer que entre toda esta literatura de baja calidad se publicaron también obras tan notables como Las ciudades de Ardathia (1932).
En 1938 John W. Campbell toma el mando de Astounding, dando comienzo a la edad de oro. En su revista Campbell recluta a autores como Isaac Asimov, A.E. van Vogt, Robert A. Heinlein, Clifford D. Simak L. Sprague de Camp, Lester del Rey, Hal Clement, Jack Williamson o Theodore Sturgeon, por mencionar a los más conocidos.
No es casual que en unos pocos años aparezcan tantos autores brillantes. Estos nuevos escritores habían leído en su juventud (en ocasiones pocos años antes), las historias publicadas en Amazing. El éxito de Campbell es, pues, recoger lo que Gernsback había sembrado.
Se considera que a partir de 1950 comienza la edad de plata de la ciencia ficción. Ésta es, en realidad, una extensión de la edad de oro, tanto en temática como en autores. Sin embargo, y por esta misma razón, la mano de Campbell es visible en este periodo. De esta forma, la ciencia ficción nace y se desarrolla como género consagrado en la primera mitad del siglo XX, al amparo de revistas que, principalmente, publicaban relatos.
En 1963 Michael Moorcock toma el mando de New Worlds y surge el movimiento que se denominó nueva ola, con autores de la talla de Norman Spinrad, Harlan Ellison, Philip J. Farmer, M. John Harrison, Pamela Zoline, J. Barrington Bayley o John Sladek. De esta forma de nuevo una revista literaria se convierte en el trampolín de una nueva hornada de autores capaces de renovar y cambiar el género de la ciencia ficción.
Aunque en la actualidad el mercado de las revistas de ciencia ficción parece decaer debido a la mayor proliferación de novelas o nuevos medios de distribución como Internet (por ejemplo, la revista española BEM se publica desde 2003 en el sitio http://www.bemonline.com), se siguen publicando revistas como Analog (heredera de Astounding o [Isaac Asimov's Science Fiction Magazine]], en la que se publican relatos como Los osos descubren el fuego (1990) o Las 43 dinastías de Antares (1997), ambos relatos ganadores de un premio Hugo.
En todo caso, los diferentes concursos de literarios, como el Nebula, el Hugo o el UPC, siguen siendo habituales, constituyendo a menudo una magnífica carta de presentación para escritores noveles.
El cuento como medio para la ciencia ficción:
Dado que, a menudo, en la ciencia ficción lo principal no es la calidad literaria como la idea que se desa transmitir, el medio es un vehículo más que adecuado.
En los cuentos, especialmente en los relatos breves, no siempre es posible desarrollar personajes, plasmar sus emociones y sentimientos y hacerlo con una riqueza estilística que emocione al lector sensible; amenudo, simplemente no hay espacio suficiente para ello. Sin embargo,