Polizón a bordo
Polizón a bordo | |
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Autor: | Tomás Salvador |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Polizón a bordo |
Revista o libro: | Marsuf, el vagabundo del espacio |
Editorial: | |
Fecha | fecha desconocida de 1964 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Marsuf, el vagabundo del espacio Historia y antología de la ciencia ficción española (2014) |
Otros datos: | |
Saga: | Marsuf |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Tomás Salvador (1964)
Polizón a bordo es uno de los relatos de Marsuf que pretenden evocar los viejos relatos de marineros.
Comienza cuando en la nave Bandeirante descubren a un polizón: Marsuf, un viejo ciego, borracho, embustero y fanfarrón que pretende viajar gratis hasta Ganímedes (destino de la nave). El capitán (apodado el viejo por la tripulación pese a su juventud, por simple costumbre marinera) lo manda encadenado a la bodega, pero su segundo de a bordo comienza a explicarle quién es Marsuf. Y es que Marsuf es una figura legendaria en los puertos de todo el Sistema solar y los marineros, supersticiosos, lo consideran un ave de buen agüero, por lo que encerrarlo podría acarrear descontento entre la tripulación.
Sin embargo, el capitán, por su juventud y su formación (es un excelente capitán de academia, sin mucha experiencia real, un hombre frío que antepone a todo los procedimientos) no ha oído hablar nunca de Marsuf. Así, el segundo de abordo comienza la narración de cómo Marsuf se quedó ciego, narración que es el auténtico eje de la aventura del relato. El resto son pinceladas que muestran cómo el capitán accede a escuchar primero y acaba aceptando la presencia de Marsuf después, imbuyéndose así en el espíritu de aventura que tiene todo relato de marinería.
Aunque el relato es breve, su estilo resulta demasiado elaborado. El autor quiere expresar en el lenguaje cierto regusto por lo antiguo, cierta magia y aventura, lo que da lugar a una prosa engolada; no demasiado, pero sí lo suficiente para perder fluidez y haberlo hecho envejecer mal.