Discusión:Isaac Asimov/Artículo CylCon

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El 2 de enero de 1920 nace Isaac Asimov… al menos oficialmente. Como el mismo Asimov contaba, nació días antes de que sus padres migraran a EE.UU. y en esas fechas la recién nacida URSS hacía poco que había adoptado el calendario Gregoriano por lo que, cuando los funcionarios de inmigración les preguntaron por la fecha de nacimiento del bebé que tenían en brazos, el 2 de enero pareció a sus padres una suposición razonable, pero nunca se llegó a saber si era realmente la fecha correcta.

La Edad de Oro de la CF estadounidense (y de Isaac Asimov):

Asimov fue uno de los escritores más prolíficos y exitosos de lo que se conoció como la Edad de Oro de la ciencia ficción estadounidense, pero también un ejemplo de lo que eran los escritores del género en ese entonces: un joven blanco heterosexual de sólida formación científica, con interés y curiosidad por la ciencia, que creció leyendo revistas pulp en los años treinta a las que luego envió relatos que, finalmente, serían publicados. Y es que la ciencia ficción en esa época tenía ese sabor.

Pero es que, además, Asimov formó parte de lo que se conocería como el círculo de Campbell, lo que nos lleva a otra figura fundamental en el pulp de la Edad de Oro: John W. Campbell, editor de la prestigiosa revista Astounding desde octubre de 1937 hasta su muerte en 1971 (entonces la revista se llamaba Analog). Campbell trajo una serie de cambios notables en la revista, el primero de ellos, cambiar el nombre de Astounding Stories a Astounding Science-Fiction, cambio que fue efectivo a partir del número de marzo de 1938 (el que sería considerado el primer número de la Astounding de Campbell).

El segundo cambio sería dirigirse a un público más maduro, con un contenido más serio y especulativo y un mayor interés en la calidad literaria de los relatos, lo que distinguiría a su revista de la mayoría de las otras revistas de la época. Para ello, se rodeó de una serie de autores jóvenes (el propio Isaac Asimov, pero también A.E. van Vogt, Robert A. Heinlein, Clifford D. Simak, L. Sprague de Camp, Lester del Rey, Hal Clement, Jack Williamson o Theodore Sturgeon) a los que podía moldear y sugerir ideas. Como él mismo decía, si sugería una idea a media docena de buenos autores, obtenía media docena de buenos relatos; de hecho, las leyes de la robótica que todos asocian a Isaac Asimov, son una idea trabajada de forma conjunta entre Asimov y Campbell.

En los años cuarenta del s. XX la ciencia ficción estadounidense se encontraba en las revistas más que en los libros. Allí se publicaban originalmente los relatos que, quizá, podrían recopilarse y publicarse después en antologías. Asimov es, de nuevo, un buen ejemplo de esto. Usualmente se menciona 1951 como la fecha de publicación de Fundación pero eso es la fecha de publicación del libro con ese nombre, un fix-up que recoge relatos anteriores con un primer capítulo que sirve para presentar y dar coherencia a la antología. En realidad, el primer relato de la saga de la Fundación (el que sería el segundo capítulo de la antología y narra la primera crisis Seldon) fue publicado en 1941 bajo el título de El plan de un millón de años. Lo mismo ocurre con Yo, robot: aunque la fecha de publicación de la antología es diciembre de 1950, ésta recoge relatos publicados ya en 1940.

Asimov es un buen ejemplo de esta ciencia ficción: autor imaginativo, con un estilo simple y directo que se adaptaba muy bien al relato, más ágil que el de la novela y en el que una buena idea y un final impactante son más importantes que la prosa o el desarrollo de los personajes (no en vano Cortazar decía que la novela gana por puntos y el relato por ko). Así, las ideas y el estilo ágil de Asimov (y su gran prolificidad) lo hicieron triunfar en la época dorada de las revistas y las antologías.

Tras la Edad de Oro:

Pasados los años cincuenta y, sobre todo, a partir de los años sesenta, la ciencia ficción evolucionó y maduró hacia lo que se denominó la Nueva ola. Se suele fechar el comienzo de esta etapa a partir de que Michael Moorcock tomara el mando de la revista New Worlds, en 1963, y se caracterizaba por historias más trascendentes y un estilo más depurado.

Asimov era un escritor profesional y vio que necesitaba dar el salto del relato a la novela para poder asegurar ciertos ingresos. Paulatinamente fue haciendo crecer la longitud de sus obras hasta la novela corta, manteniendo su estilo característico: tramas bien ajustadas, con interés en la sociología, y mucho diálogo, lo que las convertía en obras ágiles, llenas de ideas especulativas pero que no renunciaban nunca a entretener. Esto a veces le empujó a alargar o rellenar historias más cortas, en detrimento de la agilidad que le caracterizaba, por lo que no se le considera tan buen novelista como cuentista.

En realidad Asimov no dejó nunca de ser un escritor de la Edad de Oro; por mucho que tratara de adaptarse a los gustos e intereses de los nuevos lectores, su estilo y temática nunca llegaron a tener la madurez y calidad literaria de lo que publicarían en la nueva ola autores como el propio Michael Moorcock, Brian W. Aldiss, J.G. Ballard, John Brunner, Harlan Ellison, Robert Silverberg, Roger Zelazny, Samuel R. Delany, James Tiptree Jr., Norman Spinrad, Kurt Vonnegut o su mejor exponente: Ursula K. Le Guin y, desde luego, jamás entró en el pesimismo y la denuncia del ciberpunk.

Paralelamente, encontró un gran nicho como escritor de divulgación y su producción de ciencia ficción se volvió menos frecuente. Aún así, dejó algunas novelas meritorias, como Los propios dioses (1972), ganadora de los principales premios del momento.

Su obra:

La mayor parte de su obra tiene como escenario un mismo universo propio, un futuro distante en que la especie humana se ha expandido por la galaxia olvidando la Tierra de origen, y que termina por unificarse en un inmenso imperio galáctico, planteamiento de sus relatos de la Fundación de los años cuarenta y sus primeras novelas de los años cincuenta.

Paralelamente, un segundo cuerpo de obras iría trabando lo que se ha denominado las historias de robots, y que en los años cincuenta también se engrosarían con algunas novelas de corte policiaco. Asimov iría unificando ambos universos en uno solo con gran sentido comercial, con una serie de novelas en los años ochenta, momento en que las novelas de ciencia ficción empezaron a ser, repentinamente, un producto muy rentable.

Escribió también otras sagas, como los relatos de los viudos negros (fuera de la ciencia ficción) o Azazel (una antología de relatos humorísticos que, en rigor, no pueden ser considerados ciencia ficción en el sentido en que lo es el resto de su obra). Además, por supuesto, de una infinidad de relatos fuera de estas sagas.