Cánticos de la lejana Tierra
Cánticos de la lejana Tierra | |
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Autor: | Arthur C. Clarke |
Otros títulos: | Voces de un mundo distante |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Songs of Distant Earth |
Revista o libro: | Songs of Distant Earth |
Editorial: | Del Rey / Ballantine |
Fecha | Mayo de 1986 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Cánticos de la lejana Tierra |
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Saga: | |
Premios obtenidos: | |
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Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Arthur C. Clarke (1986)
Cánticos de la lejana Tierra es una novela de ciencia ficción del célebre autor británico Arthur C. Clarke, basada en un relato homónimo del mismo autor, escrito en 1958.
Tabla de contenidos
Argumento:
Varios siglos después que el Sol se convirtiera en supernova destruyendo la Tierra. El Magallanes, la última nave de evacuación, portando más de un millón de personas crionizadas realiza una parada para reparaciones en la órbita del planeta Thalassa pensando que estaba deshabitado. El planeta (un mundo oceánico con poca superficie terrestre en forma de islas) resulta habitado por humanos descendientes de una nave sembradora automática.
Utopía:
Clarke diseña una sociedad utópica en Thalassa, donde los habitantes carecen de muchos de los prejuicios humanos y propone una comunidad totalmente atea. Plantea un sistema de gobierno donde los ciudadanos participan en las labores administrativas mediante un sorteo (una especie de servicio civil) y cualquiera con aspiraciones políticas es apartado de los círculos de poder.
La novela:
La novela, sin embargo, resulta floja en muchos (demasiados) aspectos. Es evidente que Clarke es un escritor de distancias cortas; aunque muchos de sus relatos son interesantes o notables, sus novelas, incluso las más reconocidas, resultan cojas, y esta está muy por detrás de ellas.
Hay un hilo argumental que vertebra los episodios (las tareas de reparación de la Magallanes), pero no hay una trama que recorra toda la novela. No hay un conflicto que deba ser resuelto por los protagonistas a lo largo de la historia y ésta se convierte en una sucesión de episodios muchos de los cuales podrían ser eliminados, pues no aportan nada a la trama. Hay también fragmentos (cartas a seres dejados atrás escritas a modo de diarios, episodios introspectivos...) en los que el autor intenta dar profundidad a los personajes con escaso éxito y que hacen más daño al ritmo de lo que aportan.
Igualmente, las escenas de diálogos resultan forzadas, no sólo porque muchas de ellas es evidente que están ahí porque hay algo que Clarke quiere decir (aunque no venga al caso ni aporte nada), sino porque el estilo de diálogo es demasiado artificial y elaborado, poco creíble.
Se trata, pues, de una novela corta que se hace larga, tanto más frustrante cuanto que es imposible no pensar en la obra de Ursula K. Le Guin y en las historias a las que podría haber dado lugar el escenario de choque entre dos culturas separadas reencontrándose siglos después.
Ciencia ficción dura:
Clarke era un escritor riguroso con la parte científica de sus novelas. Así, plantea un escenario en el que los habitantes de la Tierra disponen de unos 1600 años para afrontar el final, ya que se supone que los científicos han averiguado que el Sol se convertirá en supernova en ese tiempo. Por ello, las primeras naves enviadas buscando la supervivencia de la especia serán naves sembradoras: no llevan seres vivos, sino embriones e incluso simplemente su ADN almacenado, y son dirigidas hacia mundos colonizables e incluso terraformables. Este es el caso de Thalassa.
La Magallanes, por contra, es una nave mucho más avanzada. El desarrollo de un nuevo tipo de propulsión, basada en la energía del vacío, permite evacuar a millones de personas del planeta, pocos años de que sea aniquilado por el Sol.
Otros aspectos realistas es la escusa escogida para que la Magallanes haga una parada a medio camino, que no es otra que reponer los escudos antimeteoritos de la nave, grandes bloques de hielo. Siendo Thalassa un planeta oceánico, parece el lugar idóneo para ello. También hace uso de un ascensor espacial para llevar materiales entre la nave y la superficie.
Como curiosidad que refleja el amor del autor por la divulgación de la ciencia, mencionar que el planeta helado que es el destino final de la Magallanes se ha nombrado como Sagan 2, en honor del divulgador Carl Sagan.
La música en la novela:
Existen constantes alusiones a la música a lo largo del texto, además del propio título. Por ello, no es extraño que la novela fue la fuente de inspiración para el músico Mike Oldfield, que creó en 1994 un álbum de título casi homónimo, The Song Of Distant Earth de música ambiental ligeramente electrónica.
Premios:
Finalista:
- 1987: Premio Locus a mejor novela (octavo puesto)