Perseguido (Relato)
- Nota: Este artículo se refiere al relato de Stephen King. Para otros usos ver Perseguido.
Perseguido (Relato) | |
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Autor: | Stephen King (bajo el pseudónimo de Richard Bachman) |
Otros títulos: | El fugitivo |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Running Man |
Revista o libro: | The Running Man |
Editorial: | Signet / New American Library |
Fecha | Mayo de 1982 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Perseguido |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | Adaptación cinematográfica: Perseguido (1987) |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Stephen King (bajo el pseudónimo de Richard Bachman) (1982)
Que Stephen King es un maestro en contar historias de manera que enganchen al lector es algo que no puede ser discutido con facilidad, lo que no quiere decir que su calidad sea excelsa.
The running man , traducido en España como Perseguido o incluso como El fugitivo es una prueba de su efectividad como profesional del contar historias y una muestra también de sus debilidades al hacerlo.
Lo más interesante del libro es su ambientación en un futuro distópico y tendente a la amoralidad, a semejanza de novelas anteriores como La naranja mecánica (1962), de Anthony Burgess, pero mucho más opresivo y violento.
Preludiando el ciberpunk, el futuro que nos presenta Stephen King está dominado por las grandes compañías, y muy especialmente, por lo medios de comunicación y sobre todo por la televisión. No añade nada nuevo a Fahrenheit 451 (1953) o a Incordie a Jack Barron (1969), excepto una enorme sensación de verosimilitud al regodearse en la sordidez de la sociedad que ha dado lugar este desequilibrio de poderes, con sus consiguientes valores y verdades.
Ben Richards, el protagonista, es un pobre hombre normal y corriente, quizás un poco más listo de lo que le convendría. La política de liberalismo económico que ha aupado a las grandes compañías a la cima ha llevado también a la depresión de las clases más pobres y a la desaparición de los seguros sociales. Consecuencias: paro, delincuencia, inseguridad, pobreza... Ben Richards es el perfecto don nadie del futuro: en paro, casado y con una hija enferma. Sin medicinas para curarla, su mujer se prostituye para poder conseguirlas.
Esto, obviamente, no le gusta al bueno de Ben, que decide participar en alguno de los concursos de la tele.
La cosa no es tan simple. La televisión ha evolucionado con la sociedad. De los reality shows y de las escenas escamoteadas de morbo con persecuciones policiales y tiroteos se ha pasado gradualmente a algo mucho más espectacular.
Los buenos concursos se retroalimentan del impulso morboso de la gente por ver a alguien sufrir. Perder un brazo, perder una pierna, perder la vida... Cuanto más peligroso es el concurso, más dinero se puede llevar el concursante.
Y el concurso estrella es The running man, el perseguido. Aquí, el concursante es cazado por especialistas como un fugitivo. Cada día que pasa, gana dinero. Si aguanta un mes, salva la vida. Pero nadie ha sobrevivido más de unos pocos días.
Este es el planteamiento. Luego vienen una serie de aventurillas en las cuales el protagonista esquiva a sus perseguidores durante un montón de tiempo, típico pero entretenido.
El escenario es muy interesante y sería una novela remarcable si no fuera por que se percibe una tendencia a los clichés hollywodienses, una lucha interna que King intenta equilibrar con grandes dosis de realismo sucio. Por tal motivo (la mezcla de denuncia social con tratamiento de superventas) termina por no gustar a ninguno de los dos posibles tipos de lectores, el que busca el ciberpunk y el que busca la aventura sencilla, que encuentraran el regusto de su antagonista en cada una de las líneas.
En cuanto a ciencia ficción, nos quedamos con la parte ciberpunk, lamentando no poder expurgarla de su tufillo a bestseller.
No se puede evitar señalar que la historia se adaptó al cine, en la bastante más infame Perseguido (1987), con Arnold Schwarzenegger como protagonista. Las convergencias con el libro son mínimas y toda la película mantiene una sensación de serie B que la alejan de cualquier intento que hubiera podido existir de contar una historia de ciencia ficción, distopía, denuncia social o ciberpunk.