El hombre bicentenario (Relato)
El hombre bicentenario (Relato) | |
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Autor: | Isaac Asimov |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Bicentennial Man |
Revista o libro: | Stellar Science Fiction |
Editorial: | {{{Editorial}}} |
Fecha | Febrero 1976 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | El hombre bicentenario (antología) |
Otros datos: | |
Saga: | Historias de robots |
Premios obtenidos: | Nebula
Encuesta Locus de 1999 |
Otros datos: | Adaptado al cine: |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Isaac Asimov ({{{Año}}})
Isaac Asimov (1976)
En 1976, con motivo del segundo centenario de la independencia de Estados Unidos, Asimov recibió, junto a otros autores, el encargo de escribir un relato. Este encargo sólo tenía una limitación: el título del relato debía ser El hombre bicentenario . Asimov decidió que, puesto que un hombre normal no podía ser tan longevo, el protagornista debería ser un robot.
El protagonista es Andrew, un robot anómalo; tan anómalo que es capaz de realizar creaciones artísticas y, así, hacer la fortuna de su propietario. Éste es un hombre abierto de miras y que siente cierto aprecio por su robot, por lo que decide ingresar en una cuenta a nombre de Andrew la mitad de lo que percibe por sus trabajos.
Cierto día Andrew comunica a su dueño que quiere comprar su libertad. Esto causa un cierto revuelo, ya que no queda claro si, legalmente, puede declararse libre a una máquina. En el juicio Andrew declara que comprende lo que es la libertad y que la desea. El juez se basa en esa afirmación y sentencia que no puede negar el derecho a la libertad a ningún ente capaz de comprender lo que ésta significa y desearlo.
En su calidad de ser libre, Andrew se decide a caminar vestido por la calle. Determinado día un grupo de impresentables lo obligan a desnudarse (como robot, Andrew debe cumplir las tres leyes de la robótica y obedecer a cualquier humano).
Esto incita a Andrew a dar un último paso: convertirse en humano.
Una a una va sustituyendo piezas de su cuerpo mecánico por piezas orgánicas hasta que, por fin, sólo queda el cerebro, imposible de sustituir. Al final, Andrew decide que se permita a su cerebro deteriorarse y morir. Con este argumento (su mortalidad) se le declara, finalmente humano.
En 1999 Chris Columbus realizó una adaptación cinematográfica libre; aceptable, pero de una calidad mucho menor que la del relato original.
El relato puede ser encontrado en la antología El Hombre del Bicentenario.
Premios:
- 1976: Premio Nebula de relato largo
- 1977: Premio Hugo de relato
- 1977: Premio Locus de relato
- 1999: Encuesta Locus, 5º mejor relato de todos los tiempos