Discusión:Sociedades en la ciencia ficción

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Revisión de 19:51 23 feb 2010 por 88.6.169.227 (Discusión) (Sociedades reales:: "La república" no es una crítica a una sociedad real)

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Sociedades reales:

  • La guerra de los mundos critica la sociedad victoriana.
  • Fahrenheit 451 es una crítica la sociedad urbana de los EE.UU. a mediados del s. XX y Crónicas marcianas tiene un marcado tono bucólico. Mencionar que Bradbury parece creer que la sociedad estadounidense de hasta la Segunda Guerra Mundial, con sus tartas de manzana y todo eso, es poco menos que un ideal.
  • El ciberpunk es una crítica a la deshumanización de la sociedad occidental a caballo entre el s. XX y el s. XXI.


La crítica social está presente en la ciencia ficción desde sus inicios, en la etapa denominada de la ciencia ficción primitiva. Y de hecho, constituye el tema esencial de estas obras pioneras de un género por entonces aún no etiquetado. Desde La República de Platón, donde se nos describe una sociedad ideal (a juicio de Platón) la civilización de la Atlántida, hasta el mucho más moderno [Ver nota] Jonathan Swift con Los viajes de Gulliver (1726), novela de viajes que se vale de la sátira para criticar duramente la sociedad en la que le tocó vivir al escritor.

Nota: La república de Platón describe una sociedad utópica, no es una crítica a una sociedad existente. No debería estar en el apartado "Sociedades reales:" sino en el de "Sociedades imaginarias".

Ya dentro de los inicios de la ciencia ficción moderna podemos encontrar ejemplos tan claros como La guerra de los mundos (1898) de H.G. Wells. El libro es una dura crítica a la moral y costumbres de la Inglaterra victoriana.

Las edades de oro y de plata se centraron sobre todo en el estudio de la ciencia y la tecnología espaciales.

La nueva ola volvió a centrar el interés del género en las sociedades humanas.

Sociedades imaginarias:

  • Utopía
  • Las de Heinlein (La Luna es una amante cruel, sobre todo).
  • a trilogía de Marte.
  • Un mundo feliz
  • Gattaca


Dick definía la ciencia ficción como el género de la imaginación disciplinada. Mientras se mantengan dentro de lo plausible y desarrollen los hechos de forma coherente con las premisas de partida, los autores tienen libertad para desarrollar escenarios en los que especular con sociedades imaginarias.

Es habitual que los autores recurran a planetas colonizados en los que los colonos ensayan las sociedades que el autor quiere desarrollar.

Un ejemplo perfecto de esto sería Robert A. Heinlein,con obras como El granjero de las estrellas ([año]) o La Luna es una cruel amante (año). En la primera Heinlein imaginaba hombres y mujeres vigorosos que luchan por sobrevivir en un entorno hostil; en la segunda, mucho más compleja, se plantea una revolución y todo un desarrollo económico, político y social que da lugar a lo que, según él, era una sociedad perfecta. Los ideales liberales de Heinlein quedaban claros en los modelos de sociedad que planteaba, modelos en los que la máxima felicidad viene dada por la máxima libertad del individuo, reduciendo al mínimo el estado y las obligaciones de las personas para con él.

Medio siglo después Kim Stanley Robinson comenzó a publicar la trilogía de Marte. El primer libro, Marte rojo (1992) termina con una revolución y en el segundo, Marte verde (1993) Robinson se explaya en la creación de toda una Constitución y una sociedad, un Marte independiente con una economía y una política que Robinson desarrolla de forma prolija (el texto completo de la Constitución marciana se encuentra en Los marcianos ([año]), el cuarto libro de la trilogía.

Pero no sólo las colonias han sido escenario de sociedades imaginarias.

Presuntas utopías como Un mundo feliz ([año]) y Gattaca (1997) plantean sociedades imaginarias en la Tierra misma.