Trinidad (Jorge Baradit)
Trinidad (Jorge Baradit) | |
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Autor: | Jorge Baradit |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Trinidad |
Revista o libro: | Nova ciencia ficción nº201 |
Editorial: | {{{Editorial}}} |
Fecha | 2007 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Premio UPC 2006 |
Otros datos: | |
Saga: | Relato independiente |
Premios obtenidos: | Premio UPC |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Jorge Baradit ({{{Año}}})
Jorge Baradit (2007)
Algunos aseguran que la mejor ciencia ficción en español se escribe actualmente en Chile. Quizás sea una aseveración un poco presuntuosa, pero leyendo cosas como Trinidad se puede llegar a pensar que hay algo de verdad en ello.
Esta novela corta de Jorge Baradit sobrepasa las nociones de ciberpunk o escenario apocalíptico que tan bien encajan con obras más convencionales. De hecho, la visión del retorcido futuro que imagina Baradit es lo más parecido al infierno en la tierra que una mente racional podría tolerar.
El escenario
Las premisas de las que parte para conseguir este desasosegante efecto son dos. Por una parte, la hipótesis, cada vez más con más adeptos por parte de una corriente estética del ciberpunk, de que el espíritu, o el alma, o la conciencia, o lo que quiera que sea, es una especie de software implementado en este hardware que es nuestro cuerpo.
Como se ha dicho, la idea no es propia de Baradit, hace ya más de una década que Masamune Shirow creó su emblemático Ghost in the shell (ese espíritu dentro del cascarón), y mucho antes otras obras ya proponían la posibilidad de recoger la personalidad y la memoria en estructuras informáticas.
La segunda premisa es la liberación definitiva por parte de los gobiernos de cualquier atadura ética o moral. Esto, por supuesto, tampoco es nuevo.
Pero lo que sí es novedoso es el esfuerzo imaginativo con el que Baradit ha empujado estas premisas hasta los límites permisibles.
Si el espíritu es software, hay entonces sitio para las historias de fantasmas dentro de la propia ciencia. Si la informática es el lenguaje de la información, la magia entonces puede ser los primeros intentos de controlar este lenguaje.
De repente, nos encontramos con un mundo en que el chamanismo y la tecnología se han unido indisolublemente, en el que el dolor y el sufrimiento son una materia prima convencional, necesaria e insustituible para poder acceder a ciertos niveles de información, a un ciberespacio habitado por espíritus torturados en la misma medida que es visitado por internautas del mundo real.
Un mundo en el que esta tecnología es la nueva fuente de poder, un mundo en el que por ende los gobiernos no tienen cortapisas morales… ¿qué horrores puede producir? El catalogo que inventa con espeluznante soltura Jorge Baradit parece interminable, desde palomas bomba a monstruosos asesinatos rituales estandarizados para obtener dolor. No hay fronteras en esta distopía, porque el individuo ha dejado de importar definitivamente. Sólo restan impalpables centros de poder que nada tienen que ver con la humanidad.
En el lado menos positivo
La necesidad de una historia hace que el final de la tercera parte de esta novela corta sea, en comparación, excesivamente convencional. El final, pese a que trata de sorprender, no lo hace, porque ya nada podría producir asombro en un mundo tan retorcido.
La fuerza de la novela son sus descripciones y no la trama, que es un alambre en torno al cual trenzar el abigarrado panorama de consolas-ouija, anacondas-útero y sacrificios rituales.
Premios:
- 2006: Premio UPC de novela corta