Lightyear
Lightyear | |
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Ficha técnica | |
Título original: | Lightyear |
Nacionalidad: | EE.UU. |
Estreno 1: | 15 de junio de 2022 |
Duración: | 1 h. 40 min. |
Ficha artística | |
Dirección: | Angus MacLane |
Guión: | Angus MacLane, Jason Headley, Matthew Aldrich, Jason Headley |
Producción: | Galyn Susman |
Fotografía: | Jeremy Lasky, Ian Megibben |
Música: | Michael Giacchino |
Reparto: | Animación |
Información suplementaria | |
Otros datos: | |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
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Angus MacLane (2022)
Tabla de contenidos
Juego de espejos y metaficción:
La película es un juego divertido e imaginativo.
En la película Toy Story (John Lasseter, 1995) el personaje de Buzz Lightyear es un juguete basado en el personaje de una película que existe dentro del universo ficcional de Toy Story, pero no en el nuestro. Lightyear es la película de ese universo ficcional en la que se basa el juguete. Así, Lightyear trae a nuestro universo real un elemento de ficción que existe dentro un universo ficcional.
Las premisas:
Lightyear es un guardián espacial a bordo de una nave de exploración de otros planetas.
Durante su misión la nave aterriza en un mundo prometedor pero, ya en la primera excursión fuera de la nave, la flora y la fauna del planeta se muestran peligrosamente hostiles y deben huir de él. Sin embargo, un error de Lightyear hace que la nave se estrelle contra la superficie, dejando varada en el planeta a su numerosa tripulación científica.
En el accidente el cristal que proporciona a la nave la hipervelocidad se rompe, por lo que se deberá probar la construcción de un nuevo cristal cuya estabilidad deberá ser comprobada en un vuelo de prueba que, obviamente, recae sobre Lightyear, quien se siente culpable de la situación y se obsesiona en enmendar su error.
La prueba es un fracaso, lo que lleva a una larga serie de nuevos vuelos, siempre a cargo de Lightyear. Sin embargo, la dilatación temporal que tiene lugar durante el viaje hace que, desde su perspectiva, el resto de los tripulantes envejezcan rápidamente y, finalmente, mueran, alejándolo de sus seres cercanos.
La película:
La película es (o debería haber sido) un producto sencillo: una película infantil de aventuras espaciales con mucha acción alternada con momentos emotivos.
Como tal producto la película funciona a la perfección. Quizá las primeras escenas, aquellas que llevan al accidente, resultan precipitadas, introduciendo la acción de forma rápida y sin demasiadas explicaciones. Quizá una presentación más lenta y meditada de los motivos de la nave y del papel de Lightyear en ella (y de sus motivaciones como personaje) habrían dotado de un mejor ritmo al comienzo, pero pronto la acción se centra en lo que es el eje de la historia y esto queda atrás.
La película es más que correcta: tiene un ritmo bien medido de acción trepidante y momentos introspectivos, y el personaje de Lightyear tiene un arco y evolución creíbles en los que pasa de vivir obsesionado por su error a comprender que se ha equivocado y, literalmente, enfrentarse a una versión de sí mismo obcecada en enmendar su error a costa de todo y de todos.
Visualmente es también espectacular, con unos diseños de vehículos, edificios, trajes, robots... bien cuidados y acordes a la imagen y atmósfera de que se quiere dotar al escenario en que se desarrolla la trama.
Como no podía ser menos (y así se espera) la película tiene referencias más o menos evidentes a otras obras, como la saga de Star Wars o la de Star Trek o clásicos como 2001 (Stanley Kubrick, 1968).
La polémica:
Pese a que la película no debería haber sido más que un producto orientado al entretenimiento, bien realizado pero sin mayores aspiraciones, en el momento de su estreno fue objeto de una polémica tan absurda como innecesaria.
Uno de los personajes de la película es homosexual y, en un momento dado, da un beso a su pareja. Se trata de un leve roce de labios afectuoso, muy lejos de ser un beso apasionado y, sin embargo, incluso algo tan simple e inocente fue malinterpretado y motivo de protesta por elementos reaccionarios de nuestra sociedad.
La intolerancia en cualquiera de sus formas (racismo, fanatismo religioso, xenofobia, homofobia...) es siempre reprobable, pero la intensidad y fanatismo necesarios para ver motivos de protesta en un gesto tan simple exceden con mucho la estupidez que por defecto se supone a quienes juzgan a los demás por algo tan inocuo como el hecho de que amen a personas de su mismo género y así lo expresen.
Cuando Gene Roddenberry creó Star Trek en 1996 hizo del puente de mando de la Enterprise un crisol de razas y culturas viviendo y trabajando en armonía, haciendo de la ciencia ficción escaparate de un futuro próspero y en armonía, en el que los prejuicios fruto de la intolerancia, ignorancia y estupidez habrían quedado atrás. Resulta muy triste pensar que más de medio siglo después ciertos odios anacrónicos no han desaparecido.