Valerian y la ciudad de los mil planetas
Valerian y la ciudad de los mil planetas | |
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Ficha técnica | |
Título original: | Valerian y la ciudad de los mil planetas |
Nacionalidad: | Francia |
Estreno 1: | 17 de julio de 2017 |
Duración: | 147 min. |
Ficha artística | |
Dirección: | Luc Besson |
Guión: | Luc Besson (basado en el cómic Valerian y Laureline, de Jean-Claude Mézières y Pierre Christin) |
Producción: | Luc Besson |
Fotografía: | |
Música: | |
Reparto: | |
Información suplementaria | |
Otros datos: | |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
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Luc Besson (2017)
Se trata de la adaptación a imagen real del cómic Valerian y Laureline, de Jean-Claude Mézières y Pierre Christin.
La trama:
La película comienza con la canción Space Oddity de David Bowie y las escenas de la misión Soyuz-Apollo, primera misión espacial internacional de la historia, en 1972. A estas imágenes reales le siguen otras que narran la evolución de la estación orbital Alfa, que crece acoplando naves procedentes de distintos países de la Tierra y, finalmente, vehículos procedentes de otros planetas. Así, Alfa se convierte en una estación en la que conviven humanos y extraterrestres hasta que su tamaño obliga a llevarla al espacio profundo.
Tras estas escenas la película nos traslada a un planeta extraño en el que unos seres extraterrestres viven en armonía entre sí y con su mundo cuando terribles objetos caen del cielo sembrando la muerte. Un corte brusco nos revela que todo es un sueño del agente Valerian.
Valerian y Laureline son agentes encargados de mantener la ley en la galaxia. Valerian es el estereotipo del joven disipado que trata de seducir a su compañera Laureline. En el momento de iniciarse la acción ambos van camino del mercado del millón de tiendas, donde pretenden rescatar un convertidor que va a ser vendido en una transacción ilegal. Tras un imprevisto la acción se precipita en una cadena de persecuciones que tiene un final feliz: Valerian y Laureline rescatan el convertidor y lo llevan a Alfa, pero es evidente que algo extraño ocurre y que hay intereses y participantes no declarados.
La película:
Se trata de una película ligera de acción, con situaciones previsibles y numerosas escenas de persecución y disparos. Igualmente los personajes estereotipados son meros estereotipos y, en consecuencia, el trabajo actoral resulta mínimo. Nada de esto la hace especialmente singular o remarcable. El único aspecto destacable de la película es, sin duda el visual.
La película trata de mantener una estética de cómic en el diseño de las naves espaciales, la estación orbital Alfa, las armas o las distintas especies de seres extraterrestres y sus animales. Así, resultan dignas de mención escenas como la obtención del convertidor en el mercado con sus dos planos, de realidad simultáneos, o el continuo juego de referencias u homenajes a otras obras de ciencia ficción. En todo este juego estético y visual resulta muy de apreciar el trabajo de Luc Besson, quien ya había trabajado en El quinto elemento (1997), una obra de estética similar, esa vez con Moebius.
El espectáculo visual es impresionante y el despliegue de efectos visuales con personajes y escenarios generados por ordenador resulta apabullante. Muchas de estas escenas resultan excesivas tanto en lo abigarrado del entorno que fabrican como en el movimiento de cámaras. Se intuye que los actores (cuando los hay) están moviéndose ante cromas verdes rodeados de elementos que no ven pero con los que interactúan en pantalla, arrebatándoles las pocas posibilidades de actuar que el guión hubiera podido ofrecerles.
El ritmo de la película es, en general, bueno, con escenas de acción trepidante alternadas con otras destinadas a dar armazón a las primeras, todas ellas bien hiladas. Sin embargo, el metraje resulta excesivo para la escasa trama que pretende narrar, y algunas escenas resultan excesivamente largas, especialmente las de acción o el número musical que sólo pretende servir de lucimiento de Rihanna y que dota de demasiado peso a un personaje que resulta ser completamente secundario.
Se trata, en definitiva, de una película de acción entretenida y que se deja ver, pero realizada de forma demasiado previsible. Sin duda el presupuesto necesario para llevar a cabo semejante despliegue de medios ha obligado al director a elegir una trama que asegure el funcionamiento en taquilla, pero que resulta demasiado convencional.