Los herederos
Los herederos | |
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Autor: | Daniel Mares |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Los herederos |
Revista o libro: | Artifex nº1 |
Editorial: | Artifex |
Fecha | Fecha desconocida de 1997 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Ad Astra nº11 (1997) Antología de la ciencia ficción española (1982-2002) (2003) |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Daniel Mares (1997)
Se trata de un magnífico relato narrado en un estilo directo y brutal del que el primer párrafo es un buen ejemplo:
- "Soy Pizarro, y esto es lo que sé que es cierto: mi padre, Descartes, nació de una cerda, y yo igual que él. Con cuatro años decidió tener un hijo, un primer nacido, pues ya había cumplido con tres vástagos naturales y era supervisor del sector dos. Su petición ascendió, y Noé consideró oportuno permitirle tener un varón, la Seguridad capturó a la cerda más apropiada y nací yo. Mi madre natural fue Joplin, ya reciclada. Yo me eduqué en los cánones Primero y Quinto, y prosperé en ellos, hasta ser superior en el Quinto canon. Luego pasó el tiempo y llegó la guerra.
El relato describe una jornada de combate en las calles de una ciudad, pero eso es lo de menos.
A lo largo del día nos enfrentamos a un mundo que en nada se parece al nuestro. El autor no se entretiene en explicaciones que serían innecesarias a los personajes y la información nos es dada en pequeños fragmentos que hemos de unir. Poco a poco vamos descubriendo que se trata de una sociedad humana en un mundo alejado del Sistema Solar. Los humanos llegaron allí en forma de embriones a bordo de una nave espacial conducida por una inteligencia artificial. Descubrimos también que los miembros de determinadas castas son ciborgs manipulados para añadirles corazas metálicas y articulaciones robóticas.
Sin embargo, hay algo en su sociedad que resulta desconcertante y extraño. Todo parece indicar que la inteligencia artificial ha eloquecido, pero el final resulta ser todavía mucho más imaginativo y desconcertante.