Dueño del mundo
Dueño del mundo | |
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Autor: | Julio Verne |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Maître du monde |
Revista o libro: | Magasin d'Education et de Récréation |
Editorial: | Hetzel |
Fecha | 1 de julio - 15 de diciembre de 1904 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Dueño del mundo |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
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Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Julio Verne (1904)
Dueño del mundo es una novela corta de Julio Verne, con un contenido y estilo muy característico de este autor, publicada por entregas entre el 1 de julio (volumen 20, número 229) hasta el 15 de diciembre (volumen 20, número 240) de 1904.
Se trata de la continuación de Robur el conquistador, aunque puede ser leída de manera completamente independiente.
Las premisas:
Strokes es un inspector de policía al que le encargan desvelar el secreto de lo que ocurre en un pico inaccesible de los montes Apalaches, el Gran Eyry, que se tema que puede ser un volcán debido a que se han escuchado extraños ruidos y visto fuego en su cumbre. Strokes organiza una expedición, pero no consigue acceder a la cumbre. Sin embargo, su fracaso queda de lado cuando empiezan a producirse avistamientos de máquinas prodigiosas capaces de moverse con gran velocidad y maniobra por tierra y mar. Pronto se desvela que se trata de la obra de un ingeniero y el gobierno trata de adquirir sus inventos; pero el inventor, autodenominado Dueño Del Mundo, desestima la oferta.
La novela:
Desde el principio se percibe que se trata de una obra publicada por entregas, con capítulos cerrados, rápidos en los que, sin embargo, abunda la información de contexto. Los personajes son meros estereotipos, los diálogos son absolutamente rígidos, torpes, engolados. La interacción entre los personajes es nula y el propio protagonista está desprovisto de toda capacidad de agencia, siendo un pelele en manos del escritor, por más que Verne hubiera pretendido revestirlo (meramente en lo formal) de ciertas cualidades positivas.
Como se indica, se trata de la segunda parte de Robur el conquistador, y la sinopsis completa de esta novela es resumida en uno de los capítulos finales, cuando se descubre que el inventor del aparato no es otro que Robur, antagonista de aquella obra. Cabe decir, no obstante, que la atmósfera se ha vuelto bastante más pesismista y que el final abierto de la primera parte queda ahora desmentido. Verne parece haber perdido parte de su fe en que el progreso científico y tecnológico podría traer grandes y positivos acontecimientos a la humanidad; la edad de oro que vislumbraba parece que se disipa y Dueño del mundo parece reflejar el ambiente tenso de la política internacional que desencadenaría en la Gran Guerra, así como el poco edificante papel que la ciencia y la técnica desempeñarían a partir de entonces en todos los conflictos.
Una novelita rápida de leer, ausente de valor literario más allá de saber comprimir una historia en unos cuantos paisajes descriptivos, y alguna escena evocadora, como la persecución en el río Niágara.