Vacío perfecto
Vacío perfecto | |
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Autor: | Stanislaw Lem |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Doskonala Proznia |
Revista o libro: | Doskonala Proznia |
Editorial: | Czytelnik |
Fecha | Fecha desconocida de 1971 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Vacío perfecto |
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Saga: | |
Premios obtenidos: | |
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Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | Ficha en The Lem Encyclopedia |
Notas: | |
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Stanislaw Lem (1971)
Vacío perfecto es un libro de reseñas falsas de Stanislaw Lem. En él, Lem imagina dieciséis obras (novelas, ensayos...) que reseña como si fueran reales, describiendo su trama, la evolución y tratamiento de los personajes, las intenciones del autor (que tampoco existe), sus influencias (que, estas sí, pueden ser reales), contexto histórico (los falsos libros abarcan varias épocas)...
El juego de jugar con la realidad es especialmente llamativo en el prólogo: dicho prólogo está escrito en tercera persona por Lem (es explícito en el título) y en él, el autor del prólogo (Lem) describe el libro y elucubra acerca de las intenciones de su autor (Lem) de forma crítica, concluyendo en ocasiones el Lem autor del prólogo que el Lem autor del libro escribe una reseña falsa por su falta de capacidad de escribir la inexistente novela reseñada.
¿Qué es esto?:
Explicado el libro y el juego que en él tiene lugar, cabe preguntarse qué es esto.
¿Es ficción? Debe serlo; desde luego, no es no-ficción, ya que las obras reseñadas son inexistentes, pero, ¿es literatura? En las reseñas de las obras literarias se explican las tramas, pero no hay una narración, hay una descripción de la trama entremezclada con los demás elementos de la reseña (análisis de la trama, de los personajes, de los motivos del autor para reflejar tal o cual situación...), pero no puede decirse que sea literatura, del mismo modo que no lo es una reseña de una obra real (por ejemplo esta misma); en el caso de las reseñas de las obras no literarias, ni siquiera puede decirse esto.
Hay que señalar, en todo caso, que Lem sigue la estela de Jorge Luis Borges (1899 - 1986), quien tres décadas antes propusiera el mismo juego muchas veces (en Examen de la obra de Herbert Quain, por ejemplo) y una excusa semejante para la creación de esta fascinante obra ficticia: decía Borges que creaba estas reseñas porque le daba pereza escribir la novela en sí, cuando la idea quedaba perfectamente plasmada en narraciones cortas como estas.
Se trata, pues, y en todo caso, de un experimento metaliterario muy interesante y, en ocasiones, muy divertido. Muy recomendable.