El mundo sumergido
El mundo sumergido | |
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Autor: | J.G. Ballard |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Drowned World |
Revista o libro: | Libro independiente |
Editorial: | Berkley Medallion |
Fecha | 1962 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Libro independiente |
Otros datos: | |
Saga: | No pertenece a ninguna saga |
Premios obtenidos: | No se le conocen |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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J.G. Ballard ({{{Año}}})
J.G. Ballard (1962)
El escenario de esta novela es una Tierra que, debido a un incremento de actividad del Sol, ha sufrido un calentamiento global. En consecuencia, el deshielo de los polos ha anegado las ciudades costeras y los ecosistemas tropicales se han desplazado hacia los polos: iguanas, helechos y enormes mosquitos pueblan las ruinas de la civilización.
En medio de todo esto, Robert Kerans, un biólogo que estudia los cambios de la flora y la fauna entre las ruinas del antiguo Londres, cuando su misión termina y el destacamento militar al que ha sido asignado decide volver, se niega a ello. Decide quedarse junto con otros dos compañeros aún sabiendo que la supervivencia es imposible, simplemente demasiado cansado y desilusionado como para molestarse en emprender el camino de vuelta.
Lo que les ocurre a él y a sus compañeros es el argumento del libro.
Cierto que, de alguna forma, el fenómeno de cambio climático parece actualizar esta novela pero, en realidad, la causa del calentamiento no tiene la mayor relevancia.
Lo que la novela intenta es, como tantas historias basadas en escenarios apocalípticos, romper con la sociedad actual para, a partir de sus fragmentos, exponer las ideas del autor acerca de la naturaleza humana.
En este caso, las ideas de Ballard orbitan alrededor de una supuesta regresión evolutiva; no tanto una regresión física, sino psicológica, hacia recuerdos más profundos grabados en nuestro cerebro. Tal vez, incluso, este descenso hacia nuestros instintos animales podría ser interpretado como un símbolo de una degradación moral.
Sin embargo, este argumento tan pretencioso no es acorde a la solidez de la novela que, sin llegar a ser mala, se queda muy por debajo de lo que el autor pretende, con una trama que se desarrolla en ocasiones de forma un tanto inconsistente.
Se trata, en definitiva, de una lectura interesante pero, tal vez, no especialmente recomendable.