Diferencia entre revisiones de «La velocidad de la oscuridad»
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Revisión de 18:48 25 dic 2008
La velocidad de la oscuridad | |
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Autor: | Elizabeth Moon |
Otros títulos: | {{{Otros títulos}}} |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The speed of the dark |
Revista o libro: | Libro independiente |
Editorial: | {{{Editorial}}} |
Fecha | 2003 de {{{Año}}} |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Libro independiente |
Otros datos: | |
Saga: | Libro independiente |
Premios obtenidos: | Premio Nebula |
Otros datos: | No hay otros datos |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | [{{{URL-3F}}} Ficha] |
ISFDB | [{{{URL-ISFDB}}} Ficha] |
Otras fuentes | {{{URL-OtrasFuentes}}} |
Notas: | |
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Elizabeth Moon ({{{Año}}})
Elizabeth Moon (2003)
“La oscuridad debe ser más rápida que la luz, porque ya está allí cuando la luz llega”.
Lou Arrendale.
Cuando se lee la sinopsis del libro que ofrece la contraportada, el primer impulso que surge casi espontáneamente es relacionarlo con Flores para Algernon, de Daniel Keyes.
Lou Arrendale es un autista de altas capacidades, un asperger, puesto ante la difícil decisión de aceptar o rechazar la oportunidad de probar un tratamiento experimental para corregir su trastorno. En un primer momento, el paralelismo con Charlie Gordon parece evidente.
Lou tiene un trabajo que le permite ser independiente, coche y apartamento propios, está integrado en un entorno social con verdaderos amigos, incluso se puede decir que tiene un moderado éxito según nuestros propios cánones. Pero a pesar de todo ello, Lou es diferente y es consciente de su diferencia, verdadero punto en común entre ambas novelas.
Pero en cuanto se empieza a profundizar en la novela se deshecha tal idea. Los casos de Lou y de Charlie tienen poco que ver aparte de una discapacidad y una posible cura.
Lou debe enfrentarse a diario a un mundo "normal" que no termina de comprender. La cura puede moldear su cerebro para que por fin entienda, puede volverlo "normal", pero quizás a costa de perder parte de su propia personalidad. El autismo es parte de él, ciertas aficiones, actitudes y aptitudes que le definen como individuo pueden desaparecer junto con su trastorno, quizás incluso sus propios recuerdos. ¿Seguirá siendo él mismo si se somete al tratamiento?
Y es a este aspecto al que se refiere el título del libro. La oscuridad es una metáfora de muchas cosas en la obra. Entre otras, de lo desconocido, el cambio que perturba enormemente al protagonista; la luz es el conocimiento, siempre más lento, el esfuerzo que debe hacer por integrar y comprender la realidad.
Elizabeth Moon nos traslada sólo un poquito hacia el futuro, a un tiempo cercano en el que la neurocirugía, la terapia genética y la nanotecnología han dado un paso que ya está cercano y permiten el tratamiento y cura de numerosas enfermedades hoy casi intratables. Pero su intención primera no es mostrar los peligros éticos que el mal uso de tales posibilidades deben afrontar, cosa suficientemente abordada ya por otros medios de comunicación.
La novela habla de la normalidad y de la etiqueta de anormalidad que hemos colocado sobre quienes no se ajustan perfectamente a nuestras convenciones sociales. Habla del deseo de aceptación de estas personas y de su conflicto con su necesidad de autoaceptación y de afirmación como individuos.
En un ámbito mucho más concreto, habla de autismo y de asperger. Y en este sentido La velocidad de la oscuridad es una novela también muy recomendable. Elizabeth Moon ha conseguido que el lector pase paulatinamente de comprender al protagonista a identificarse con él. Es casi inevitable terminar pensando que una parte de nosotros es también autista e, incluso, que sería deseable parecernos un poco más a ellos.
Premios:
Obtenidos:
- 2004: Premio Nebula de 2003 a mejor novela
Finalista:
- 2003: Premio Arthur C. Clarke