Diferencia entre revisiones de «El alimento de los dioses (Wells)»

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Dos científicos, Bensington y Redwood, expertos en parcelas muy concretas de la química, se lanzan al proceso de aislar y sintetiza el principio que suponen que está en la base de los procesos de crecimiento discontinuo de los seres vivos. Tras varios intentos, dan al final con una sustancia a la que llaman Heracleoforbia y que inicialmente consideran que podría ser un excelente complemento alimenticio para niños.
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Dos científicos, Bensington y Redwood, expertos en parcelas muy concretas de la química, se lanzan al proceso de aislar y sintetizar el principio que suponen que está en la base de los procesos de crecimiento discontinuo de los seres vivos. Tras varios intentos, dan al final con una sustancia a la que llaman Heracleoforbia y que inicialmente consideran que podría ser un excelente complemento alimenticio para niños.
  
 
Sin embargo, los primeros experimentos que realizan en una granja de pollos evidencian que la sustancia tiene la capacidad de instigar un crecimiento desmedido, produciendo gallinas del tamaño de caballos, pero también mostrando que su control es complicado. En torno a la granja experimental las enredaderas crecen hasta formar una selva, y las ratas que se alimentan de los restos de la sustancia se vuelven como tigres.
 
Sin embargo, los primeros experimentos que realizan en una granja de pollos evidencian que la sustancia tiene la capacidad de instigar un crecimiento desmedido, produciendo gallinas del tamaño de caballos, pero también mostrando que su control es complicado. En torno a la granja experimental las enredaderas crecen hasta formar una selva, y las ratas que se alimentan de los restos de la sustancia se vuelven como tigres.
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H.G. Wells utilizaba la ciencia ficción como vehículo para la crítica social y en este caso no es distinto. El primer libro, que se centra en el descubrimiento de la sustancia y los acontecimientos en torno a la primera granja experimental, tira con frecuencia de la [[sátira]] para hacer mofa de los manierismos científicos. Bensington y Redwood son arquetipos de sabios despistados, fascinados con el hecho científico más que con sus aplicaciones, al menos inicialmente. La introducción en el tramo final de un ingeniero, el resolutivo Cossar, acentúa el contraste. Se puede percibir que Wells tenía una visión práctica de la ciencia.
  
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Al final del primer libro la sátira se apunta hacia la propia sociedad y el modo en que se organiza. La aparición de los niños gigantes delata la arbitrariedad de las normas y cómo la amenaza ''al status'' quo pone nerviosos no solo a los poderosos, sino también a quienes se encuentran sometidos al mismo. Wells es inmisericorde en su crítica al pueblo, que se deja manipular por los políticos populistas.
  
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El tercer libro es más serio y oscuro, donde Wells especula sobre el conflicto entre los dos mundos, el antiguo que se resiste a cambiar y el nuevo que se impone. En la revolución de los gigantes encontramos escondidas la defensa de la revolución proletaria.
  
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Un libro muy personal, en el que Wells deja traslucir muchas de sus propias ideas.
  
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La narración es un tanto heterogénea, el punto de vista cambia con los numerosos protagonistas, y esto es uno de los grandes defectos de la obra, que adquiere el aspecto de crónica, donde los acontecimientos son más importantes que los actores. Los primeros protagonistas, Bensington y Redwood, carecen de carisma por definición, pero además son casi intercambiables. Los viejos de la granja de pollos son, por contra, mucho más vívidos y aportan una vis cómica a la sátira. No es hasta la aparición de Cossar que el lector puede agarrarse a un personaje con verdadera agencia, un héroe tradicional; pero Wells lo aparta después de su actuación para seguir tomando otros puntos de vista.
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En definitiva, una obra que se despreocupa por la unidad narrativa y que oscila entre imágenes memorables y momentos excesivamente cerebrales, que da preferencia a la idea sobre la forma. No es la mejor novela de Wells.
  
  

Última revisión de 10:15 27 oct 2024

El alimento de los dioses (Wells)
Autor: H.G. Wells
Otros títulos: '
Datos de primera publicación(1):
Título original: The Food of the Gods
The Food of the Gods and How It Came to Earth
Revista o libro: libro propio
Editorial: Macmillan and Co.
Fecha 20 de julio de 1904
Publicación en español:
Publicaciones(2): El alimento de los dioses
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos:
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

H.G. Wells (1904)

El alimento de los dioses originalmente empezó a publicarse por entregas entre diciembre de 1903 y junio de 1904 en la revista Pearson's Magazine, y se publicó como obra completa, compuesta de tres libros, en julio de 1904.

La trama:

Dos científicos, Bensington y Redwood, expertos en parcelas muy concretas de la química, se lanzan al proceso de aislar y sintetizar el principio que suponen que está en la base de los procesos de crecimiento discontinuo de los seres vivos. Tras varios intentos, dan al final con una sustancia a la que llaman Heracleoforbia y que inicialmente consideran que podría ser un excelente complemento alimenticio para niños.

Sin embargo, los primeros experimentos que realizan en una granja de pollos evidencian que la sustancia tiene la capacidad de instigar un crecimiento desmedido, produciendo gallinas del tamaño de caballos, pero también mostrando que su control es complicado. En torno a la granja experimental las enredaderas crecen hasta formar una selva, y las ratas que se alimentan de los restos de la sustancia se vuelven como tigres.

Esto no desalienta a los científicos, y Redwood decide administrar la sustancia a su propio hijo así como a otros pocos más. En unas décadas, la sustancia cambiará el mundo.

La novela:

H.G. Wells utilizaba la ciencia ficción como vehículo para la crítica social y en este caso no es distinto. El primer libro, que se centra en el descubrimiento de la sustancia y los acontecimientos en torno a la primera granja experimental, tira con frecuencia de la sátira para hacer mofa de los manierismos científicos. Bensington y Redwood son arquetipos de sabios despistados, fascinados con el hecho científico más que con sus aplicaciones, al menos inicialmente. La introducción en el tramo final de un ingeniero, el resolutivo Cossar, acentúa el contraste. Se puede percibir que Wells tenía una visión práctica de la ciencia.

Al final del primer libro la sátira se apunta hacia la propia sociedad y el modo en que se organiza. La aparición de los niños gigantes delata la arbitrariedad de las normas y cómo la amenaza al status quo pone nerviosos no solo a los poderosos, sino también a quienes se encuentran sometidos al mismo. Wells es inmisericorde en su crítica al pueblo, que se deja manipular por los políticos populistas.

El tercer libro es más serio y oscuro, donde Wells especula sobre el conflicto entre los dos mundos, el antiguo que se resiste a cambiar y el nuevo que se impone. En la revolución de los gigantes encontramos escondidas la defensa de la revolución proletaria.

Un libro muy personal, en el que Wells deja traslucir muchas de sus propias ideas.

La narración es un tanto heterogénea, el punto de vista cambia con los numerosos protagonistas, y esto es uno de los grandes defectos de la obra, que adquiere el aspecto de crónica, donde los acontecimientos son más importantes que los actores. Los primeros protagonistas, Bensington y Redwood, carecen de carisma por definición, pero además son casi intercambiables. Los viejos de la granja de pollos son, por contra, mucho más vívidos y aportan una vis cómica a la sátira. No es hasta la aparición de Cossar que el lector puede agarrarse a un personaje con verdadera agencia, un héroe tradicional; pero Wells lo aparta después de su actuación para seguir tomando otros puntos de vista.

En definitiva, una obra que se despreocupa por la unidad narrativa y que oscila entre imágenes memorables y momentos excesivamente cerebrales, que da preferencia a la idea sobre la forma. No es la mejor novela de Wells.