Diferencia entre revisiones de «Invisibles»

Última revisión de 15:46 31 jul 2016

Varios directores; creador, Soo Hugh (2015)

Las premisas:

La serie comienza con Harper, una niña de apenas tres o cuatro años, hablando sola frente a un rosal. Su madre, extrañada ante el curioso comportamiento de su hija, se acerca y le pregunta que hace, a lo que la niña le responde que está hablando con su amigo Drill. La madre sonríe, comprendiendo que la niña tiene un amigo invisible.

Sin embargo, Harper no es la única. En todo EE.UU. niños de menos de diez años parecen tener un nuevo amigo, Drill, que les invita a jugar un juego en el que deben seguir sus instrucciones y que, en ocasiones, tiene fatales consecuencias.

Al mismo tiempo, Wes Lawrence, un científico del departamento de defensa, descubre en un viaje a Mali que un F-22 perdido en una misión en el ártico ha aparecido incrustado en una extraña forma rocosa. No es el único hecho misterioso: en Wasinghton, cerca de Harper y los demás amigos de Drill, aparece un extraño hombre que dice no recordar nada, pero que tiene en su cuerpo tatuajes relacionados con los accidentes que han provocado los juegos de Drill.

Así, partiendo de distintos hilos, la serie va entretejiendo una historia en la que tras los juegos de inocentes niños se esconde algo más oscuro y ominoso.

La serie:

La serie se basa en el relato La hora cero (1947) de Ray Bradbury, si bien no consigue ser fiel al espíritu de la obra original.

Es posible que buena parte del problema de la adaptación no tenga que ver tanto con fallos de guión y dirección como con el formato mismo. El relato de Bradbury era una escena aparentemente idílica que escondía un peligro inquietante debajo de algo tan aparentemente inocente como son los niños. Es obvio que una serie no puede sostenerse en una sola escena, por lo que la necesidad de elaborar un guión más largo la aleja de la idea original.

Sin embargo, la serie no sabe explotar el contraste entre el aparente candor infantil, las amenazas del juego que Drill enseña a los niños y la ignorancia de los adultos que los ven jugar sin sospechar nada. Es cierto que comienza mostrando niños jugando, pero pronto se descubre que tras el juego se esconde una inteligencia extraterrestre y la historia deriva hacia una convencional caza del monstruo. Por otra parte, la serie elabora una compleja historia de amores e infidelidades entre los personajes adultos que pronto se vuelve parte fundamental de la trama, alejándola ya definitivamente la idea del cuento de Bradbury.

Inicialmente, la serie pretende ser una obra coral que parte de distintos hilos que, poco a poco, se van entretejiendo; pero incluso esto resulta fallido. Los personajes adultos tienen ya un pasado común de relaciones y, así, la idea de personas dispersas cada una de las cuales tiene sólo una pieza del puzzle se pierde.

Más aún, el espectador pronto tiene la sensación de que se trata tan sólo de la historia de unos pocos funcionarios de alto rango, cuyo devenir no afecta al conjunto del planeta. Esto se ve acrecentado por el estilo de vida de los protagonistas: grandes casas unifamiliares con amplios jardines y decoración cara, buenos coches, un ritmo de vida cómodo y relajado... todo esto lo aleja de la experiencia diaria de las personas reales, haciendo difícil empatizar con los protagonistas.

Pese a todo lo anterior, el guión es moderadamente elaborado y el ritmo está bien llevado, por lo que la serie se deja ver.

Premios:

Finalista:

• 2015: Premio Joey a mejor actriz de 4 a 9 años en televisión para Olivia Dewhurst