Forastero en tierra extraña
Forastero en tierra extraña | |
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Autor: | Robert A. Heinlein |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | Stranger in a Strange Land |
Revista o libro: | Stranger in a Strange Land |
Editorial: | Putnam |
Fecha | Fecha desconocida de 1961 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | Forastero en tierra extraña |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | Premio Hugo Encuesta Locus de 1987, 1998 Prometheus Hall of Fame |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Robert A. Heinlein (1961)
Un bebé humano es adoptado y educado por una comunidad marciana, esta es la idea generadora de la novela. Al volver a la Tierra, el joven Michael Smith -humano por genética, marciano por cultura- será incapaz de comprender conceptos sociales que para nosotros resultan obvios y que casi consideramos inherentes a la ética. Básicamente, es el mismo punto de partida que El libro de la Selva o Tarzán, quizás las aventuras más significativas de cuantas han tratado este tema.
De esta forma el protagonista se convertirá en un observador objetivo -no mediatizado por la educación- que estudiará nuestra sociedad en un intento por comprenderla.
Heinlein, convencido conductista, va exponiendo así diversos aspectos del comportamiento humano, desde el sexo a la política o la religión, analizándolos y desmenuzándolos, desproveyéndolos de su apariencia de necesidad moral para mostrarlos como simples conveniencias sociales.
100% Heinlein:
La primera mitad del libro narra la congregación de los personjes protagonistas que, pese a estar dotados de una fuerte personalidad, están cortados todos por el mismo patrón. El diálogo prácticamente no existe y la interacción se reduce a la inmediata subordinación de todos a aquel de ellos que sirva en ese momento de guía, que adoctrinará al resto mediante encendidos discursos, los cuales se puede suponer que son el vehículo de las ideas del propio Heinlein hablando al lector. En general, el individualismo queda subordinado a la lealtad al grupo y al líder, una de las divisas del autor en muchas de sus novelas más brillantes.
El acatamiento de la autoridad es especialmente evidente en los personajes femeninos, todas encasilladas en el mismo rol. Bellas, útiles, inteligentes, instruidas, agradables, sentimentales y fundamentalmente sumisas a la voluntad masculina: unas perfectas hetairas.
Quizás menos obvios son otra serie de rasgos característicos de los escritos de Heinlein, sobre todo los referentes a la política, a los cuales el norteamericano ya les dedicó un estudio mucho más serio y profundo en Brigadas del espacio.
Manifiesta abiertamente su opinión de que la democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno que el hombre ha ideado hasta el momento y se muestra condescendiente con estos pequeños males necesarios al argumentar la preferencia del bien común (el pueblo) frente al bien particular, llegando a restar importancia al secuestro e incluso al asesinato.
En una lectura superficial (nada recomendable en Heinlein y en general en la ciencia ficción seria) se puede suponer que la novela habla de religión. Leyendo con cuidado se puede observar que en realidad la religión es tratada aquí como una manifestación cultural más y por lo tanto sujeta a los mismo prejuicios que el resto de los comportamientos que va atacando (política, sexo…). Heinlein parece no tomarse muy en serio la religión y aunque se declara agnóstico, deja claro que es una simple formalidad impuesta por la lógica y así, hace decir a uno de sus protagonistas: "Resulta enteramente concebible que alguna de tales mitologías mutuamente contradictorias sea la palabra literal de Dios…"
Pero como ya hemos dicho, durante la dilatada extensión de la obra examina muchas otras conveniencias culturales de la sociedad civilizada actual: el deseo de dinero o de poder, la pulsión sexual como un factor determinante en nuestra psicología (en Brigadas del espacio, por el contrario, estudiaría la necesidad de espacio individual como motor). Incluso el tabú del canibalismo es someramente analizado.
Justamente, ese carácter de abolición de prejuicios que parecía defender el libro le hizo acreedor de la predilección del movimiento hippie que emergía en aquella época, que lo encumbraron a la categoría de biblia sexual.
Sin duda Heinlein barajaba algunos conceptos atrevidos incluso hoy en día, pero su mente abierta ante otros modelos familiares no conseguía superar todos los prejuicios que de los que él mismo adolecía, como la homofobia y el machismo.
El problema esencial de la comunicación:
Como novedad respecto al "niño de la selva" (el de Burroughs o el de Kipling) Heinlein marca sus intereses al escribir en la comparación de la sociedad humana con una hipotética sociedad marciana, y enfrenta el problema de la comunicación mucho más ampliamente a como ya dejó entrever en Brigadas del espacio.
Argumenta que, de encontrar otras razas extraplanetarias inteligentes y autoconscientes (y Heinlein parece opinar que esto es muy probable) estas deben ser notablemente diferentes a nosotros en físico y filosofía, incluso en su misma forma de pensar y sentir, por lo que el mutuo entendimiento y comunicación pueden ser imposibles. Igualmente parece opinar que una ausencia de entendimiento lleva indefectiblemente a una confrontación violenta, en la cual el hombre no tiene por qué tener cartas ganadoras.
Pero marcianos aparte, el libro aborda el problema de la comunicación entre los propios seres humanos. En Heinlein parecían competir el cinismo y la falta de fe en las motivaciones humanas (las conveniencias y los prejuicios) con un deseo de optimismo respecto a las posibilidades del conjunto.
Forastero en tierra extraña al fin y al cabo habla de un humano entre humanos, un humano que no entiende por qué insistimos en cargar con ideas que nos hacen infelices, que pudieron tener su utilidad cuando éramos cavernícolas, pero que hoy en día pueden resultar incluso peligrosas.
Premios:
- 1962: Premio Hugo de novela
- 1975: Encuesta Locus, 4ª mejor novela de todos los tiempos
- 1987: Encuesta Locus, 5ª mejor novela de todos los tiempos
- 1987: Prometheus Hall of Fame
- 1998: Encuesta Locus, 5ª mejor novela anterior a 1990