Rompenieves 2: El apeador
Rompenieves 2: El apeador | |
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Datos de publicación: | |
Título original: | Le Transperceneige 2: L'Arpenteur |
Fecha de publicación: | octubre de 1999 |
Guión: | Jean-Marc Rochette |
Dibujo/Tinta: | Jacques Lob |
Color: | B/N |
Editorial: | Casterman |
Otros datos: | |
Premios obtenidos: | Témoignage chrétien |
Otros datos: | 66 páginas Continuada por Rompenieves 3: La travesía |
Rochette y Lob (1982-1983)
El apeador es un cómic de ciencia ficción continuación de Rompenieves (Rochette y Lob, 1982-1983) publicado en 1999 por la editorial Casterman.
En España fue publicado por primera vez en 2007 por la editorial Bang Ediciones, en un único tomo de manera conjunta con Rompenieves 3: La travesía.
Sinopsis:
Un segundo Rompenieves circula temiendo siempre colisionar con el primer rompenieves (protagonista del tomo anterior), con el que se perdió contacto 15 años antes.
La situación en este segundo tren es algo mejor que en el primero, al menos todo parece más ordenado y limpio y no existe una casta de completos deshauciados, los denominados colistas. Sin embargo, se preserva la estructura de castas, con los privilegiados a la cabecera del tren y los más pobres en los vagones de cola; la religión y el espectáculo son herramientas indispensables para manetener el control, y todas las decisiones son tomadas por un reducido grupo de personas, representantes de los poderes del tren: el líder religioso, el líder militar, el líder político, el jefe de los radaristas (indispensables para detectar a tiempo obstáculos en las vías que puedan hacer descarrilar el tren) y el maquinista.
A estos cinco se les une, tras un incidente que lo convierte en un héroe, un miembro de los apeadores, un grupo de valientes que, fuertemente protegidos contra el frío, se bajan del tren a hacer rápidas excursiones durante las fugaces maniobras de parada.
La obra:
La atmósfera del obra es menos claustrofóbica en este segundo tomo, y ya no se hace tanto hincapié en las diferencias e injusticias sociales, dando paso a una trama algo más política y especulativa, aunque aún bastante desesperanzada. Los personajes de los apeadores y otros recursos tecnológicos apuntan a una evolución desde la historia inicial, centrada en explotar la expresividad de un lugar cerrado, hacia algo menos solipsista, donde el tren puede interactuar levemente con el entorno, abriendo posibilidades a la aventura y a la expansión del universo de la obra.
El dibujo de Lob vuelve a ser excelente, coherente con el primer tomo y, sin embargo, diferente, más definido. La densidad de información es muy elevada, con páginas divididas frecuentemente en cinco niveles, especialmente en el tercio inicial, y muchas transiciones entre viñetas de escena a escena. Pero a medida que avanza la obra, el ritmo se va reposando para desarrollar mejor los personajes, y Lob sabe presentar diversidad de planos, desde muy primeros planos que realzan la expresividad, a panorámicas que acentúan la soledad del tren.
Una obra, tal vez, más madura que su predecesora; muy interesante continuación en cualquier caso.