Quatermass 2
- Nota: Este artículo se refiere a la película de 1957. Para otros usos ver Quatermass.
Quatermass 2 | |
---|---|
Ficha técnica | |
Título original: | Quatermass II |
Nacionalidad: | Reino Unido |
Estreno 1: | 17 de junio de 1957 |
Duración: | 85 min. |
Ficha artística | |
Dirección: | Val Guest |
Guión: | Nigel Kneale |
Producción: | Se desconoce |
Fotografía: | Gerald Gibbs |
Música: | James Bernard |
Reparto: | Brian Donlevy (Dr. Bernard Quatermass), John Longden (Lomax), Sydney James, Bryan Forbes, William Franklyn |
Información suplementaria | |
Otros datos: | Productora: Hammer Film Productions |
Imdb: | Ficha en Imdb |
Notas: | |
|
Val Guest (1957)
La película:
No exactamente una secuela de El experimento del doctor Quatermass sino más bien un nuevo episodio de la serie, la Hammer volvió a repetir con casi todo el equipo original, mismo director y guionista, aunque diferente director de fotografía, Gerald Gibbs, que resta algo de tenebrosidad a las imágenes y distancia un poco más el producto de los clichés conocidos del género de terror.
Quatermass sigue como siempre, engreído y a ratos maleducado, rezumando superioridad intelectual. Se puede decir que este gordinflón corretón es un protagonista bastante atípico, una de las señas de identidad de estas películas donde tampoco aparecen muchas chicas y la trama se centra en prevenir la oculta amenaza de invasión extraterrestre.
En esta ocasión, Quatermass sigue enfrascado en sus intentos de obtener subvenciones del gobierno inglés para enviar un cohete tripulado a la Luna y comenzar su colonización, cuando accidentalmente descubre restos de unos meteoritos. Esta tremenda casualidad le llevará a descubrir que los meteoritos son en realidad portadores de una vida extraterrestre, una especie de parásito que roba la voluntad y que es una avanzadilla de una invasión a gran escala.
Hoy en día resulta ingenuo pensar en una carrera espacial entre superpotencias para llegar y colonizar la Luna en primer lugar, cuando nuestro satélite lleva décadas abandonado desde la primera misión tripulada que se posó en su superficie. De igual forma, los controles científicos, técnicos y militares puestos en marcha en la película nos parecen escasos y superficiales, poco serios cuando ya todos estamos familiarizados con procedimientos de cuarentena y protocolos de actuación. Aún así, una vez que se asumen una serie de premisas necesarias y teniendo en cuenta la época en la que fue rodada, nos podemos dar cuenta de que el guión no es más inverosímil que la mayoría de las actuales producciones de pretendida ciencia ficción. En cierta forma, es un documental acerca de cómo se veían estos temas por entonces y de lo mucho que ha cambiado la sociedad en medio siglo.
En contrapartida, hay que decir que resulta interesante el monstruo espacial, más inhumano que los repetidas alimañas asesinas que Alien o Depredador pusieron de moda. Absolutamente informe, hediondo respirador de amoniaco, recuerda mucho más a la innombrable bestia de los mitos del Ctulu de H.P. Lovecraft.