Private Eye

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Private Eye
Datos de publicación:
Título original: Private Eye
Fecha de publicación: marzo de 2013
Guión: Brian K. Vaughan
Dibujo/Tinta: Marcos Martín
Color: Muntsa Vicente
Editorial: Panel Syndicate
Otros datos:
Premios obtenidos: Premio Eisner
Otros datos: Disponible en Panel Syndicate

Brian K. Vaughan y Marcos Martín (2013 - 2015)

Private Eye es un cómic electrónico distribuido a través de internet por la editorial Panel Syndicate. Consta de 10 números publicados entre marzo de 2013 y marzo de 2015.

El título del mismo sugiere un juego con la etimología del significado. Private eye significa "detective privado", literalmente, "ojo privado", en relación con la función principal de estos detectives de novela negra, una especie de ojo espía que busca pruebas (frecuentemente fotos) que demuestren las sospechas de quienes les contratan, husmeadores de la vida privada de terceros.

Las premisas:

En un futuro que los autores sitúan no muy lejano, "la nube" -el conjunto de datos privados almacenados en internet- ha sido hackeada y toda privacidad se ha hecho pública. No sólo números de cuenta u otros aspectos relacionados con delitos económicos, sino principalmente alias de cuentas privadas, horribles fotos personales, embarazosos registros de navegación, ofensivos comentarios en redes sociales... absolutamente toda la intimidad de una sociedad que ya hoy en día vincula su ocio a sus registros electrónicos.

¿Cómo te sentirías si tus pequeños y vergonzosos secretos fueran expuestos a la vista de todo el mundo? La respuesta es: no querría que nadie me viera la cara o pudiera reconocerme.

Y esto es exactamente lo que ocurre en el cómic: En respuesta a este hecho traumático, el celo por la intimidad personal se ha acentuado hasta el punto de hacer ilegal internet y de que haya surgido la costumbre social de vestir máscaras en público para ocultar la verdadera identidad.

En este contexto radicalmente vinculado a la información, la policía del futuro es en realidad el cuerpo de prensa. Y el protagonista, un paparazzi, es algo así como un investigador privado. De aquí, el juego con el título de la obra.

La obra:

La acción se desarrolla en 2076, el tricentenario de la fundación de Estados Unidos. La fecha tiene una significancia especial, por cuanto hace referencia a la evolución de la sociedad, una especia de revisión de lo acaecido en el último siglo. Sin embargo, es totalmente irrelevante para la trama (más allá de indicar un futuro cercano) y apenas es mencionada más allá de la primera página.

El escenario que se nos presenta es perfectamente reconocible, cercano, aunque esté sugestivamente acompañado por los diseños de máscaras, vehículos y ciudades de la imaginación de Marcos Martín y aderezados con los brillantes colores de Muntsa.

Martín demuestra además una gran experiencia acumulada en el diseño de escenas de gran dinamismo y en la descripción de paisajes urbanos, así como en el diseño de personajes (la soñadera del protagonista tiene toda la fuerza de una prenda icónica a medio camino entre la máscara de Guy Fawkes y la capucha jedi).

El contraste de estos tres elementos -la trama de Vaughan, tendente al noir, el diseño atractivo de Martín y los colores algo psicodélicos y planos de Muntsa- se conjuntan en un producto de gran claridad y dinamismo, pero extrañamente indefinido en cuanto a su intencionalidad. Las emociones son enfrentadas al evaluar lo que se nos relata: ¿Es una utopía o una distopía? ¿Los autores están a favor o en contra de la libertad en internet? ¿Son luditas que abogan por su control y restricción o denuncian el infantil sinsentido del retroceso tecnológico que supone esa opción?

En definitiva, un cómic que en ningún momento puede ser acusado de maniqueista, que plantea preguntas y conflictos sobre un tema de gran actualidad sin tratar de coercionar al lector.

Una excelente opción de lectura y disfrute visual.

La distribución on-line:

El cómic de Vaughan y Martín es también una apuesta atrevida en cuanto a su publicación y difusión. Se distribuye exclusivamente a través copia digital en internet, mediante el pago de la cantidad que el cliente desee (incluso, gratuitamente) y sin ningún sistema de protección que impida hacer cuantas copias se desee. Los autores, además, han afirmado en numerosas ocasiones que no van a editar el cómic en papel.

Esta es una característica curiosamente coherente con la temática de la historia: el acceso libre a la información y la exploración de las viejas y nuevas maneras de relacionarse digitalmente, el derecho a la intimidad y a la propiedad intelectual, etc. Pero también artísticamente se puede percibir que la obra está pensada para ser visualizada en una pantalla, con grandes influencias cinematográficas y una rica paleta de colores que –salvo una calidad excepcional en la impresión- se perdería en papel.

La experiencia parece haber salido bien. Los fans han respondido a la llamada y, especialmente en países anglosajones, el pago por descarga ha sido satisfactorio.

Premios: