¡Arrepiéntete, Arlequín! dijo el señor Tic-Tac
Harlan Ellison (1965)
El mismo autor reconoce que este relato nace de su falta de sentido del tiempo que, a menudo, le ha hecho llegar tarde a las citas con lo que eso ha supuesto en su vida social.
El texto comienza con un fragmento de Desobediencia civil de Henry David Thoreau en el que se denuncia que la sumisión a un reloj aliena al hombre conviertiéndolo en una máquina más.
El relato ahonda en esta idea y presenta un mundo en el que todo debe regirse con la exquisita precisión de un reloj suizo: turnos, horarios, tiempos de viaje... todo está perfectamente medido y calculado. Un ligero retraso en algún punto de la maquinaria retrasa al resto de los elementos.
Con el fin de mantener todo este mundo en orden, existe la figura del Maestro Custodio del Tiempo (más conocido como el Señor Tic-Tac). Todos los ciudadanos llevan cardioplacas y, cuando uno de ellos provoca un retraso, se le resta un lapso de tiempo de vida igual al retraso que ha provocado.
En este mundo surje el Arlequín: un individuo estrafalario disfrazado de bufón que se opone a la maquinaria provocando retrasos con métodos terroristas tan sigulares como arrojar ciento cincuenta mil dólares en pastillas de goma sobre la maquinaria de las calles.
El fúturo distópico y el héroe-terrorista disfrazado puede parecer una influencia para la creación del personaje V de V de vendetta, aún cuando el tono del relato es muy distinto.
Premios:
- Premio Nebula de relato corto de 1965.
- Premio Hugo de relato corto de 1966.