Discusión:Robot

De Alt64-wiki, la enciclopedia libre.
Revisión de 17:35 30 jul 2007 por Venom (Discusión | contribuciones)

(dif) ←Older revision | view current revision (dif) | Newer revision→ (dif)
Saltar a: navegación, buscar

En "Almas de metal", ("Westworld", 1973), de Michael Crichton, los ricos del futuro dan rienda suelta a sus fantasias en un parque tematico controlado por robots. Uno puede vivir en un escenario de la antigua Roma, o en la edad media, o en el futuro o en el salvaje oeste. Pero de repente, un fallo en el sistema de ordenadores altera la programacion de los robots. Y los complacientes sirvientes, siempre dispuestos a dejarse matar para diversion de los visitantes, se dedican a cazar a estos despiadadamente a todo lo largo de las instalaciones. El papel de Yul Brinner como el pistolero robot es simplemente memorable. Otro magnífico ejemplo de esto nos lo proporciona John Sladek en su obra "Tik Tok", donde cuenta las peripecias de un robot doméstico que trata de conseguir su libertad, pero por medios más bien siniestros. En el mundo de Sladek, los robots se rigen por las mismas leyes enunciadas por Asimov. Desgraciadamente, Tik Tok es un robot defectuoso, que no se ve constreñido por la Primera Ley, lo que le permite llevar a cabo una espectacular carrera de artista, asesino, delincuente e incluso político electo... todo en pos de la consecución de sus propios objetivos.

Tik Tok tan sólo era un sirviente doméstico. Pero ¿y si la máquina que se averiase ocupase una posición más poderosa?. En "Defecto en el pecho", de Idris Seabright, aparece un robot psicólogo averiado que se dedica a repartir los más estrafalarios consejos a sus clientes. Sin embargo, una de las aproximaciones más estremecedoras a este problema la tenemos en "Yo te hice", de Walter M. Miller. En este relato asistimos a los infructuosos esfuerzos de los humanos para reducir a un robot militar cuya sistema de identificación amigo/enemigo ha quedado averiado. El robot, destinado a la defensa de unas excavaciones estratégicas en la Luna, es un perfecto ejemplo de los peligros derivados de la construcción de máquinas de guerra inteligentes: simplemente se limita a cumplir inexorablemente con su programa, con la máxima eficiencia y sin considerar en ningún momento que está exterminando a su creador, puesto que en su universo, y debido a la avería que padece, solamente existen ya enemigos. Un argumento muy parecido a este aparece en el relato de Lem "Setauro": la única diferencia es que al final, el robot de Lem acaba por proteger a un humano de la destrucción (resultando a su vez destruido en el proceso) mientras que en el relato de Miller el robot continua imperturbable su ronda por las planicies lunares... buscando enemigos de una guerra ya finalizada.

Soldados sin alma


Tik Tok tan sólo era un sirviente doméstico. Pero ¿y si la máquina que se averiase ocupase una posición más poderosa?. En "Defecto en el pecho", de Idris Seabright, aparece un robot psicólogo averiado que se dedica a repartir los más estrafalarios consejos a sus clientes. Sin embargo, una de las aproximaciones más estremecedoras a este problema la tenemos en "Yo te hice", de Walter M. Miller. En este relato asistimos a los infructuosos esfuerzos de los humanos para reducir a un robot militar cuya sistema de identificación amigo/enemigo ha quedado averiado. El robot, destinado a la defensa de unas excavaciones estratégicas en la Luna, es un perfecto ejemplo de los peligros derivados de la construcción de máquinas de guerra inteligentes: simplemente se limita a cumplir inexorablemente con su programa, con la máxima eficiencia y sin considerar en ningún momento que está exterminando a su creador, puesto que en su universo, y debido a la avería que padece, solamente existen ya enemigos. Un argumento muy parecido a este aparece en el relato de Lem "Setauro": la única diferencia es que al final, el robot de Lem acaba por proteger a un humano de la destrucción (resultando a su vez destruido en el proceso) mientras que en el relato de Miller el robot continua imperturbable su ronda por las planicies lunares... buscando enemigos de una guerra ya finalizada.


Otra aproximación al problema del robot militar lo tenemos en "El alma del coronel 607" de Gary Kilworth. En el futuro, la guerra se ha convertido en un juego. Las batallas son libradas por robots y los humanos actúan como dioses en el campo de batalla, mientras sus máquinas se destrozan sobre el fango. Uno de los dioses introduce una mejora de diseño destinada a mejorar la competitividad de sus máquinas: las dota de mayor inteligencia. Como resultado de ello, uno de los robots adquiere conciencia de sí mismo... y empieza a preguntarse porque él y los suyos están destrozándose sobre un campo de batalla para deleite de unos dioses que sólo disfrutan con su sufrimiento.


En "Impostor", de Dick, encontramos una interesante variante de guerrero: el espía que con apariencia humana se infiltra en la sociedad para llevar a cabo su misión. Pero la obra más emblemática sobre este tema es su estremecedor relato "La segunda variedad", recientemente llevado al cine bajo el titulo de "Screamers". "La segunda variedad" parte de una situacion de guerra en la que uno de los bandos ha desarrollado un arma terrible: la mina robot. Primitivamente, estas minas eran simplemente dispositivos autorreplicantes que liberados en el campo de batalla eran capaces de buscar los materiales necesarios para reproducirse... o liquidar a cualquier ser vivo que no poseyese la identificación electrónica adecuada. Con estos parámetros de diseño, eran de por sí un arma terrible. Pero los diseñadores fueron más lejos, y les dieron la capacidad de evolucionar. Y ahora, en ese mundo desolado, nada es lo que parece: un soldado herido puede convertirse en una terrorífica arma vengadora y un inocente niño, en un terrible robot asesino capaz de arrasar sin misericordia cualquier instalación humana que pudiera llegar a acogerle. Y las máquinas van cada vez más y más lejos: las ultimas variedades ya no distinguen entre amigos y enemigos y muestran una clara voluntad de heredar ellas mismas la Tierra... mientras que exteriormente resultan completamente indistinguibles de aquellos humanos a los que exterminan.

"La segunda variedad" y su continuación, "El mundo de Jon", constituyen junto con el relato de Ellison "No tengo boca y debo gritar", las fuentes de las que beben las películas "Terminator" (1984) y "Terminator 2: el día del juicio" (1991), ambas de James Cameron y que se han convertido en hitos indispensables del género. En la primera de ellas un robot con apariencia humana, magníficamente interpretado por Arnold Schwarzenegger, llega del futuro con el encargo de asesinar a la madre de líder de la resistencia humana contra Skynet, un ordenador basado en la máquina de Ellison que ha estado a punto de exterminar a la humanidad mediante una guerra nuclear tras alcanzar la autoconsciencia. El Terminator es el arma antipersonal perfecta: casi indestructible, recubierto de carne y con apariencia humana, es capaz de infliltrarse entre los humanos y eliminarlos sin piedad. Sólo los perros pueden detectar la presencia del acero bajo la piel. Un soldado humano le pisa los talones con el encargo de frustrar la misión del robot asesino y permitir el nacimiento del líder capaz de guiar la lucha de la humanidad contra la máquina genocida. En la continuación, en la que la influencia de "El mundo de Jon" es más notable, aparece un robot todavía más sofisticado: el T-1000, construido a base de metal líquido y capaz de adoptar cualquier forma y superar cualquier obstáculo. Nada puede interponerse en el camino de este robot, que puede simplemente ser considerado como el arma perfecta.

--Venom 18:35 30 jul, 2007 (CEST)