Deep Impact (Película)

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Mimi Leder (1998)

Sinopsis:

Director: Mimi Leder
Guión: Bruce Joel Rubin, Michael Tolkin, John Wells
Fotografía: Dietrich Lohmann
Música: James Horner
Montaje: David Rosenbloom
Reparto: Robert Duvall (Spurgeon Keeney), Téa Leoni (Jenny Lerner), Elijah Wood (Leo Beiderman), Vanessa Redgrave (Robin Lerner), Maximiliam Shell (Jason Lerner),

El filón:

La noticia del impacto de un cometa sobre la superficie de la Tierra sería un acontecimientos sin igual en la historia. Todo esto daría lugar a una gran cantidad de especulaciones.

La Humanidad sabría de antemano que su futuro está comprometido, miles de millones de personas comprenderían que pueden morir, que esta muerte tiene una fecha y una hora, que puede que no haya futuro para ellos ni para sus hijos... Las escenas que se derivarían de este conocimiento serían imposibles de imaginar: fútiles actos heroicos se mezclarían con los crímenes y saqueos de quienes saben que no habrá un mañana para recibir castigo por sus actos.

Si hubiera que elegir a unos pocos para salvar a la especie humana, ¿quiénes serán esos pocos y bajo qué criterios se elegirán? Ante la idea de salvar el arte y la cultura, ¿tiene sentido dedicar esfuerzo a salvar un cuadro cuando ese mismo esfuerzo podría salvar una vida? O al revés, ¿tiene sentido dejar perder todo el arte y la cultura por salvar unas pocas vidas cuando, de todas formas, van a morir miles de millones?

¿Qué sentirían todas esas personas? ¿Cómo reaccionarían? ¿Cómo se revelaría el ser humano ante esas circunstancias...?

Las posibilidades son ilimitadas.

El resultado:

En 1998 hubo dos películas, Armageddon y Deep Impact , que afrontaron este tema. Ambas son muy diferentes y, en conjunto, demuestran la escasa imaginación y capacidad (salvo algunas escasas excepciones) de los cineastas norteamericanos.

La primera, Armageddon, es una fantasmada en la que un grupo de valientes prospectores de petróleo demuestran a esos sabihondos de la NASA que el norteamericano medio está muy por encima de cualquier otro ser (aunque sea un científico norteamericano). No es más que una historia vana e intrascendente sostenida por sus efectos especiales y unos cuantos nombres famosos.

La segunda, Deep Impact, es la que nos ocupa. Esta película intentó hacer frente a todas los interrogantes planteados más arriba, fracasando totalmente en el intento.

La película pretende ser plausible. Se nota cierto rigor en cómo el Gobierno enfrenta el problema, tratando de evitar el caos y poniendo en marcha una serie de medidas que, en su conjunto, parecen correctas. Pese a ello, hay numerosos errores de bulto (la posibilidad de trazar una órbita precisa a partir de una única medición, la rápidez en llegar hasta el cometa, la facilidad de una nave espacial de alterar su órbita a capricho, la inmediatez en las telecomunicaciones...). Son errores intrascendentes que no afectan a lo que debería ser el núcleo de la historia pero, por esto mismo, demuestran un guión chapucero: si no es necesario para el argumento violentar las leyes de la Física, ¿por qué no hacer que un grupo de científicos supervisen el guión?

Pero los errores más graves se deben a cómo se plantea el tema humano. Una vez más, el cine de Hollywood demuestra su inclinación hacia la lágrima fácil: dramas familiares que quedan olvidados y perdonados, gente que llora y se abraza, pequeños heroes que luchan por salvar a sus seres queridos...

¿Dónde está el llanto por las vidas malgastadas en metas superfluas? ¿Dónde está la gente que muere sola? ¿Dónde están los saqueos, los asesinatos, las violaciones, el pillaje, los barrios arrasados por el fuego...? ¿Dónde está las peleas por la acumulación de alimentos, por un hueco en refugios improvisados? ¿Dónde están los suicidios en masa, la gente que se abraza a religiones inútiles...?

Por supuesto que algo de todo esto se entrevé, pero como telón de fondo y sin mayor peso en la trama. El guión cae en la ingenua idea de que la naturaleza humana es tal que, en el último momento, todo será perdonado y el amor vence a los rencores.

Se trata, pues, de una mala película que afronta un tema que le viene grande a los guionistas y al director. Resulta una pena haber empleado en algo así unos efectos especiales más que aceptables o actores como Morgan Freeman, Elijah Wood o Robert Duvall.