Diferencia entre revisiones de «Blade Runner 2049»
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Esta supeditación de cualquier otro elemento a la estética y la poca fluidez de los diálogos se complementa con la escasa profundidad de los personajes para hacer que el espectador no pueda empatizar con ninguno de los protagonistas. | Esta supeditación de cualquier otro elemento a la estética y la poca fluidez de los diálogos se complementa con la escasa profundidad de los personajes para hacer que el espectador no pueda empatizar con ninguno de los protagonistas. | ||
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Esta poca confianza en la inteligencia del espectador se manifiesta una y otra vez a lo largo de las casi tres horas de la película, con pistas demasiado obvias que guían las reflexiones y anticipan los giros de guión, haciendo de la trama algo previsible. | Esta poca confianza en la inteligencia del espectador se manifiesta una y otra vez a lo largo de las casi tres horas de la película, con pistas demasiado obvias que guían las reflexiones y anticipan los giros de guión, haciendo de la trama algo previsible. | ||
Revisión de 10:51 12 oct 2017
| Blade Runner 2049 | |
|---|---|
| Ficha técnica | |
| Título original: | Blade Runner 2049 |
| Nacionalidad: | EE.UU. |
| Estreno 1: | 3 de octubre de 2017 |
| Duración: | 2 h. 44 min. |
| Ficha artística | |
| Dirección: | Denis Villeneuve |
| Guión: | Hampton Fancher, Michael Green (Basdo en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick) |
| Producción: | Broderick Johnson, Andrew A. Kosove, Cynthia Sikes, Bud Yorkin Productor ejecutivo: Ridley Scott |
| Fotografía: | Roger Deakins |
| Música: | Benjamin Wallfisch, Hans Zimmer |
| Reparto: | Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista, Barkhad Abdi, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Edward James Olmos |
| Información suplementaria | |
| Otros datos: | Secuela de Blade Runner, de Ridley Scott |
| Imdb: | Ficha en Imdb |
| Notas: | |
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Denis Villeneuve (2017)
Tabla de contenidos
Las premisas:
Blade Runner 2049 es la secuela de la mítica Blade Runner (Ridley Scott, 1982).
La película plantea un escenario que va más allá de la mera distopía y casi se adentra en los escenarios apocalípticos. Se alude un gran apagón de varios días que acabó con los registros informáticos (acontecimiento narrado en el corto precuela Blade Runner: Black Out 2022) y un colapso ecológico que ha llevado a la creación de granjas de proteínas. Existen también grandes extensiones asoladas por una radiación cuyo origen no se explica y abandonadas, como la antigua Las Vegas.
En este escenario K (Ryan Gosling) es un replicante que trabaja como Blade Runner retirando modelos antiguos ya prohibidos. La película comienza con lo que parece una misión rutinaria: la retirada de un antiguo modelo militar que vive apartado en una granja de proteínas. Sin embargo, el descubrimiento de un cuerpo enterrado lo lleva a algo mucho más peligroso y oscuro relacionado con un caso cerrado en falso treinta años antes.
La película:
Se trata de una película espectacular en lo visual. No sólo por la alta calidad de los efectos visuales o el exquisito detallismo de los decorados, vestuarios o diseños de producción, sino por la búsqueda desde la fotografía de una estética extraña y perturbadora pero muy potente. Esto es evidente en una gran cantidad de planos, que enmarcan con líneas puras elementos casi barrocos.
Sin embargo, la película tiene muy poco más que ofrecer, no en vano hay quien ha dicho de ella que es "espectacular y vacía como un holograma". Así, muchos de los giros de guión carecen de más sentido o justificación que dar ocasión a un plano concreto que, pese a su potencia estética, no aporta nada a la narración. Esto, repetido una y otra vez, alarga el metraje hasta casi tres horas haciendo que la película no solo sea larga, sino que lo parezca. Los diálogos tampoco ayudan a hacer la película cómoda de ver; son rebuscados, forzados, poco naturales y, en el caso de Niander Wallace (Jared Leto) manifiestamente absurdos.
Esta supeditación de cualquier otro elemento a la estética y la poca fluidez de los diálogos se complementa con la escasa profundidad de los personajes para hacer que el espectador no pueda empatizar con ninguno de los protagonistas.
El único personaje en quien se ha realizado un esfuerzo por dotar de conflicto y evolución es el protagonista: K. Que K sea un replicante que sabe que lo es busca profundizar en su psicología y las contradicciones de sus sentimientos, pero lo hace de forma superficial con unas pocas reflexiones explícitas que dejan muy poco margen a la imaginación del espectador, exactamente al contrario de lo que hizo Scott. Así, el espectador se convierte un mero observador de la acción, sin implicación emocional alguna.
Esta poca confianza en la inteligencia del espectador se manifiesta una y otra vez a lo largo de las casi tres horas de la película, con pistas demasiado obvias que guían las reflexiones y anticipan los giros de guión, haciendo de la trama algo previsible.
Resulta interesante (quizá porque es algo que el director se ha olvidado de señalar expresamente) el juego entre K y Joi (Ana de Armas), una inteligencia artificial de cuerpo holográfico que le sirve de compañía. Las acciones de Joi dejan ver que es algo más que un software de entretenimiento y que está dotada de consciencia y sentimientos. Así, la contenida actuación de Gosling ve su contrapunto en una mucho más expresiva de Armas.
Otro aspecto que cabe destacar es el papel de las mujeres en la trama. Es cierto que hay personajes femeninos fuertes como la teniente Joshi (Robin Wright) o interesantes como Joi, pero, en general, las mujeres aparecen como un objeto de disfrute o reclamo. Los anuncios holográficos, las esculturas, el mismo vestuario de las protagonistas busca en todo momento destacar la belleza de los cuerpos y rostros de las actrices elegidas sin que en ningún momento se vea una contraparte masculina.
Incluso el aspecto estético de la película (algo que se da por supuesto en un film en el que se adivina una fuerte implicación de Ridley Scott) resulta ensombrecido por el hecho de que muchos de los planos, especialmente el principio y el final, sean calcos de la película original, arrebatándole así cualquier posibilidad de frescura o innovación.
Se trata, en definitiva, de un ejercicio estético extraordinario y excepcional que, pese a su falta de contenido, se ha alargado más allá de lo razonable.
Esto no se debería haber hecho.
