Diferencia entre revisiones de «El último hombre (Mary Shelley)»
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+ | Sin embargo, una pandemia empezará a extenderse por todo el mundo, diezmando la población, colapsando el comercio y la economía. | ||
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− | + | La novela está dividida en tres libros, precedidos por una introducción. Esta introducción emplea de una manera curiosa el recurso del “manuscrito encontrado…”, al sugerir que la historia es una novelización de unas predicciones futuras realizadas por la sibila de Nápoles. A partir de aquí, la estructura de la narración es lineal, un seguimiento de la vida del protagonista, si bien hay abundantes historias breves anidadas con naturalidad. | |
− | == | + | El primer libro narra la ascensión de Verney, la creación del grupo de amigos y sus años de felicidad. Termina con la primera nube borrascosa que anticipa lo que se avecina, cuando Perdita (hermana de Verney) y Raymond se separan. |
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+ | A partir de ese momento, la novela se vuelve cada vez más oscura y pesimista, aspectos por los que fue rechazada. La pandemia es imparable. En el futuro imaginado por Shelley la medicina no es mucho más avanzada que en su presente, por lo que, a partir de cierto punto, la extinción del ser humano parece inevitable. | ||
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+ | A poco que se conozca la biografía de la autora, se percibe que la novela es bastante autobiográfica y que el tema de la pérdida es un reflejo de sus propias pérdidas personales. La novela fue escrita cuatro años después de la muerte de Percy Bysshe Shelley, ahogado en 1822. Dos años después, en 1824, moría Lord Byron, íntimo amigo de ambos. En 1822 también había muerto Allegra, la hija de Byron y Claire, la hermanastra de Mary. En cuanto a los hijos de la propia Mary con Shelley, tres había muerto a muy temprana edad y solo sobrevivía uno. En muy poco tiempo Mary había visto destruido su círculo íntimo por pérdidas consecutivas, como en la novela. En cierta manera, la obra es un lamento ficcionado de estas pérdidas reales. Así, toda la novela es casi una oda a Shelley, que se encarna en el extraordinario Adrián, mientras que Lord Raymond, por su parte, se inspira en Byron. | ||
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+ | Así, Raymond morirá como un héroe en la guerra de Grecia contra Turquía y este hecho estará simbólicamente relacionado con el surgimiento de la enfermedad (Byron murió no en batalla, sino de unas fiebres mal tratadas). Adrian, por su parte, será la encarnación del gobernante filantrópico y capaz y toda la novela ensalza su figura, su capacidad de trabajo y sacrificio. Lionel Verney, alter ego de la autora, verá su vida radicalmente cambiada al conocer a Adrian, y sufrirá las continuas pérdidas con resiliencia y resignación. Aún cuando el futuro parezca no ofrecer ninguna esperanza, Vernie y sus compañeros, de la mano de Adrian, buscarán maneras de apreciar el presente, la mutua compañía, la amistad, la contemplación filosófica y la naturaleza. Frente a la violencia y la intransigencia opondrán el diálogo y el perdón, la comprensión del contrario y la empatía. | ||
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+ | La melancolía impregna la obra, eminentemente romántica. El lenguaje es evocador, con una prosa descriptiva y detallada que sumerge al lector en la atmósfera post-apocalíptica de la pandemia. Son frecuentes las reflexiones filosóficas, que sirven a Shelley para hacer una crítica a la guerra y la política imperialista. En contra del pensamiento predominante, la autora no concede ninguna supremacía a la cultura occidental y la muerte, gran igualadora, coloca en su sitio todos sus pretendidos avances. | ||
− | + | En última instancia, la obra es esencialmente humanista y en este escenario de desolación total sobrepone valores como la compasión y la solidaridad como signos de identidad de la verdadera humanidad. | |
− | + | === Ciencia y ficción: === | |
− | + | La obra es sorprendentemente moderna en cuanto a su concepción de las posibilidades de un género, la [[ciencia ficción]], que todavía no había sido nombrado, pero que Shelley manejó con naturalidad y valentía. | |
− | + | Por supuesto, están los aspectos formales, como su ambientación futurista y la selección de un [[nóvum]], la plaga apocalíptica, que luego sería habitual. Pero es precisamente su enfoque humanista el que hace que esta obra siga siendo relevante dos siglos más tarde. Ante la amenaza global Shelley explora la reacción de la [[sociedad]] y del individuo, sin inmovilizarse en la fría [[especulación]] o banalizar el escenario con una sucesión de aventuras. A través del mundo imaginado, habla del ser humano, de sus posibilidades de perfeccionamiento y de sus errores. | |
− | + | Por lo demás, la descripción de algunos elementos tecnológicos sirve de recurso para hacer el pacto de ficción más creíble, dando algo de entidad propia a ese futuro. Es cierto que Mary Shelley no se muestra demasiado aventurera en este aspecto, y su futuro distante es en gran medida una continuidad del presente que vivía. El barco de vapor es habitual, así como el uso de globos aerostáticos, lo que ha agilizado los viajes y el comercio. En cuanto a la epidemia, se describen algunos mecanismos de expansión de manera correcta, e incluso algunos conocimientos sobre el funcionamiento de la vacunación. En esto demuestra la autora estar al día de los avances culturales de su época: Robert Fulton había botado el "Clermont" en el río Hudson en 1807 y Edward Jenner había publicado sus trabajos sobre la vacuna de la viruela en 1798. Por su parte, los globos aerostáticos eran populares a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Todo ello considerado, el mundo imaginado en la obra no se distingue precisamente por su progreso científico y, de hecho, se muestra muy poco eficaz al combatir la pandemia. En lo político Shelley es bastante más audaz, al imaginar que Inglaterra optaría pacíficamente por abolir la monarquía y volver a tomar un gobierno parlamentario con un Lord Protector elegido democráticamente. | |
+ | En conjunto, una obra notable, injustamente olvidada. | ||
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Última revisión de 20:29 9 feb 2025
- Nota: Este artículo se refiere a la novela de Mary W. Shelley. Para otros usos ver El último hombre.
El último hombre (Mary Shelley) | |
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Autor: | Mary W. Shelley |
Otros títulos: | |
Datos de primera publicación(1): | |
Título original: | The Last Man |
Revista o libro: | The Last Man |
Editorial: | Henry Colburn |
Fecha | Febrero de 1826 |
Publicación en español: | |
Publicaciones(2): | El último hombre |
Otros datos: | |
Saga: | |
Premios obtenidos: | |
Otros datos: | |
Fuentes externas: | |
Tercera Fundación | Ficha |
ISFDB | Ficha |
Otras fuentes | |
Notas: | |
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Mary W. Shelley (1826)
El último hombre es una novela apocalíptica escrita por Mary Wollstonecraft Shelley en 1926, una de las primeras en este género. En su momento fue mal acogida en su momento y permaneció olvidada hasta su segunda publicación ya en pleno siglo XX.
Tabla de contenidos
Sinopsis:
Lionel Verney es hijo de un noble caído en desgracia en la Inglaterra de finales del siglo XXI. Tras quedar huérfano a los cinco años, crece sin educación, casi sin civilización, hasta que es rescatado por Adrian, hijo del antiguo rey de Inglaterra. Bajo la tutela del culto y filantrópico Adrian, Verney entrará en la alta sociedad, conocerá al ambicioso Lord Raymond, con quien también trabará amistad, se casará con Idris, la hermana de Adrian… Durante algún tiempo disfrutará de bonanza y felicidad. Sin embargo, una pandemia empezará a extenderse por todo el mundo, diezmando la población, colapsando el comercio y la economía.
La novela:
La novela está dividida en tres libros, precedidos por una introducción. Esta introducción emplea de una manera curiosa el recurso del “manuscrito encontrado…”, al sugerir que la historia es una novelización de unas predicciones futuras realizadas por la sibila de Nápoles. A partir de aquí, la estructura de la narración es lineal, un seguimiento de la vida del protagonista, si bien hay abundantes historias breves anidadas con naturalidad.
El primer libro narra la ascensión de Verney, la creación del grupo de amigos y sus años de felicidad. Termina con la primera nube borrascosa que anticipa lo que se avecina, cuando Perdita (hermana de Verney) y Raymond se separan.
A partir de ese momento, la novela se vuelve cada vez más oscura y pesimista, aspectos por los que fue rechazada. La pandemia es imparable. En el futuro imaginado por Shelley la medicina no es mucho más avanzada que en su presente, por lo que, a partir de cierto punto, la extinción del ser humano parece inevitable.
Seudo biografía:
A poco que se conozca la biografía de la autora, se percibe que la novela es bastante autobiográfica y que el tema de la pérdida es un reflejo de sus propias pérdidas personales. La novela fue escrita cuatro años después de la muerte de Percy Bysshe Shelley, ahogado en 1822. Dos años después, en 1824, moría Lord Byron, íntimo amigo de ambos. En 1822 también había muerto Allegra, la hija de Byron y Claire, la hermanastra de Mary. En cuanto a los hijos de la propia Mary con Shelley, tres había muerto a muy temprana edad y solo sobrevivía uno. En muy poco tiempo Mary había visto destruido su círculo íntimo por pérdidas consecutivas, como en la novela. En cierta manera, la obra es un lamento ficcionado de estas pérdidas reales. Así, toda la novela es casi una oda a Shelley, que se encarna en el extraordinario Adrián, mientras que Lord Raymond, por su parte, se inspira en Byron.
Así, Raymond morirá como un héroe en la guerra de Grecia contra Turquía y este hecho estará simbólicamente relacionado con el surgimiento de la enfermedad (Byron murió no en batalla, sino de unas fiebres mal tratadas). Adrian, por su parte, será la encarnación del gobernante filantrópico y capaz y toda la novela ensalza su figura, su capacidad de trabajo y sacrificio. Lionel Verney, alter ego de la autora, verá su vida radicalmente cambiada al conocer a Adrian, y sufrirá las continuas pérdidas con resiliencia y resignación. Aún cuando el futuro parezca no ofrecer ninguna esperanza, Vernie y sus compañeros, de la mano de Adrian, buscarán maneras de apreciar el presente, la mutua compañía, la amistad, la contemplación filosófica y la naturaleza. Frente a la violencia y la intransigencia opondrán el diálogo y el perdón, la comprensión del contrario y la empatía.
La melancolía impregna la obra, eminentemente romántica. El lenguaje es evocador, con una prosa descriptiva y detallada que sumerge al lector en la atmósfera post-apocalíptica de la pandemia. Son frecuentes las reflexiones filosóficas, que sirven a Shelley para hacer una crítica a la guerra y la política imperialista. En contra del pensamiento predominante, la autora no concede ninguna supremacía a la cultura occidental y la muerte, gran igualadora, coloca en su sitio todos sus pretendidos avances.
En última instancia, la obra es esencialmente humanista y en este escenario de desolación total sobrepone valores como la compasión y la solidaridad como signos de identidad de la verdadera humanidad.
Ciencia y ficción:
La obra es sorprendentemente moderna en cuanto a su concepción de las posibilidades de un género, la ciencia ficción, que todavía no había sido nombrado, pero que Shelley manejó con naturalidad y valentía.
Por supuesto, están los aspectos formales, como su ambientación futurista y la selección de un nóvum, la plaga apocalíptica, que luego sería habitual. Pero es precisamente su enfoque humanista el que hace que esta obra siga siendo relevante dos siglos más tarde. Ante la amenaza global Shelley explora la reacción de la sociedad y del individuo, sin inmovilizarse en la fría especulación o banalizar el escenario con una sucesión de aventuras. A través del mundo imaginado, habla del ser humano, de sus posibilidades de perfeccionamiento y de sus errores.
Por lo demás, la descripción de algunos elementos tecnológicos sirve de recurso para hacer el pacto de ficción más creíble, dando algo de entidad propia a ese futuro. Es cierto que Mary Shelley no se muestra demasiado aventurera en este aspecto, y su futuro distante es en gran medida una continuidad del presente que vivía. El barco de vapor es habitual, así como el uso de globos aerostáticos, lo que ha agilizado los viajes y el comercio. En cuanto a la epidemia, se describen algunos mecanismos de expansión de manera correcta, e incluso algunos conocimientos sobre el funcionamiento de la vacunación. En esto demuestra la autora estar al día de los avances culturales de su época: Robert Fulton había botado el "Clermont" en el río Hudson en 1807 y Edward Jenner había publicado sus trabajos sobre la vacuna de la viruela en 1798. Por su parte, los globos aerostáticos eran populares a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Todo ello considerado, el mundo imaginado en la obra no se distingue precisamente por su progreso científico y, de hecho, se muestra muy poco eficaz al combatir la pandemia. En lo político Shelley es bastante más audaz, al imaginar que Inglaterra optaría pacíficamente por abolir la monarquía y volver a tomar un gobierno parlamentario con un Lord Protector elegido democráticamente.
En conjunto, una obra notable, injustamente olvidada.