Y: El último hombre

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Nota: Este artículo se refiere al cómic de Brian K. Vaughan y Pia Guerra. Para otros usos ver El último hombre.

Y: El último hombre
Datos de publicación:
Título original: Y: The Last Man
Fecha de publicación: septiembre 2002
Guión: Brian K. Vaughan
Dibujo/Tinta: Pia Guerra (y otros)
Color: Pamela Rambo, Zylonol.
Editorial: Vertigo (DC Comics)
Otros datos:
Premios obtenidos: Premio Eisner
Dolmen Editorial
Otros datos: 60 números, recopilados en 10 volúmenes. Más de 2000 páginas

Brian K. Vaughan y Pia Guerra (2002 - 2008)

El escenario y sus premisas:

Yorick es un joven con las ideas poco claras y una evidente falta de madurez. Ha estudiado para ser azafato de vuelo, tiene como hobby la práctica del escapismo y se ha comprometido, mientras deja correr el tiempo en espera de que su novia vuelva de Australia, en el entrenamiento temporal de un mono capuchino, al que ha llamado Ampersand, objetivo que claramente le supera. En definitiva, no tiene idea alguna de qué quiere hacer con su vida.

Esta falta de determinación aparentemente terminará cuando una misteriosa plaga, repentina e inexplicable, acabe con todo los seres del planeta portadores del cromosoma Y en el mismo preciso instante, dejándole a él como el último hombre vivo.

El guión:

Yorick no tardará en tomar la decisión de emprender el peligroso viaje que le llevará desde su Nueva York natal hasta Australia en la búsqueda de su novia, despreocupándose de las preguntas esenciales que el mismo lector no puede dejar de hacerse: ¿Qué ha causado la plaga? ¿Por qué él y Ampersand son aparentemente los únicos machos supervivientes? ¿Tiene cura?

Afortunadamente, terceras personas no tardarán en tomar las riendas de su vida y encaminarla hacia estos objetivos más acuciantes. Y así, a Yorick se le unirá la agente 355 como su guardaespaldas personal y la doctora Allison Mann, experta genetista, reunidos en un compromiso poco claro que mezcla sus diferentes intereses (mantener a salvo a Yorick, estudiarle y buscar a su novia) en un viaje por todo el planeta.

Esta estructura de road movie permitirá atisbar cómo la sociedad ha cambiado abruptamente, debatiéndose entre la caída en el salvajismo propia de los mundos post-apocalípticos o los esfuerzos por poner en marcha una nueva sociedad íntegramente formada por mujeres mientras se espera una respuesta al problema de la supervivencia de la especie. Veremos a las peligrosas amazonas, grupos de motoristas al más puro estilo Mad Max, asistiremos a duelos en el Capitolio por hacerse con los restos del poder político centralizado, el resurgir de la piratería, las luchas internacionales por hacerse con Yorick o con su mono cuando los restos de la maquinaria de espionaje descubra que han sobrevivido, y numerosos casos individuales de fuertes mujeres que tratan de recomponer lo perdido, poniendo en marcha barcos, trenes, sistemas eléctricos, mercados, cosechas, granjas...

Los personajes:

El punto fuerte de K. Vaughan como guionista es, sin duda, la creación de personajes. Si bien toda la historia gira en torno a Yorick y su proceso de maduración a lo largo de los varios años que dura el viaje (estamos ante una bildungsroman en toda regla), Vaughan y Pia Guerra dan un extraordinario peso a los personajes secundarios, todos mujeres de fuerte carácter, pero muy bien definidas y diferenciadas. Especialmente relevantes son la agente 355, un personaje maravillosamente bien cuidado por ambos creadores; una fuerte antagonista que empezará formando parte de las salvajes amazonas pero que finalmente sea uno de so personajes con un mayor conflicto interno y que más van a evolucionar en la serie.

Final decepcionante, epílogo sobresaliente:

Como ya se ha dicho, pese a sus enormes posibilidades como producto de ciencia ficción especulativa, la serie es básicamente una historia de maduración personal centrada en Yorick, presentada en un escenario muy interesante para la especulación, pero que siempre queda en segundo plano. La plaga es un mero pretexto para poner en marcha el viaje, un verdadero nóvum para el escenario, pero un mero McGuffin para la trama.

En este sentido, el final de la serie resulta un tanto decepcionante, al ofrecer una explicación a la plaga totalmente anticientífica y dejar caer en un súbito desinterés la resolución de este conflicto de fondo. Por contra, la trama personal de Yorick es resuelta de manera muy competente, con una notable cota de dramatismo.

Esto sería en el número 59, ambientado en París y en el año 2008. Pero Vaughan, consciente de cómo cojea un final así, habiendo planteado un escenario tan rico en posibilidades, se saca de la manga un epílogo magistral para el número 60 y sesenta años en el futuro (2068 a la sazón), con numerosos flash-back a lo ocurrido entre ambas fechas. Un capítulo muy emocional pero también esperanzador, en el que podemos incluso vislumbrar una futura utopía.

Referencias e influencias de otras obras de ciencia ficción:

Un aspecto importante en la creación de los contextos del cómic son las numerosas referencias a obras anteriores dentro del género de ciencia ficción.

Por supuesto, hablando de un mundo sin hombres, la primera que se nos viene a la cabeza es Houston, Houston, ¿me recibe? (James Tiptree Jr., 1976). Pero no podemos dejar de mirar más atrás en el tiempo, repasando una larga referencia de obras que relatan la supervivencia de una única persona, última en su especie, en medio de un mundo hostil asolado por una plaga: Soy leyenda (Richard Matheson, 1954), el relato homónimo de Wallace West (1929) e incluso la muy antigua novela de Mary W. Shelley, también homónima, escrita en 1826.

Otras influencias declaradas por Vaughan son Cuando las cosas cambiaron (Joanna Russ, 1972) o la también bastante evidente Hijos de los hombres (P.D. James, 1992).

Todos estos ejemplos, fundamentales para comprender cierto tipo de ciencia ficción muy importante, han dejado su impronta en el contexto del cómic.

La técnica:

No menos importante que el guión de Vaughan es la destreza de la dibujante Pia Guerra para trazar acciones y describir personajes.

El trabajo de Guerra parece sobrio y simple, sin grandes innovaciones ni efectos; pero, al mismo tiempo, aparece repleto de riqueza y detalles.

El dibujo de personajes tiende a lo icónico, una línea clara que resalta lo fundamental en el rostro (ojos, boca...) para que al identificación del personaje sea rápida, pero evita caer en la estereotipación, la serialización de las caras, al menos en la docena de personajes principales. Sí que se percibe este defecto en personajes menos relevantes, llegando a costar distinguir entre algunas mujeres con papeles menores en la saga sin recurrir a sus ropas o modos de habla. Guerra cuida especialmente los detalles narrativos en los personajes, siendo muy característico su tratamiento del pelo, que crece a medida que pasa el tiempo.

Guerra, Pamela Rambo, Zylonol, utilizan colores planos y bien definidos, una característica más que vincula el dibujo a la escuela de la línea clara, al tiempo que un uso excelente de los volúmenes y las sombras, escapando de las restricciones un tanto planas de esta escuela.

El la disposición de la página, el cómic resulta muy cinematográfico, con notable abundancia de viñetas horizontales, especialmente apropiadas para las escenas de acción. También bastante frecuentes son las agrupaciones de tres alargadas viñetas verticales utilizadas para la descripción narrativa, instante a instante, siempre mediante diálogos.

El único texto no dialogado aparece en otra viñeta muy característica de esta serie, la viñeta situacional, un rectángulo totalmente negro y apaisado que ocupa entre un quinto y un sexto de la página y que refiere el sitio y el momento de la acción que introduce (Nueva York, ahora). Un recurso que hemos visto ampliamente utilizado en televisión.

Esto, unido al uso constante del recurso de guión del cliffhanger (ese suspense al final de cada capítulo que mueve al lector a querer leer más), hacen que Y: El último hombre, sea un producto fuertemente emparentado con la televisión.

Conclusión:

Sin duda un cómic notable, al margen de géneros, que se caracteriza por su solidez tanto en el guión como en el dibujo antes que por su innovación. Una historia que se puede disfrutar enormemente gracias a la profusión de caracteres realistas y fuertes, con cierto regusto clásico muy reconfortante, pero dinámica en lo narrativo.

Guía de lectura:

  • Y, el último hombre (#1-5 USA)
  • Ciclos (#6-10 USA)
  • Un pequeño paso (#11-15 USA)
  • Comedia y tragedia (#16-17 USA)
  • Palabra clave (#18-23 USA)
  • El anillo de la verdad (#24-31 USA)
  • Chica con chica (#32-36 USA)
  • Muñecas de papel (#37-42 USA)
  • Dragones en el kimono (#43-48 USA)
  • Madre Patria (#49-54 USA)
  • Cómos y porqués (#55-60 USA)

Premios:

Obtenidos:

  • 2005: Premio Eisner a mejor guionista a Brian K. Vaughan por Ex Machina, Y: El último hombre y Runaways
  • 2008: Premio Eisner (2) a mejor serie y mejor dibujo y entintado a Pia Guerra/Jose Marzan, Jr.
  • 2008: VIII Premios de la Crítica de Dolmen Editorial a mejor guionista extranjero

Finalista:

  • 2007: VII Premios de la Crítica de Dolmen Editorial a mejor autor extranjero
  • 2009: Premio Hugo a mejor historia gráfica por Whys and Wherefores (Cómos y porqués #55-60)