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Como decíamos, Valentina es un icono cultural de vanguardia antes que un personaje de ciencia ficción. Sin embargo, su origen está enraizado en este género y en algunas de sus obras populares, como los cómics de los años treinta y, sobre todo, en la obra de [[Julio Verne]].
 
Como decíamos, Valentina es un icono cultural de vanguardia antes que un personaje de ciencia ficción. Sin embargo, su origen está enraizado en este género y en algunas de sus obras populares, como los cómics de los años treinta y, sobre todo, en la obra de [[Julio Verne]].

Revisión de 12:07 11 oct 2019

Valentina
Datos de publicación:
Título original: El eternauta
Fecha de publicación: 4 de septiembre de 1965
Guión: Guido Crepax
Dibujo/Tinta: Guido Crepax
Color: B/N
Editorial: '
Otros datos:
Premios obtenidos:
Otros datos: Publicado por entregas, en la revista Linus.

Guido Crepax (1965)

Valentina es un cómic icónico de los años sesenta y setenta, que se empezó a publicar por entregas en la revista italiana Linus, a partir del número 2.

Aunque, en principio, el personaje de Valentina no se asocia con la ciencia ficción, lo cierto es que sus inicios están muy vinculados a este género.

La serie y el personaje:

Valentina es un personaje con una vida longeva. Su primera aparición data de 1965 e inicialmente no parecía estar destinada a ser la protagonista de la historia. Sin embargo, Crepax enseguida comenzó a interesarse por las posibilidades que un personaje femenino e independiente ofrecía, especialmente en el ambiente culturalmente dinámico, floreciente y progresista de la Italia vanguardista de esa época.

Valentina es una fotógrafa polivalente de reconocido prestigio y talento y su trabajo la relaciona con las principales figuras políticas y -sobre todo- artísticas de su época. Esto y su inmersión en una subcultura abierta en lo sexual propició que Crepax creara un trabajo repleto de referencias culturales que van desde la pintura y la música hasta el cine o los deportes, al tiempo que exploraba la sexualidad femenina desde un punto de vista que no dejaba de ser sumamente sugerente para el público masculino pero que no cosificaba a la mujer y que abordaba esta sexualidad con audacia y respeto.

Crepax podía haberse limitado a explotar un personaje que podía ser considerado un icono sexual. Por el contrario, a lo largo de varias décadas, fue matizando y desarrollando el carácter de la protagonista casi en tiempo real, haciéndola madurar y evolucionar.

El resultado es una obra aparentemente sencilla en su argumento, pero compleja en sus matices. Con frecuencia Crepax fue acusado de ser un mediocre guionista, cuando lo cierto es que su búsqueda de la vanguardia y su imitación de algunas referencias en el cine le impulsaban por caminos menos convencionales, donde la fantasía personal y lo cotidiano se mezclan, creando una obra híbrida entre el neorrealismo y el subrealismo.

En cuanto al apartado gráfico, Crepax ofrece un dibujo estilizado y preciso, extremadamente limpio, que acaricia la belleza de las figuras sin desproveerlas de su realidad. Su composición de página evoluciona rápidamente desde el clasicismo de las primeras historias a distribuciones más dinámicas que juegan con el ritmo y la plasticidad de los escenarios.

Sobre esto, hay que señalar que Crepax tenía ya una sólida carrera como ilustrador y publicista, con premios como la Palma de Oro de Publicidad por sus dibujos para una campaña para Shell en 1959. Este domino de la ilustración se aprecia en su dibujo de la viñeta, capaz de proponer enfoques y cuadros muy diversos; así como en el echo de que la narración se realiza con frecuencia a través de las propias imágenes, yuxtaponiendo instantes, antes que con el texto.

En definitiva, una obra sobresaliente.

Origen de ciencia ficción:

Como decíamos, Valentina es un icono cultural de vanguardia antes que un personaje de ciencia ficción. Sin embargo, su origen está enraizado en este género y en algunas de sus obras populares, como los cómics de los años treinta y, sobre todo, en la obra de Julio Verne.

La curva de Lesmos, la primera historia de Valentina, empezada a publicar en el número 2 de Linus, nos presenta inicialmente a un protagonista masculino, Philip Rembrandt, alias Neutrón, un hombre con la capacidad de paralizar con la mirada, una mezcla entre Mandrake (1934) y El hombre enmascarado (1936).

Por supuesto, Neutrón se dedica a combatir el crimen gracias a sus poderes mentales. En la primera historia, ayudado por Valentina, conseguirá desmantelar una organización que se dedica a atentar contra hombres acaudalados.

Tras esta primera historia, de corte casi convencional y deudora de los cómics referidos, Crepax inició un interesante arco argumental, Los subterráneos (1965-1966), una epopeya que nos recuerda Viaje al centro de la Tierra (Verne, 1864), pero también a la saga de Pellucidar (1914-1963) de Edgar Rice Burroughs.

Crepax continuaría explorando este mundo imaginario y la vinculación entre Rembrandt y Valentina con El descenso 1966 y terminaría de atar los cabos que relacionan los poderes de Philip y los de los misteriosos subterráneos en Valentina intrépida (1975).