Diferencia entre revisiones de «Un mundo feliz (Serie)»

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Si el Nuevo Londres del comienzo de la serie es una buena adaptación de lo imaginado por Huxley, la imagen de las tierras bárbaras donde viven los salvajes ha sido actualizada para transformarla en una forma de parque temático con los salvajes interpretando papeles de teatro que se ajustan a lo que los habitantes de Nuevo Londres esperan ver, pero que resulta básicamente falso. Esta actualización es adecuada; a fin de cuentas, Huxley no podía haber imaginado en 1932 los parques temáticos, que es exactamente lo que las tierras bárbaras son en esta versión.
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Sobre estas premisas, y con el fin de lograr una trama que sirva de soporte a una serie, se construyen nuevos hilos, como subtramas de rebelión en las tierras bárbaras y entre los épsilon, y otro sobre los constructores de la nueva sociedad.
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Las interpretaciones y actualizaciones son necesarias (no en vano la serie es casi un siglo posterior a la obra original). Sorprende por acertada la actualización estética. El vestuario y, sobre todo, la [[Arquitectura en la ciencia ficción|arquitectura]] reflejan la idea de una sociedad fría y deshumanizada, con espacios amplios y diáfanos en los que los principales materiales son el hormigón visto, el acero cromado, el vidrio y las maderas claras, en un estilo empleado en muchas otras obras y que es ya un [[Estereotipos|estereotipo]] pero que, precisamente por eso, es efectivo.
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La serie añade también una [[tecnología]] de [[realidad aumentada]] que sirve para acceder y comunicar a todos los ciudadanos, pero también de localización. Se trata de una tecnología que Huxley no podía haber imaginado pero que se adapta perfectamente al escenario actualizado donde se desarrolla la serie.
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Si las adaptaciones estéticas han sido acertadas, los personajes no han tenido igual suerte.
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La serie da mucho más peso a John, el salvaje, cuya presencia se muestra como desestabilizadora. La serie sigue su proceso de adaptación a Nuevo Londres, pero también su asimilación a una sociedad que, por su propio hedonismo, no tarda en encontrarlo aburrido. La serie lo muestra también entablando contacto con los épsilon, a los que transmite la idea de descontento.
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Mucho peor tratado ha sido el personaje de Bernard. La serie no consigue sacar partido de su inadaptación ni del poco respeto que le muestran los demás alfas. Sus intereses y motivaciones son erráticos e incoherentes y la credibilidad del personaje se resiente, así como el conflicto amoroso entre él, Janine y John, conflicto que, sin embargo, sí sirve para dibujar la evolución del personaje de Janine.
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Otro aspecto sobre el que merece la pena llamar la atención es el tratamiento del [[Sexo en la ciencia ficción|sexo]]. Las escenas de sexo son constantes, frecuentes y casi explícitas y, aunque esto es perfectamente acorde al espíritu original de la novela de Huxley, conviene tenerlo en cuenta, pues quizá no sea una obra para todas las edades (gente demasiado mayor podría sentirse ofendida).
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El sexo y las [[Drogas en la ciencia ficción|drogas]] son constantes en la serie y, junto con el condicionamiento durante la educación, se muestran como elementos de control social. Sin embargo, y pese a su tratamiento casi explícito del sexo, en este punto la serie parece mostrarse pacata y criticar más el hedonismo mismo que su uso como control social.
  
  

Última revisión de 19:35 21 jul 2020

Nota: Este artículo se refiere a la serie de televisión. Para otros usos ver Un mundo feliz (Desambiguación).

Un mundo feliz (Serie)
Ficha técnica
Título original: Brave New World
Nacionalidad: EE.UU.
Estreno 1: 15 de julio de 2016
Duración: Episodios de 45-50 min.
Ficha artística
Dirección: Varios directores; creador, David Wiener
Guión: Grant Morrison, Brian Taylor y David Wiener, basada en la novela homónima de Aldous Huxley.
Producción: Beewan Athwal, Thomas M. Horton, Chloe Moss
Fotografía: Gustav Danielsson
Música: Jordan Gagne , Jeff Russo
Reparto: Alden Ehrenreich, Jessica Brown Findlay, Harry Lloyd, Nicholle Hembra, Nina Sosanya, Kylie Bunbury, Hannah John-Kamen, Joseph Morgan, Sen Mitsuji, Sophie McIntosh, Kate Fleetwood, Ed Stoppard, Ann Akin, Lara Peake, Demi Moore
Información suplementaria
Otros datos:
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Varios directores; creador, David Wiener (2016)

Se trata de la adaptación a la televisión de la novela homónima de Aldous Huxley, si bien, como es obvio, ha sido notablemente adaptada y actualizada.

Las premisas:

La serie acierta al comienzo a reflejar la sociedad presuntamente utópica que imagina Huxley. Los habitantes de Nuevo Londres son jóvenes, atractivos, disfrutan del sexo y de las drogas en abundancia, y las fuertes diferencias de estátus social entre castas no les resultan problemáticos debido a su condicionamiento; cada ciudadano está convencido de ocupar el mejor lugar en la sociedad.

Si el Nuevo Londres del comienzo de la serie es una buena adaptación de lo imaginado por Huxley, la imagen de las tierras bárbaras donde viven los salvajes ha sido actualizada para transformarla en una forma de parque temático con los salvajes interpretando papeles de teatro que se ajustan a lo que los habitantes de Nuevo Londres esperan ver, pero que resulta básicamente falso. Esta actualización es adecuada; a fin de cuentas, Huxley no podía haber imaginado en 1932 los parques temáticos, que es exactamente lo que las tierras bárbaras son en esta versión.

Sobre estas premisas, y con el fin de lograr una trama que sirva de soporte a una serie, se construyen nuevos hilos, como subtramas de rebelión en las tierras bárbaras y entre los épsilon, y otro sobre los constructores de la nueva sociedad.

La serie:

Las interpretaciones y actualizaciones son necesarias (no en vano la serie es casi un siglo posterior a la obra original). Sorprende por acertada la actualización estética. El vestuario y, sobre todo, la arquitectura reflejan la idea de una sociedad fría y deshumanizada, con espacios amplios y diáfanos en los que los principales materiales son el hormigón visto, el acero cromado, el vidrio y las maderas claras, en un estilo empleado en muchas otras obras y que es ya un estereotipo pero que, precisamente por eso, es efectivo.

La serie añade también una tecnología de realidad aumentada que sirve para acceder y comunicar a todos los ciudadanos, pero también de localización. Se trata de una tecnología que Huxley no podía haber imaginado pero que se adapta perfectamente al escenario actualizado donde se desarrolla la serie.

Si las adaptaciones estéticas han sido acertadas, los personajes no han tenido igual suerte.

La serie da mucho más peso a John, el salvaje, cuya presencia se muestra como desestabilizadora. La serie sigue su proceso de adaptación a Nuevo Londres, pero también su asimilación a una sociedad que, por su propio hedonismo, no tarda en encontrarlo aburrido. La serie lo muestra también entablando contacto con los épsilon, a los que transmite la idea de descontento.

Mucho peor tratado ha sido el personaje de Bernard. La serie no consigue sacar partido de su inadaptación ni del poco respeto que le muestran los demás alfas. Sus intereses y motivaciones son erráticos e incoherentes y la credibilidad del personaje se resiente, así como el conflicto amoroso entre él, Janine y John, conflicto que, sin embargo, sí sirve para dibujar la evolución del personaje de Janine.

Otro aspecto sobre el que merece la pena llamar la atención es el tratamiento del sexo. Las escenas de sexo son constantes, frecuentes y casi explícitas y, aunque esto es perfectamente acorde al espíritu original de la novela de Huxley, conviene tenerlo en cuenta, pues quizá no sea una obra para todas las edades (gente demasiado mayor podría sentirse ofendida).

El sexo y las drogas son constantes en la serie y, junto con el condicionamiento durante la educación, se muestran como elementos de control social. Sin embargo, y pese a su tratamiento casi explícito del sexo, en este punto la serie parece mostrarse pacata y criticar más el hedonismo mismo que su uso como control social.