Diferencia entre revisiones de «Trece a Centauro»

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Última revisión de 18:26 19 oct 2021

Trece a Centauro
Autor: J.G. Ballard
Otros títulos: Trece a Centauri
Datos de primera publicación(1):
Título original: Thirteen to Centaurus
Revista o libro: Amazing Stories
Editorial: Nova Publications
Fecha Abril de 1962
Publicación en español:
Publicaciones(2): Pasaporte a la eternidad
Las voces del tiempo (Antología 1984)
Cuentos completos
Otros datos:
Saga:
Premios obtenidos:
Otros datos:
Fuentes externas:
Tercera Fundación Ficha
ISFDB Ficha
Otras fuentes  
Notas:

  1. De la presente variante. Puede haber variantes anteriores. Consultar la fuente externa para ampliar información.
  2. Publicaciones en español las que la presente variante ha aparecido. Puede haber otras publicaciones de esta misma u otras variantes. Consultar la fuente externa para ampliar información.

J.G. Ballard (1962)

Trece a Centauro es un relato de J.G. Ballard enmarcado dentro de la posibilidad de utilizar naves generacionales para realizar viajes interestelares y los problemas que esto podría acarrear.

Sinopsis:

Abel es un adolescente que ha empezado a cuestionarse la realidad de su mundo. Durante toda su vida ha vivido en la estación, un habitáculo cerrado, junto con otras trece personas -tres familias y el doctor Francis- sin cuestionarse demasiado el propósito o la naturaleza de todo aquello. Pero recientemente ha empezado a tener unas pesadillas inquietantes en las que vislumbra un ardiente disco de fuego, además de constatar, gracias a sus crecientes conocimientos de física, que la estación presenta ciertas anomalías respecto al hipotético comportamiento que debería tener según lo que les han contado.

Cuando expone sus dudas al doctor Francis, éste le revela parte de un gran secreto: la estación es en realidad una nave espacial rumbo a una estrella a la que tardará cientos de años en llegar.

El relato:

Se trata de una de las obras de Ballard de esta época, principios de los años '60, que mejor empieza a anticipar lo que sería la nueva ola.

El relato inicialmente parece situarnos en un escenario de viajes interestelares, una comunidad cerrada embarcada en un viaje generacional que durará más que la vida de cualquiera de los que lo empezaron. El doctor Francis ha implantado un fuerte condicionamiento psicológico, reforzado periódicamente, cuyo objetivo, aparentemente, es crear una ficción que mantenga a la tripulación focalizada, activa, cuerda.

Este primer giro argumental, que ocurren en las primeras páginas, podría muy bien ser el nóvum motor de una obra de Philip K. Dick o una premisa común en otras obras de la edad de oro. Pero Ballard pronto da un segundo giro argumental que abandona la idea de que nos encontramos ante un ser excepcional embarcado en una misión singular. La realidad resulta ser, en cierto modo, más deprimente: la estación espacial no es tal, en realidad siguen en la Tierra, nunca han emprendido el viaje a Centauro.

La forma de tratar esta idea, la del engaño vital, resulta completamente opuesta a cómo podríamos esperarlo de la pluma de Dick. Ballard no aporta héroes en sus historias, Abel pronto queda olvidado y el protagonismo lo toma el doctor y su batalla personal por mantener el proyecto abierto.

En cuanto a la realidad descrita, Ballard nos dice que el viaje espacial puede que no sea una heroica inevitabilidad en el futuro de la humanidad, y traslada el foco de atención del espacio exterior a un espacio interior, el psicológico, a los traumas, dudas y debilidades de los personajes. Los intereses de Ballard ya no gravitan en torno a los temas y héroes campbelianos, sus elevados destinos y epifanías.

Un relato de planteamientos muy interesantes, bien desarrollado y con un gran ritmo, pero que -al prescindir de la catarsis- cierra sin emoción.