The World, the Flesh and the Devil

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¡Atención, spoilers!

Aquí se desvelan detalles de la trama y el argumento


The World, the Flesh and the Devil
Ficha técnica
Título original: The World, the Flesh and the Devil
Nacionalidad: EE.UU.
Estreno 1: 20 de mayo de 1959
Duración: 95 min.
Ficha artística
Dirección: Ranald MacDougall
Guión: Ranald MacDougall basado en la idea original de Ferdinand Reyher (End of the World) y la novela de M.P. Shiel (The Purple Cloud)
Producción: Sol C. Siegel, George Englund y Harry Belafonte para Metro-Goldwyn-Mayer
Fotografía: Harold J. Marzorati (B/N)
Música: Miklós Rózsa
Reparto: Harry Belafonte, Inger Stevens y Mel Ferrer
Información suplementaria
Otros datos: Dirección artística:
Paul Groesse y William A. Horning
Imdb: Ficha en Imdb
Notas:
  1. Fecha de primer estreno. No tiene por qué coincidir con el estreno en salas comerciales o emisión en abierto; puede ser en premieres, festivales u otras formas de distribución reducida o exclusiva.

Ranald MacDougall (1959)

Resulta una atípica película de ciencia ficción para la época en que fue rodada, ya que antes que centrarse en los pros y contras del progreso científico, gira en torno a las relaciones interpersonales y la psicología de sus tres protagonistas.

La trama:

Ralph Burton, un ingeniero de minas negro, está inspeccionando un antiguo pozo clausurado, acontece un derrumbe y se queda atrapado. Consigue comunicar que sigue vivo, pero la única noticia que le llega del exterior es el sonido de las herramientas y la bomba de achique, trabajando para sacarle de allí. Tras cinco días, sin embargo, los sonidos cesan. Ralph teme que le hayan dado por muerto y, desesperado, comienza la excavación por su parte hasta que finalmente consigue salir.

Para su sorpresa, en el exterior no hay nadie. Todo el mundo ha desaparecido y no tarda en encontrar la causa: los periódicos anuncian el fin del mundo debido al veneno radiactivo.

Más tarde, gracias a unas grabaciones de radio, nos enteraremos de que alguna potencia desconocida ha lanzado sodio radiactivo a las capas altas de la atmósfera. Este isótopo tiene una vida media de 53 horas y causa la muerte cinco días tras la exposición. La nube ha asolado todo el planeta y Ralph parece el último hombre vivo.

Aún así, nuestro ingeniero no desespera. Se traslada a Nueva York con la esperanza de encontrar supervivientes. Tras largo tiempo, encontrará a Sarah, una bella y sensible mujer blanca y rubia.

Racismo:

Sin lugar a dudas, este es el tema fundamental de la película, pues el escenario de ciencia ficción no es más que la herramienta que facilita una situación extrema. En medio de una época de segregación racial, la película sugiere algo realmente progresista. El hombre negro y la mujer blanca, en toda lógica, forman en ese contexto una pareja natural (la única posible).

Curiosamente, es Ralph quien muestra unos terribles complejos que impiden progresar la relación. A pesar de que rápidamente se hacen amigos y se aprecian, Ralph mantiene una estricta distancia de clase en varios contextos. Excesivamente respetuoso, se autoimpone un apartheid que sólo puede estar fundado en la inseguridad.

Para el espectador es evidente que Sarah y Ralph se atraen mutuamente y está claro que el hombre debe terminar deponiendo su actitud.

Pero, en la que es baza magistral de este guión, un tercer personaje, otro hombre, aparece en escena para competir por los favores de Sarah.

Ben Thacker es blanco, apuesto, gallardo, seguro de sí mismo, culto… y tiene muy claro que Sarah es la última mujer sobre la Tierra. Sin remilgos, no dudará de sacar ventaja de la tímida actitud del negro, para tratar de tomar la delantera en la conquista de la mujer.

En este momento, todo podía haber devenido en una tragedia, y el guión pasa brevemente por encima de las diversas posibilidades: Ben podía haber alcanzado los favores de Sarah dejando a Ralph resentido. Sarah podía rechazar a Ben y tener un final feliz con Ralph (más seguro de lo que quiere desde que ha visto aparecer en escena a un competidor). Ben, harto de la indecisión de Sarah, podría tomarla por la fuerza…

Pero, a pesar de las circunstancias y de su carácter, Ben demuestra ser una persona inteligente e idealista hasta cierto punto. Así, la solución que le resta para resolver el conflicto es matar a Ralph.

En el final, tremendamente ejemplar, ambos hombres no podrán matarse mutuamente. Mientras Ben, frustrado, arroja su rifle a un lado y se aleja, Sarah corre hacia Ralph y le tiende la mano.

Parece que al juntarse ambas manos, blanca y negra, alcanzamos nuestro final perfecto. Pero aún resta un último gesto de audaz progresismo: Sarah llama a Ben y le tiende la mano también. Y así, los tres se alejan por la calle, la mujer entre los dos hombres, en una imagen que evidencia que acaba de formarse un núcleo familiar atípico, pero que es el más lógico y moral de cuantos eran posibles.

La película:

Sin duda, una obra que merece mucho la pena, aunque en su día no alcanzara excesivo reconocimiento. El guión es sólido y original; la ambientación, muy creíble y el trabajo de los actores notable (especialmente el ligeramente canallesco Mel Ferrer).

Sorprende la economía de medios. Para rodarla sólo hizo falta el trabajo de tres actores (no aparece absolutamente nadie más en toda la película) y la ambientación consiste en un par de apartamentos y un par de exteriores vacíos. Las escenas logísticamente más complicadas son aquellas que muestran los embotellamientos de coches vacíos en las salidas de la ciudad y quizás la escena de un Nueva York nocturno sin iluminación. Una gran muestra de ingenio.

Como anécdota, mencionar que Belafonte, el actor negro, era un famoso cantante y que, como no podía ser de otra manera, interpreta breves canciones en algunos momentos. Nuevamente, esto se revela como un acierto del guión: en ningún momento estas actuaciones parecen fuera de sitio (canta para darse ánimos en la mina, o interpreta un poco la guitarra para entretenerse en medio de una absoluta soledad). Por lo demás, su interpretación es más que solvente.

El enfrentamiento de caracteres con el personaje de Mel Ferrer es soberbio, pues ambos actores resultan muy distintos pero igualmente atractivos, por lo que se puede entender perfectamente las dudas y la decisión final de Sarah.

Premios:

  • 1960: Nominada al Premio Hugo a mejor representación dramática