The Authority

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The Authority
Datos de publicación:
Título original: The Authority
Fecha de publicación: 1999
Guión: Warren Ellis
Dibujo/Tinta: Bryan Hitch
Color: Laura Depuy
Editorial: Wildstorm/DC Comics
Otros datos:
Premios obtenidos: Eagle
Otros datos:

Warren Ellis y Bryan Hitch (1999)

The Authority es un cómic de superhéroes ambientado en el universo de la editorial Wildstorm.

Argumentalmente es la serie sucesora de StormWatch; si bien la nueva serie se puede leer de manera independiente de su predecesora, toma diversos personajes de aquella y hace numerosas referencias.

La trama:

Un grupo de metahumanos extremadamente poderosos decide asumir la protección de la Tierra de amenaces globales, por encima de la política de los gobiernos, en base a la "autoridad superior" que les confieren sus poderes.

El nuevo grupo de superhéroes deberá enfrentarse a amenazas progresivamente más peligrosas, desde el terrorismo global de un genio del mal trasunto de Fumanchú, invasiones desde Tierras paralelas o amenazas de origen cósmico.

Los superhéroes del siglo XXI:

Con gran insistencia por parte de la crítica anglosajona, se ha presentado a The Authority como la renovación y adaptación del género de superhéroes al siglo XXI. Lo cierto, sin embargo, es que no existe ningún elemento claramente novedoso en este producto, lo cual no quiere decir que carezca de mérito.

Estilo visual y narrativo:

En lo argumental, The Authority es descomunal, exagerado, superlativo. Las escenas de destrucción masiva son una constante; la destrucción de lugares emblemáticos de diferentes países, una de sus señas de identidad. Este aspecto, sin embargo, no es más que la traslación al papel de la iconografía de cierto tipo de cine (Independence Day, Roland Emmerich, 1996; Mars Attacks, Tim Burton, 1996; Brigadas del espacio, Paul Verhoeven, 1997; Deep Impact, Mimi Leder, 1998...). En cualquier caso, hay que reconocer el buen hacer del equipo gráfico, que ha sabido adaptar este lenguaje con un soberbio uso de la viñeta panorámica, la narración momento a momento, un cuidado dibujo y un brillante uso del color por ordenador.

La técnica narrativa prioriza lo visual sobre lo escrito, prescindiendo completamente del narrador en off, recurriendo a diálogos escuetos, funcionales. En definitiva, la acción y la espectacularidad toman el control de la obra. Todo ello conduce a un estilo de cómic trepidante, atractivo. Y aún así, el mérito es relativo cuando se constata que en el manga japonés y asiático en general llevaban décadas desarrollando este tipo de cómic de aventuras con estas exactas técnicas. Incluso en el interesante uso del color por ordenador hay que admitir que fue el colorista Steve Oliff quien marcó la tendencia una década atrás, con su magnífico trabajo en la publicación americana de Akira, y que hasta las películas mencionadas beben para su inspiración gráfica de estos grandes mangakas.

Tratamiento de personajes y temáticas:

También se suele aducir que Ellis apostó en la serie por un tratamiento más adulto del estereotipo del superhéroe y se puede apreciar una moral menos bienpensante, con personajes malhablados, duros y extremadamente violentos. Sin embargo, en los primeros arcos argumentales de Ellis (y en los sucesivos de Frank Millar) el tratamiento de personajes destaca por su ausencia. El guionista deja que sean las acciones y las actitudes de los personajes quienes hablen por ellos, evitando la descripción psicológica o cualquier tipo de introspección. En este aspecto, el producto de Ellis no puede estar más alejado de las propuestas de renovación hechas por Alan Moore (Watchmen, 1986) o Frank Miller (Batman: El regreso del Caballero Oscuro, 1986).

Esto no quiere decir que los personajes sean superficiales, aunque estén descritos de manera superficial. De hecho la serie sufrió censura por sus propuestas duras, alejadas del convencionalismo imperante en las factorías americanas. Primero tras el intento de publicación en portada de un beso entre dos de sus protagonistas (pareja homosexual de superhéroes que llega a casarse y a adoptar una hija), y especialmente tras los atentados del 11-S. El culpable de todo esto fue posiblemente Mark Millar, quien recogió el testigo de Ellis en los guiones después de los doce primeros números, y que -manteniendo las señas de identidad de la serie de espectacularidad y violencia- atacó de manera irreverente temas como la desigualdad social o la legitimidad de los gobiernos, atreviéndose a proponer un golpe de estado. En este sentido, las temáticas de fondo (como la corrupción, la agenda oculta, los poderes fácticos, las conspiraciones, la desigualdad de la riqueza...) son postmodernas y reflejan inequivocamente la gradual pérdida de confianza en la bondad de las instituciones que marcan el inicio del siglo XXI.

En todo caso, estos aspectos no dejan de ser propuestas iconoclastas, provocadoras y atrevidas, pero poco desarrollados en el propio cómic, donde la necesidad de narrar la acción no deja espacio para la reflexión, reflexión que queda en manos del lector.

Conclusión:

Un cómic entretenido, visualmente perfecto, referente ineludible al hablar del concepto de cómic cinematográfico. Un cómic de superhéroes que no se toma muy en serio a los propios superhéroes, que lleva el concepto al extremo donde el uso de tales despliegues sólo pueden concluir en la destrucción masiva de ciudades y la muerte de miles de civiles.

Pero sobre todo, y si hemos de creer a la crítica, el origen de la actual plaga de repetitivas sagas violentas donde la espectacular demolición de edificios está asegurada.

Premios:

Obtenidos:

  • 2001: Premio Eagle a historia favorita por The Authority: The Nativity

Finalista: