Reducción de tamaño

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La reducción de tamaño ha sido un tópico de la ciencia ficción casi desde sus orígenes. En cierto modo, Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift, 1726) ya anticipa la idea de un ser humano enfrentado a un mundo de tamaño distinto al suyo. Así, el viaje a Brobdingnag en el que Gulliver es apresado por gigantes es muy similar a la idea de un hombre reducido en un mundo normal.

La reducción de tamaño en la ciencia ficción moderna:

Uno de los primeros ejemplos de reducción real del protagonista lo tenemos en Submicroscópico (S.P. Meek, 1931). En este relato (continuado en Awlo de Ulm, del mismo autor y publicado el mes siguiente) el protagonista construye una máquina que le permite reducirse hasta tamaño submicroscópico para encontrar un mundo habitado por humanos como nosotros. El protagonista detiene su reducción cuando su tamaño es igual que el de estos humanos, por lo que se encuentra en un mundo construido a su escala. De esta forma, estos relatos desaprovechan por completo las posibilidades que ofrece el tema. No se produce un efecto de sorpresa ni se alude al sentido de la maravilla que resultaría de enfrentar al lector a las situaciones que podrían darse de verse en un mundo a una escala mayor que la suya. Simplemente, Meek encuentra una excusa para llevar al protagonista a un escenario de aventura tópico que no aporta nada más que mostrar el racismo de la época. Algo similar ocurre con El hombre que encogió (Henry Hasse, 1936).

El primer intento serio es El hombre menguante (Richard Matheson, 1956). Esta novela y su magnífica adaptación cinematográfica del año siguiente (cuyo guión corrió a cuenta del propio Mathewson) establecieron prácticamente el canon de este tipo de obras. En este sentido, esta obra evidencia el profundo cambio que el género sufrió en los años cuarenta del s. XX, pasando de ser una colección de relatos de aventuras dirigidos a un público juvenil poco exigente a un género, quizá no todavía maduro, pero sí mucho más reflexivo y elaborado en sus premisas.

En 1966 la película Viaje alucinante de Richard Fleischer da una nueva vuelta de tuerca al género. Ya no se trata de enfrentar al protagonista a la disonancia de verse en su propio mundo pero descontextualizado por una diferencia de escala, sino de enfrentarlo a uno nuevo: el interior del cuerpo humano. En esta película, los protagonistas son reducidos al tamaño de bacterias para ser introducidos en el cuerpo de un científico que ha sufrido un daño cerebral no operable por medios tradicionales. Así pues, los protagonistas son introducidos en un submarino para ser reducidos con él e inyectados en el torrente sanguíneo del paciente, en el cual se verán enfrentados a todo tipo de aventuras. Esta obra ha sido parodiada y referencia en numerosas ocasiones, como en el episodio In the Belly of the Boss de la decimosexta temporada de la serie Los Simpson de Matt Groening, en el episodio Parásitos perdidos de la tercera temporada de la serie Futurama (también de Groening) o reinterpretada como en la película El chip prodigioso (Joe Dante, 1987).

La reducción de tamaño como recurso:

La idea de la reducción de tamaño ha sido explotada por la ciencia ficción maravillosa mas que por la especulativa, ya que el escenario apela al sentido de la maravilla del lector o espectador.

La película El increíble hombre menguante sí muestra la sensación de dependencia del protagonista hacia su mujer y cómo esto le resulta difícil de asumir en una sociedad en la que se supone que el marido es el sostén de la familia. Sin embargo, esto es apenas anecdótico; el eje de la película son las escenas como la persecución por parte de un gato o la épica lucha contra la araña, todo un logro técnico del cine de la época.

Un ejemplo magnífico de esto lo tenemos en la película Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989). En esta película cuatro niños son reducidos al tamaño de insectos y arrojados por accidente al cubo de la basura. Para ser rescatados deberán enfrentarse a una peligrosa aventura: cruzar el jardín de atrás, donde se verán enfrentados a hormigas, abejas, aspersores de agua y segadoras de césped. El peso de la película, de nuevo, recae en su correcta realización y en apelar a la sorpresa del espectador, que ve como un simple insecto puede convertirse en un peligroso enemigo.

¿Plausibilidad?

La posibilidad de reducir objetos y personas se enfrenta a numerosos problemas físicos.

La película Cariño, he encogido a los niños se molesta dar un débil atisbo de plausibilidad a la idea: dado que los átomos son, básicamente, espacio vacío (lo que es cierto), la máquina pretende acercar los electrones al núcleo reduciendo su tamaño... lo que es imposible, pero al menos es una excusa.

Pero, aún aceptado esto, surge toda una serie de problemas derivados de la reducción: La masa y por lo tanto el peso son los mismos, por lo que en Cariño, he encogido a los niños Wayne no habría podido cargar con la bolsa de basura (o ésta se habría desfondado), los niños se habrían clavado en la tierra o hubieran aplastado a sus monturas; los receptores de los submarinos en Viaje alucinante o El chip prodigioso habrían tenido varias toneladas en forma de submarino, equipo y personal dentro de su cuerpo, masa que, al tamaño de una bacteria, los habría atravesado limpiamente. La baja capacidad de unos pulmones reducidos no permitiría que entrara el suficiente aire para respirar y, aunque no fuera así, los átomos de los cuerpos reducidos no reaccionarían con los normales (mucho mayores), por lo que todo intercambio de gases sería imposible...

El hombre menguante afirma que se produce una "pérdida de masa", sin embargo, ¿en qué consiste esta pérdida? ¿Cuántos átomos puede perder una proteína, cuántas células puede perder un cuerpo y seguir siendo funcional?

La única forma viable de reducción la aporta Futurama, donde los miembros de la tripulación de Planet Express no serán reducidos, sino que manejarán copias miniaturizadas de sí mismos. Como bien apunta el profesor Farnsworth, conseguir reducir átomos sería muy caro (aparte de imposible), con lo que esta opción resulta mucho más viable técnica y economicamente.